SERGIO RODRÍGUEZ SARMIENTO
¿Qué tanto petróleo y gas se necesita en un mundo en confinamiento? ¿Qué tanto combustible demandarán los países que reactiven sus economías pero con restricciones de hasta el 35 % en la capacidad del transporte público? Parece que no mucho.
El hecho de que en la semana que acaba de terminar el barril de petróleo WTI tuviera un valor negativo de hasta 37 dólares –por primera vez en la historia– se explica porque no hay demanda, y tampoco quién almacene el crudo.
Con ese panorama hay muchas perspectivas que cambian. Una de ellas es qué tanto urge encontrar más petróleo y más gas. Cerrando 2019 y arrancando 2020 los protagonistas de la industria hacían llamados a gritos para poner en marcha prácticas que garantizaran esos combustibles en Colombia, que estaban en riesgo de desabastecimiento en 11 y 6 años para el gas y el petróleo, respectivamente. La solución, hace un par de meses, era el fracking.
Germán Espinosa, presidente de la Cámara Colombiana de Servicios Petroleros (Campetrol), dijo en noviembre de 2019 que para el país sería catastrófico un escenario en el que la única salida fuera importar gas o petróleo: cinco meses después el panorama es bien distinto.
El pasado miércoles, Felipe Bayón, presidente de Ecopetrol, dijo ante la Comisión Quinta de la Cámara de Representantes que la incertidumbre para el sector es tremendamente grande y preocupa el hecho de que exista una caída considerable en la demanda tanto de gas como de petróleo, lo que dibuja un mercado diferente para Ecopetrol y para las empresas del segmento.
En medio de esa intervención Bayón reiteró que los planes que tiene la firma en Colombia para hacer uso de la extracción no convencional (o fracking) se mantienen en el Magdalena Medio, así como las inversiones por 1.500 millones de dólares que lidera la compañía en Estados Unidos para perforar con ese mismo método.
“Seguimos trabajando en el proceso de preparación bajo el marco que ha entregado el Gobierno. Seguimos analizando y se tomarán decisiones con base en información, con base en evidencia científica. Y, como siempre hemos dicho, queremos que sea una pecera en la que todos vean cómo trabajamos; que todas las reglas se cumplan”, dijo Bayón.
Para algunos analistas no hay mejor coyuntura que esta para que las industrias tradicionales se preocupen por hacer un cambio drástico, y que la transformación del modelo energético comience cuanto antes.
“Ya lo dijo Michael Porter: lo peor que le puede pasar a Colombia es encontrar más petróleo. Y si la demanda está cayendo, los precios mejoran pero no lo suficiente y los recursos estatales deberán ir a atender las consecuencias de la emergencia, pues el fracking ya no parece ser una prioridad . Desde ya se tiene que mirar cómo reemplazar la cantidad de recursos que iban a llegar por el petróleo, que quedarán en el olvido”, dijo José Roberto Acosta, profesor de Economía en la Universidad Nacional.
A lo que se refiere Acosta es a que la caída de hasta 30 millones de barriles en la demanda, por día, no brinda las mejores perspectivas para el sector, sumado a que cuando la economía empiece a retornar a la normalidad no se necesitará la misma cantidad del material.
No parece, por la coyuntura, un buen momento para aventurarse a seguir con el fracking que, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), cuesta más plata que producir mediante prácticas convencionales de explotación.
Datos de la AIE demuestran que, en un país petrolero como Iraq, para que el fracking sea rentable el barril puede llegar a los 20 dólares, pero para una nación como Estados Unidos se estima que la cifra debería estar entre los 60 y 80 dólares, algo que en principio no parece rentable, sobre todo con un barril por debajo de los 20 dólares.
Y es todavía más cuestionable si se tiene en cuenta que el pasado viernes Ecopetrol dijo que, además del Covid-19, los altos costos de producción que asume son causas para que las utilidades de la empresa caigan durante el primer trimestre de 2020, respecto a igual periodo de 2019.
Aún así, el fracking sigue siendo prioridad para el Gobierno de Iván Duque. El Ministerio de Minas y Energía le dijo a EL COLOMBIANO que los planes piloto no se verían afectados por la coyuntura.
Y que “el uso de combustibles fósiles como el gas y el petróleo seguirán siendo necesarios en el día a día, no sólo de los colombianos, sino de todo el mundo, además de ser fundamentales en las matrices energéticas a nivel global. Por lo tanto, los yacimientos no convencionales seguirán siendo una importante fuente de energéticos”, explicó el Ministerio en una comunicación.
Planteamiento al que se suma Francisco Lloreda, presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), quien recordó que el material volverá a precios y niveles de demanda altos cuando la economía se consolide. Esto sumado a que los pilotos, que ya tienen el visto bueno del Consejo de Estado, están pensados para una fase exploratoria.
“Recordemos que los pilotos son de carácter investigativo, por lo que sólo en el momento en que se pase a fase de explotación, lo que ocurriría al final de 2021, tendría sentido revisar los precios del petrolero, para saber si es rentable o no, previendo que su desarrollo sea en 2022”, dijo Lloreda.
El dirigente de la ACP recordó que durante este año se adelantarán los procesos previstos en términos de regulación: licencias y permisos. Mientras que “el grueso de la inversión está prevista para el próximo año, con las obras civiles y perforación de los pozos que defina el Ministerio de Energía. En principio, no hay razón para que ese cronograma no se cumpla”.
Mientras el debate sigue y se va esclareciendo el comportamiento del mercado internacional, en países como España el proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética –impulsado por el Ejecutivo– plantea la opción de prohibir el fracking mientras persista la crisis económica.
En Estados Unidos –considerada una de las cunas de este tipo de prácticas de fracturación– 31 compañías dedicadas al fracking cesaron operaciones argumentando la caída en ingresos del sector por la crisis, según un informe de la consultora Primary Vision (ver Para saber más) .