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OPINIÓN
Escribe Ricardo Alonso: Historia de la obsidiana
MINING PRESS/ENERNEWS
27/04/2020

Ricardo N. Alonso*

Ricardo Alonso

La obsidiana se ha vuelto un nombre común en el habla popular a raíz de su uso ecuménico en puntas de flechas. Los indígenas americanos, desde Alaska a Tierra del Fuego, fueron grandes consumidores de obsidiana para fabricar las puntas de proyectiles, así como otras numerosas armas y objetos de adorno.

Para decirlo de una manera simple la obsidiana no es otra cosa que un vidrio volcánico. Estos vidrios se forman cuando las coladas de lava se enfrían rápidamente. El magma es una mezcla silicatada fundida que al enfriarse lentamente logra que los átomos se unan en estructuras cristalinas para dar lugar a la formación de distintos minerales tales como los feldespatos, el cuarzo, las micas, los anfíboles y los piroxenos, entre muchos otros. Cuando las lavas brotan a la superficie pierden sus volátiles y se enfrían velozmente, con lo cual los átomos y moléculas no logran ordenarse y se convierten en una masa amorfa.

Tal como ocurre con el vidrio de una ventana y el cuarzo donde ambos tienen la misma composición química, -óxido de silicio-, pero uno es amorfo y el otro cristalino. En casi todas las regiones volcánicas de la Tierra se ha encontrado obsidiana. A veces asociada con los propios mantos de lava de los volcanes y otras veces como bloques rodados y redondeados en los cauces de los ríos. El nombre proviene de Etiopía y hace referencia al africano Obsidius quien la llevó a Europa. El sabio naturalista romano Plinio El Viejo la menciona en sus escritos. Los romanos tallaban vasos y copas y también la usaban como gema.

La obsidiana, como otras rocas silíceas, se caracteriza por poseer una fractura concoidea, que hace referencia a la forma cóncava o con forma de concha marina en la que se rompe, originando bordes afilados y cortantes. Precisamente esa propiedad física de las rocas silíceas, aprovechada por el hombre prehistórico, dio nacimiento a la técnica. Los filos sirvieron para matar, cortar y despellejar. Las puntas de obsidiana, usadas como proyectiles y engastadas en largas varas, fueron un arma letal de los paleo cazadores que dieron cuenta de las grandes bestias de la megafauna de la edad del Hielo en tiempos del Pleistoceno.

Cuando Hernán Cortes llegó a México se encontró con una lluvia de flechas aztecas que cayeron sobre sus hombres y muchos fueron aniquilados. Luego se enfrentó a los guerreros indígenas que portaban espadas de madera con filos de obsidiana que cortaban como el acero. Más tarde le llamó la atención que los antiguos mexicanos aprovechaban el brillo, el lustre y el reflejo de la obsidiana con la cual habían construido sus espejos.

Esto mismo ocurrió con los incas y por mucho tiempo se conoció a la obsidiana como “el espejo de los incas”. México, un país rico en muchos tipos de obsidianas, elabora toda clase de objetos de adornos que se venden como suvenires. Entre ellos espejos, máscaras, tazas, vasos, pisapapeles y reproducciones facsimilares de los famosos cuchillos aztecas con los que se hacían los sacrificios humanos y arrancaban el corazón de sus víctimas. Pequeños nódulos de obsidiana con formas de gotas se vendían como “lágrimas de Apache”. Se han conservado muchos objetos arqueológicos relacionados con armas de obsidiana, adornos y unas hermosas máscaras pulidas de la cultura Olmeca.

Los mayas también fueron grandes artífices de la obsidiana. El famoso joyero ruso de la época zarista Karl Gustavovich Fabergé (1846-1920), uno de los orfebres más destacados del mundo por los finísimos huevos de Pascua labrados en metales preciosos y gemas, realizó en su taller un bellísimo caballo de obsidiana verde. La talla de gran hermosura, tiene los cascos de oro, los ojos de rubíes y las bridas esmaltadas y decoradas con diamantes. Las coloraciones de las obsidianas pueden ser grises, verdes, marrones, rojizas, incoloras y transparentes, hasta negras. La negra se usó como una variedad de gema o piedra semipreciosa.

A las variedades usadas en joyería se las conoce como “Ágata de Islandia”. La presencia de finas burbujas de gas crea una variedad de reflejos dorados. Es importante señalar que la obsidiana no es un mineral sino una roca. Una roca formada a partir de magmas silíceos y viscosos que forman coladas de baja fluidez y que dan lugar a rocas llamadas riolitas, aun cuando la composición de las obsidianas puede ser muy variada dependiendo del magma que les dio origen.

En líneas generales las obsidianas contienen un 75% de sílice, 14% de alúmina, 5% de óxido de potasio, 4% de óxido de sodio y cantidades por debajo del uno por ciento de óxidos de hierro, titanio, manganeso, magnesio, entre otros elementos. En la Puna Argentina hay cientos de volcanes y en muchos de ellos se han encontrado coladas de obsidiana.

Las edades de esas obsidianas se encuentran entre los 4 y 16 millones de años atrás, durante el periodo Mioceno. No se conocen ejemplos de obsidianas más viejas  ya que con el tiempo los vidrios tienden a recristalizar. La formación de pequeños cristales aciculares blancos agrupados en esférulas da lugar a las obsidianas en “copo de nieve” u obsidiana nevada. La presencia de pequeñas inclusiones de otros cristales le da efectos luminosos plateados, dorados o arco iris. La obsidiana muy opaca recibe el nombre de “pitchstone”.

Pero el fenómeno más interesante es el de la hidratación de los vidrios volcánicos y la formación de la perlita. Este es un material, del cual Salta tiene las reservas más importantes del país, y que posee la propiedad de expandirse en hornos especiales por el efecto “pop corn” que aumenta hasta 20 veces su volumen. La perlita expandida tiene decenas de aplicaciones en el agro, filtrante de líquidos, hidroponia, agregado liviano para la construcción, industria química, entre otros. A veces en el interior de los mantos de perlita quedan entrampados nódulos inalterados de obsidiana a los cuales se les llama “estructuras marekaníticas”, por un río de Siberia donde fueron descriptas por primera vez. En el noroeste argentino se han encontrado cientos de tipos de flechas de obsidianas procedentes de la Puna.

En los alrededores del complejo volcánico Quevar hay varios depósitos de una obsidiana gris. En uno de ellos se encontraron rastros de las antiguas explotaciones indígenas. En la cantera de La Ramada, a unos 20 km al norte de San Antonio de los Cobres, se encuentran unos hermosos nódulos de obsidiana negra. También se identificaron depósitos en volcanes jujeños y catamarqueños. La obsidiana era un valioso bien de intercambio en tiempos prehispánicos al igual que las conchas marinas del Pacífico o las plumas de aves de colores de la selva tropical. De la Puna a los Yungas circulaba obsidiana en puntas de proyectiles.

En los valles Calchaquíes, de Lerma, Siancas, Humahuaca y sierras Subandinas se han descubierto puntas de obsidiana provenientes de la Puna. Precisos estudios químicos han permitido identificar el origen de esas obsidianas. Y también las rutas comerciales y redes de intercambio que funcionaron entre 1800 a.C y 1550 d.C., de acuerdo a las investigaciones lideradas por Hugo D. Yacobaccio y otros investigadores publicadas en 2004. En la década de 1980 nos visitó en la Universidad Nacional de Salta el eminente y prestigioso arqueólogo argentino Alberto Rex Gonzalez (1918-2012). Su interés era buscar la posibilidad de aplicar el grado de hidratación en las puntas de flechas de obsidiana para conocer la edad transcurrida desde el momento en que el antiguo indígena generó el filo cortante.

A partir de allí el vapor de agua contenido en el vidrio se difunde lentamente y genera una capa o corteza hidratada cuyo grosor es proporcional a la edad transcurrida. Esa técnica se había impuesto con buenos resultados en América del Norte y se utilizó para vidrios entre 200 y 200 mil años de antigüedad. La investigación quedó a cargo del Dr. José G. Viramonte, vulcanólogo internacional y especialista en ese tipo de rocas. En el ámbito mundial las obsidianas más famosas provienen de Etiopía, Estados Unidos (especialmente Oregón y el acantilado de Yellowstone Park), México (Magdalena, Pachuca, Tulancingo y Querétaro), los Andes Centrales de Perú, Chile, Bolivia y Argentina, entre otras regiones volcánicas del planeta.

*Doctor en Ciencias Geológicas


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