El documento que circula y enciende simpatías kirchneristas
JUAN MANUEL BARCA
Con el precio del petróleo en un desplome a nivel global y el barril Brent cerrando en u$s26 -después de haber iniciado el año en u$s60- y el mercado de contratos WTI marcando un insólito valor negativo de u$s -37, el Gobierno argentino enfrenta por estas horas una fuerte presión de las operadoras, las provincias y los gremios petroleros para fijar un precio sostén de hasta u$s54.
No es el mejor "timing" en medio de la cuarentena: el establecimiento de un "barril criollo" para alcanzar el valor internacional implica subsidios millonarios a la industria hidrocarburífera.
La idea del Ejecutivo es encontrar un punto de equilibrio, pero demora su decisión por diferencias internas. Las tensiones crecieron en las últimas horas ante el endurecimiento de sectores del oficialismo que, en contraposición con lo que denominan el "lobby" empresario, proponen revisar la estrategia en Vaca Muerta y hasta reestatizar por completo YPF mediante la compra del paquete accionario en manos de inversores privados.
La idea se discutió en los equipos técnicos del PJ, un espacio que colaboró con el programa del Frente de Todos en las elecciones, aunque ahora aseguran que están abocados a la discusión del "barril criollo". Casi nadie dentro del Gobierno se anima a asumir esa postura abiertamente, pero ya es un tema en los despachos de los funcionarios.
El único que lo hizo fue Claudio Lozano, director del Banco Nación, en un informe de 12 páginas que circula por algunos despachos oficiales y cuenta con la simpatía en algunos sectores kirchneristas. El documento elaborado junto a Gustavo Lahoud, miembro del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPPyP) presidido por Lozano, plantea que la coyuntura actual ofrece una "oportunidad única" para retomar el rol rector de la compañía insignia en materia energética y "recuperar la renta hidrocarburífera".
Uno de los factores favorables sería la fuerte caída del petróleo en medio de las tensiones en los países de la OPEP y el desplome de las cotizaciones de las principales empresas del mundo provocado por la pandemia. Ese combó golpeó también a las acciones de la petrolera argentina en EE.UU., que cerró el lunes en baja a u$s3,77, luego de tocar el 18 de marzo los u$s2,31, su nivel más bajo desde su salida a la bolsa en 1991. Así, la compañía vale hoy u$s1.483 millones, un 60% menos que a principios de año.
"En esta emergencia, podemos aprovechar la coyuntura donde los papeles de YPF han caído a valores realmente irrisorios, y por muy poco dinero quedarnos con el 49% de las acciones que faltan y al mismo tiempo transformarla en una empresa de carácter público y un instrumento de planificación en el sector energético", aseguró Lozano a iProfesional.
Desde el 2012, el Estado controla el 51% de las acciones de la empresa y el 49% restante cotiza en la bolsa de Buenos Aires y en el mercado de acciones de Nueva York. La expropiación a la española Repsol durante el gobierno de Cristina Kirchner implicó el pago de unos u$s5.000 millones, en momentos que la petrolera tenía un valor total cercano a los u$s11.000 millones, y se designaron directores estatales, manteniendo la figura de una sociedad anónima inaugurada por la privatización de 1992.
Ahora, Lozano sostiene que Alberto Fernández debe recomprar la porción restante valuada en más de u$s700 millones, en manos de 223 fondos institucionales y de inversión. En efecto, los primeros diez accionistas institucionales y los primeros diez accionistas de fondos de inversión detentan el 30,96% del 49% en manos de agentes privados.
En el IPPyP creen que la operatoria podría realizarse mediante una oferta hostil para adquirir casi la mitad del paquete accionario, en su mayoría controlado por firmas estadounidenses. Según los datos actualizados al 30 de diciembre de 2019, el mayor tenedor institucional es Wellington Management Company LLP, uno de los principales fondos mutualistas de Estados Unidos, con casi 10,3 millones de acciones por u$s119,22 millones, el 5,98% de las acciones en circulación.
En el segundo puesto, se ubica BlackRock Inc., la administradora de fondos más grande del mundo comandada por Larry Fink, que posee 9,77 millones de acciones por u$s113,09 por el 5,67% de los papeles en circulación. Y el tercer lugar lo ocupa Investment Partners L.P., con 8,74 millones de acciones por un valor del orden de $101,26 millones, equivalente al 5,08% de las tenencias.
El hecho de que BlackRock sea uno de los acreedores privados de la Argentina también podría facilitar una eventual renacionalización de la compañía fundada en 1922. Con más de u$s1.500 millones en títulos de deuda local, el fondo reportó una caída del 23% en sus ingresos durante el primer trimestre del año por las turbulencias en los mercados. El gigante es uno de los fondos que viene desinvirtiendo en YPF ante el fracaso de las expectativas puestas en Vaca Muerta, el segundo mayor reservorio en el mundo de gas no convencional (shale gas) y el cuarto de petróleo no convencional (shale oil). El yacimiento de la cuenca neuquina hoy funciona al 20% del año pasado y las empresas prevén un recorte del 40% en sus inversiones.
"El Gobierno podría negociar con esos accionistas que participan de la renegociación de la deuda para que terminen de desinvertir en la petrolera", evaluó Lahoud.
El especialista señaló, a su vez, la creciente tendencia a la intervención estatal en áreas estratégicas en Francia, Gran Bretaña y Alemania. Pero precisó que, en un marco de restricciones fiscales, el éxito de la iniciativa depende en última instancia de una revisión de la política económica, incluyendo el sistema impositivo y el entramado energético, en función de garantizar el autoabastecimiento así como el acceso a la población y la producción.
"Esta discusión la ponemos en marcha junto con otros elementos en el reparto de las responsabilidades; que el Estado ponga u$s700 millones es solo viable si se rediscute el poder económico en Argentina", aseguró el asesor de Lozano.
Por lo pronto, el CEO de la empresa, Daniel González, ya anunció una reducción drástica de la producción para este año, luego de las pérdidas de $33.379 millones registradas en el tercer trimestre de 2019 por el deterioro del valor de sus activos, la situación macroeconómica y la baja del precio del gas.
Justamente, uno de los puntos de la asamblea virtual pautada para el 30 de abril a las 11 será la absorción íntegra del rojo acumulado a fines del año pasado, junto con la constitución de reservas para la compra de acciones propias, futuras inversiones y la distribución de dividendos. Entre las propuestas a los accionistas, se aprobará el pago de $75 millones en concepto de remuneraciones al directorio por el ejercicio cerrado al 31 de diciembre y se terminará de aprobar el ingreso de Héctor Recalde, Celso Jaque y Ramiro Manzanal, en reemplazo de los directores salientes de la gestión anterior.
El cambio abrupto del escenario modificó los planes de la compañía y todavía se siguen analizando los próximos pasos para frenar un mayor deterioro de los activos.
"Es el día a día", respondieron a iProfesional desde la firma. Lo que está claro es que en el oficialismo no hay consenso hoy para avanzar en una reestatización completa de YPF. Por el contrario, el Gobierno se encuentra embarcado en negociaciones con operadoras y refinadoras.
El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, es quien definirá el precio del barril criollo, que podría cerrarse en torno a los u$s40. Las provincias le habían pedido un barril a u$s54 al secretario de Energía, Sergio Lanziani, y las operadoras bajaron en los últimos días a u$s45. Pero Kulfas también enfrenta resistencias internas: preocupado por la caída de ingresos, el presidente de YPF, Guillermo Nielsen, sostiene que el valor de "equilibrio" es insostenible.
En medio de la puja, el director del Banco Nación llamó a debatir los costos de todo el sector hidrocarburífero y en su informe titulado "La cuestión petrolera en el marco de la emergencia ¿Barril criollo? ¿Otra vez sopa?" denunció "un nuevo episodio de presión corporativa en un contexto de emergencia, con el único objetivo que el gobierno liderado por Alberto Fernández ceda a la instauración de una política diferencial de precios dolarizados para salvaguardar las rentabilidades de las empresas y para "sostener" con nuevas trasferencias públicas y de los ciudadanos el horizonte productivo de Vaca Muerta que, en este contexto internacional, regional y local aparece como una apuesta casi suicida".
A partir del análisis de la información presentada por YPF en el 2018 en el denominado Informe F201, que anualmente se presenta a principios de cada año ante la Security and Exchange Commission (SEC) de Nueva York, el economista y su equipo encontraron que YPF concentra el 46,4% de la producción de petróleo, el 37,4% de la producción de gas y que el costo promedio de producción fue de u$s16, por barril, mientras que el número final fue de u$s19,2, al agregar un markup del 20% como ganancia normal.
La compañía informó en ese mismo reporte una producción consolidada en barriles equivalentes de petróleo de 179 millones y se tomó un tipo de cambio promedio en la cotización del dólar de $29,32.
Sobre estos costos del eslabón upstream, el IPPyP procedió a la estimación de las rentas desagregadas, tomando las referencias presentadas para los precios promedio de venta de crudo y condensados expresados en pesos por barril y luego convertidos a dólares. Ese valor es de $1.774,87, que son u$s60,5. A este valor se le detrae el costo de producción más el markup de u$s19,2 y se obtienen u$s41,3 por barril equivalente de petróleo.
Así, si se calcula este valor por la producción total de crudo y condensados, se obtiene una renta petrolera inicial de u$s7.392,7 millones, conformada por u$s984,5 en regalías a las provincias productoras y u$s6.408,2 millones en ingresos a las empresas.
En el documento de debate, Lozano y su equipo reconocen que durante la segunda parte de 2019, y congelamiento mediante, las empresas pararon muchos equipos de perforación, lo cual impactó sobre la ya delicada situación de las inversiones en exploración, que cayeron 12% adicional en relación a 2018. Pero también aseguran que la situación pone en escena la aversión del empresariado a tomar riesgos en materia de inversiones, así como las presiones por obtener subsidios y ajustes de precios.
"Lo cierto es que, entre 2008 y 2019, el monto global de subsidios transferidos al conjunto de las empresas hidrocarburíferas se ubicó en la friolera de u$s23.980 millones", señaló el informe del IPPyP.
Para los analistas de mercado, son varios los factores que hay que seguir de cerca a la hora de evaluar las perspectivas de YPF. "La acción está muy por debajo de sus valores promedios de los ´90 para acá, que en promedio era de u$s30, a finales de 2017 estuvo en u$20 y luego empezó la debacle por lo que hoy vale menos que en 2001, sin hacer ajuste por dividendos", asegura el analista Maximiliano Suárez.
"Hoy es un mal momento y hay que saber cuáles son los factores de riesgo asociados", advirtió.
En primer lugar, aparecen los juicios por la expropiación en el 2012 iniciados por el grupo Petersen y el fondo estadounidense Eton, y la compra por parte de la empresa argentina en 1995 de Maxus Energy Capital, una firma de Estados Unidos que arrastraba reclamos por contaminación ambiental. Los dos litigios podrían sumar más de u$s19.000 millones, una cifra que representa 12 veces el valor de mercado de la petrolera.
Otro de los riesgos es la evolución del consumo de combustibles a nivel local y global, así como la disociación del precio interno con el precio internacional y el nivel del tipo de cambio.
"No es lo mismo tener el precio del barril en dólares pero atado al tipo de cambio oficial que disponer libremente de los dólares, en ese caso te garantiza un precio y te va a tener en cuenta el dólar oficial y no las cotizaciones paralelas, podés llegar complicado si el oficial se queda rezagado como ocurrió hacia el final del gobierno de Cristina Kirchner", explica Suárez.
Por último, YPF enfrenta vencimientos de deuda bastante abultados entre 2020 y 2024. Los créditos se ubican en torno a los u$s8.500 millones, un nivel insostenible en el tiempo. Y se complica salir a buscar financiamiento a los mercados con un índice de riesgo país por encima de los 3.800 puntos básicos.
"Tenemos caja para asegurar nuestras operaciones, pero se vienen tiempos dificilísimos; no puedo dejar de enfatizar la importancia de cuidar los costos y minimizar los gastos lo más que se pueda para proteger la compañía", reveló el CEO de YPF a fines de marzo.
Con todo, Suárez asegura que el gigante energético también ofrece fortalezas:
+Es una empresa emblema y estratégica para el país, demasiado grande para caer ("too big to fail").
+La situación recesiva del país pasará tarde o temprano.
+El precio del petróleo se reacomodará en cuanto se recuperen las condiciones de oferta y demanda internacional.
+El precio de la acción está por debajo del promedio histórico.
Así, en un escenario de recuperación de la actividad y la economía, la empresa podría llegar a recuperar una capitalización aproximada de u$s11.000 millones en el mediano plazo, su valor al momento de la expropiación en 2012. El máximo lo tocó en 2005 cuando llegó a los u$s21.000 millones. Suárez se anima a pronosticar: "Difícilmente la dejen caer, es demasiado importante y en el largo plazo se va a recuperar".