* Geólogo.
Del archivo: La nota de Ríos Gómez, aparecida en Los Andes, el 30 de octubre de 2015 y el histórico informe de Hugo Guillermo Bosque sobre los estudios científicos de mediados del Siglo XX.
Llama poderosamente la atención el total desconocimiento que se tiene sobre nuestros suelos y sobre nuestros ríos de la provincia de San Juan, a propósito de la publicación y reproducción que se ha hecho sobre lo aparecido en una página web www.unidiversidad.com.ar, y firmada por el periodista Jorge Fernández Rojas donde hace referencia al estudio que fue realizado por el Laboratorio de Análisis Instrumental de la Facultad de Ingeniería de la UNCuyo; la responsable del peritaje es la química María Esther Barbeito.
Resulta curioso que no se haya mencionado que en las once (11) muestras tomadas en la cuenca del río Jáchal no se detectó cianuro en ningún lugar y que en las medidas en cursos de agua naturales, la presencia de bacterias son corrientes, ya que los ríos reciben drenajes de lugares donde la presencia de la fauna es muy impactante. Además en ninguna de las muestras tomadas en los sitios de la red de agua potable hubo detección de casos de contaminación. Los valores encontrados cumplen con lo establecido por el Código Alimentario Argentino.
El Jáchal, cuyos afluentes naturales entre otros son el río La Palca y el Blanco, es un río cuyas aguas son muy salobres por naturaleza. De hecho el Blanco recibe las aguas del Salado que viene del límite entre Catamarca y La Rioja, lavando innumerables sedimentos con sulfatos, boratos y carbonatos, cargándose de cloruros mientras drena y lava en la casi totalidad de su longitud, rocas de origen volcánico y sedimentos terciarios salobres.
El río La Palca recibe las aguas de los ríos Taguas y de La Sal. No es muy difícil pensar por qué se llama así.
Si a esto se le suma el arroyo de Iglesia, el cual bordea por el sur la localidad homónima, arroyo cuyo cauce se cruza cuando se accede a Rodeo desde el dique Cuesta del Viento viniendo desde Jáchal, el mismo presenta elevadísimos contenidos de arsénico, el cual hoy desemboca en el dique mencionado y luego escurre por el río Jáchal.
Entonces nos debemos preguntar: ¿De qué tipo de contaminación se está hablando? ¿Sólo de la natural, de lo que va cargando el río en su larguísima cuenca y sus numerosísimos afluentes?
Se debe recordar que estos ríos de alta montaña, en época de deshielo, van con muchísima turbidez, producto de la cantidad de sólidos que llevan disueltos en suspensión (arcillas y sales, fundamentalmente).
Cualquier muestra tomada sea en el río La Palca, en el Blanco o peor aún, próxima a la ciudad de Jáchal, dará valores muy por encima de lo permitido en cloruros, sulfatos, boro, arsénico, manganeso y aluminio (este último proveniente de los materiales arcillosos que lava y transporta en solución).
Por todo este detalle de contenidos salobres, de metaloides y de metales, es que la población de Jáchal se abastece de un acueducto construido entre los años 2008/2009, y que toma el líquido elemento de pozos ubicados en la denominada Pampa del Chañar a unos 20 km al Norte, y que no tienen ninguna relación con el río Jáchal.
El análisis realizado por laboratorios de la UNCuyo, sólo muestra la verdad en contenido de las aguas de un río absolutamente salobre, ya confirmadas por diferentes expediciones realizadas por el Instituto Nacional de Minería y Agricultura, y del Gobierno de San Juan allá por los años 1943, 1944, 1946 (ver "El Río Jáchal y sus aguas salobres" del Dr. H. G. Bosque, 2001. Editado por D&C Visual, Buenos Aires, Junio de 2007).
En ese trabajo y en otros posteriores realizados por el CFI (Consejo Federal de Inversiones) junto al CRAS (Centro Regional de Aguas Subterráneas), hoy Instituto Nacional del Agua (INA) en las décadas del `70 y `80, y más recientemente profesionales de la Universidad de Surrey (2004/2005) en conjunto con profesionales de Río Negro (estudiando la relación boro–salud humana) demostraron el altísimo contenido que el río Jáchal y sus afluentes poseían en boro (promedio de 7,47 mg/l en los ríos Jáchal y Huaco) o río La Palca con 3,44 mg/l, entre otros valores. (Ver Lhon, Ward, Hill, Marcilla y Allende, 2005. Univ. de Surrey, Guildford, Surrey, UK).
Le solicito al lector de esta nota que amablemente compare estos valores en boro con lo que menciona la nota de la Universidad Nacional de Cuyo, y allí podrá darse cuenta cómo se ha pretendido manipular los datos e interpretarlos a la conveniencia de ese autor. Ni qué decir de los valores en cloruros, sulfatos y arsénico que, como ya se comentó, se van enriqueciendo naturalmente en las aguas del río.
Este escueto y rápido análisis que se ha realizado es a los efectos de poder esclarecer no sólo a la opinión pública en general, del contenido del río Jáchal y sus aguas salobres como las titulara el Dr. H. G. Bosque, sino además a todos los medios que se han hecho eco de una nota que tomó una serie de análisis, cuyos resultados provienen de muestras tomadas sobre el río Jáchal y algún afluente de él.
No sabemos si las muestras siguieron un protocolo de muestreo y envase, si fueron recogidas como debe realizarse cualquier toma de muestras, en forma específica y siguiendo procedimientos muy estrictos para preservar sus contenidos, como así también si su transporte y posterior manipulación respetó los protocolos elaborados a tal fin.
De una cosa estamos seguros: los valores provenientes de los resultados, son el contenido natural y normal del Río Jáchal y sus respectivos afluentes.
* Geólogo.