El petróleo se desplomó el martes, por el aumento de la oferta de crudo y la débil demanda debido a la pandemia del coronavirus, mientras los inversionistas se mostraron cautos frente a la probabilidad de que los productores más grandes del mundo acuerden rápidamente recortes de producción.
Los precios del petróleo operaban estables el miércoles cerca de 32 dólares el barril, apoyados por la expectativa de que la cita del jueves entre miembros de la OPEP y productores aliados pacte recortes de suministros para apuntalar al mercado, colapsado por los efectos de la pandemia de coronavirus.
El crudo Brent subía 6 centavos, o un 0,2%, a 31,93 dólares el barril, tras cerrar el martes con un descenso de 3,6%. En tanto, el petróleo estadounidense WTI ganaba 76 centavos, a 24,39 dólares el barril.
La mezcla mexicana de exportación perdió el martes 10.77% o 2.01 dólares y cotizó en 16.65 dólares por barril.
La caída se aceleró antes de los informes semanales de inventario en Estados Unidos, que los analistas esperaban que subieran 9.3 millones de barriles. Finalmente los inventarios subieron en 12 millones de barriles la semana pasada.
“No puedo pensar en ningún escenario en el que pueda haber una situación alcista”, dijo Bob Yawger, director de Futuros de Energía en Mizuho.
“Será una acumulación gigantesca de petróleo; una acumulación gigantesca de gasolina”, agregó el especialista.
Los principales proveedores mundiales de crudo, incluidos Arabia Saudita y Rusia, planean reunirse mañana para discutir un recorte en la producción del hidrocarburo, pero varios ministros de energía han dicho que lo harán sólo si Estados Unidos también reduce su bombeo, comentaron fuentes a Reuters.
“El mercado indica que quiere tener más certeza sobre si los rusos y los saudíes llegarán a un acuerdo para limitar el suministro”, dijo Gene McGillian, vicepresidente de Investigación de Mercado de Tradition Energy.
Cualquier acuerdo final sobre cuánto reducirá la producción la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados, un grupo conocido como OPEP+, dependerá de los volúmenes que productores como Estados Unidos, Canadá y Brasil estén dispuestos a reducir, dijo una fuente del organismo el martes.
El Economista
VICENTE NIEVES
El desplome de la demanda de petróleo a causa del impacto del coronavirus ha provocado un colapso histórico en los precios del petróleo. Tras haber caído a mínimos de 2002, ahora busca algo de aliento en unas negociaciones que podrían dar como resultado un pacto global sin precedentes. Parece que Rusia y Arabia Saudí (segundo y tercer mayor productor del mundo) han dejado a un lado sus amenazas de aumentar la producción y ahora se centran en buscar una coordinación global (al estilo de los bancos centrales en tiempos de crisis) que incluya a EEUU y otros países que no se 'juntan' habitualmente con la OPEP para alcanzar acuerdos. Tiempos extraordinarios requieren medidas extraordinarias.
Esta vez no se trata de que el petróleo alcance los 60 dólares, se trata de evitar que el desplome de la demanda lleve a los precios a un colapso que desestabilice la economía de casi todos los países productores
Los mayores productores de petróleo del mundo avanzan en sus conversaciones para reducir el impacto de una caída de la demanda de unos 20 millones de barriles por día (el 20% de la oferta global). La reunión clave tendrá lugar este jueves y contará con la presencia de los representantes de la OPEP y sus aliados (Rusia y otros países más pequeños), pero para que este cónclave tenga éxito a la hora de aprobar grandes recortes Moscú y Riad piden que esta vez se sume EEUU (acabar con el 'problema del gorrón') de alguna forma. Los países que no forman parte del cártel hablarán el viernes en una teleconferencia que reunirá a los ministros de energía del G-20, según ha revelado la agencia Reuters.
EEUU se ha convertido en el mayor productor de petróleo del mundo con un bombeo diario de más de 13 millones de barriles (alrededor del 13% de la oferta mundial). La OPEP considera al país gobernado por Donald Trump como un jugador clave que debe apoyar de alguna forma los recortes para asumir una (aunque sea pequeña) parte de la carga.
Los ministros y diplomáticos pasarán los próximos dos días hablando sobre quién está dispuesto a reducir la producción y en qué medida. Las contribuciones más importantes provendrán del trío de grandes potencias del petróleo: Arabia Saudí, Rusia y Estados Unidos. Parece que otros países que suelen ir por libre, como es el caso de Noruega, se van a sumar al acuerdo. Para todos ellos el recorte puede ser beneficioso, incluso para EEUU, que tras la irrupción de la potente industria del shale oil (petróleo de esquisto) y el fracking puede padecer con unos precios del crudo demasiado bajos. Esto es lo que podría llevar a los dirigentes y reguladores americanos a apoyar los recortes de alguna forma: comprometiéndose a mantener su producción cuando los precios suban o incluso asumiendo una pequeña cuota de los recortes.
Para evitar que el petróleo se mantenga, al menos, por encima de los 30 dólares, los economistas de Citigroup ponen tres condiciones claras explicadas en una nota para clientes. "Reducir los volúmenes de producción en una cantidad notable (al menos en 10 millones de barriles al día) y de forma rápida. Proporcionar una infraestructura de almacenamiento adicional al mercado. Y, por último, exportar menos petróleo, reduciendo el uso de los superpetroleros y bajando así los fletes de los buques y el coste de almacenamiento flotante". Para ello se necesita la coordinación de los grandes productores, que deben ser los primeros en recortar el bombeo de crudo y reducir las exportaciones, algo que requiere una coordinación sin precedentes en este mercado.
Un acuerdo efectivo requerirá la participación de los tres, pero no todos los recortes tendrán el mismo tamaño. Rusia y Arabia Saudí están dispuestos a frenar su producción de manera significativa. Los analistas de Commerzbank creen que "podría haber un recorte coordinado de la OPEP + de hasta 6 millones de barriles por día, en comparación con el nivel actual. Esto implicaría que Arabia Saudí redujera la producción en 3 millones de barriles por día, en 1,5 millones entre otros estados del Golfo y en Rusia un recorte de 1,5 millones".
"Tanto Rusia como la OPEP están exigiendo que Estados Unidos y otros países también que implementen recortes de producción. Se supone que Texas, por ejemplo, reducirá la producción en 500.000 barriles por día. La videoconferencia de la OPEP + se producirán este jueves, aparentemente será compleja por las diferencias personales entre los dos líderes de Rusia y Arabia Saudí... Si ahora se les uniera el tercero en discordia, Donald Trump, las cosas serían muy complicadas e incómodas".
Pero la pregunta difícil es cómo distribuir esta estos recortes, "el problema permanente de la acción coordinada: el dilema del prisionero. Los 'gorrones' o 'polizones' habituales prefieren no tocar su producción y disfrutar de precios más altos, algo que han hecho en los últimos años EEUU, Canadá y Brasil. Pero esta vez se necesitan unos precios del petróleo algo más elevados y estables también en esos países para que la recesión económica del coronavirus no sea más profunda.
Por ello, los economistas de Citigroup creen que "aunque existen importantes obstáculos antimonopolio para coordinar un recorte de producción en EEUU, y mucho menos uno que involucre a los EEUU, Brasil, Canadá y otros productores con mayores costes de producción, existen formas de evitar estas limitaciones específicas. Sin violar los principios del libre mercado, la EIA (Agencia de la Energía de EEUU) podría recopilar información de los productores estadounidenses sobre sus recortes de producción planificados y coordinar una respuesta con otros miembros del G-20 que también son productores que no pertenecen a la OPEP... Parece que se puede ver una respuesta coordinada y creíble en un contexto en el que el G-20 podría podrían sumar unos 2 millones de barriles a los recortes de forma progresiva".
En caso de involucrarse, es más probable que EEUU ofrezca algún tipo de reducción gradual de la producción que se producirá a medida que las empresas estadounidenses respondan a unos precios que no son rentables para la mayor parte de ellas. Los analistas de ING coinciden y aportan que "el acuerdo realmente depende de EEUU, ya que la participación rusa depende de que EEUU contribuya a los recortes. Establecer recortes obligatorios en EEUU puede ser difícil, pero seguimos viendo más señales de que la producción caerá por las fuerzas del mercado (unos precios más bajos)".
Pese al interés de todos los países productores, la tarea no será nada fácil. Aunque la reunión de la OPEP y sus aliados es el jueves, los resultados se debatirán el viernes durante una conferencia telefónica de los ministros de energía del G20, y que otros países como Brasil y Canadá, que también son candidatos a participar en los recortes de producción. Pero la clave de todo parece ser la participación directa de EEUU en el acuerdo que se cierre el jueves, algo que no está nada claro todavía.
"Dicho esto, EEUU contribuirá a los recortes de producción de forma involuntaria, pase lo que pase. La semana pasada, el recuento de plataformas petroleras se desplomó presentando la disminución semanal más pronunciada desde marzo de 2015... Los otros productores de petróleo por lo tanto, deben tener claro en sus mentes que el "proceso de ajuste" que ahora ha comenzado en la industria del petróleo de esquisto de EEUU que podría detenerse de nuevo, como lo hizo en 2016", explican los analistas de Commerzbank. Aún así, la OPEP y Rusia quieren más de EEUU, aunque sea un acuerdo informal.
Todo está en marcha y todo está en el aire todavía. La Agencia Internacional de la Energía está preocupada por la situación actual del mercado petrolero y las implicaciones negativas para la estabilidad de la economía global. Fatih Birol, Director Ejecutivo de la AIE, ha estado discutiendo la situación en los últimos días con los ministros de energía de EEUU, Canadá, Arabia Saudí, Brasil, Irak e India, así como con altos funcionarios de otros países clave. En este contexto, la AIE está pidiendo un diálogo constructivo entre todos los países productores y consumidores relevantes que tendrá lugar en la reunión del G20, para la cual Arabia Saudí actualmente ocupa la presidencia.
Esta vez no se trata de que el petróleo alcance los 60 dólares (cotiza ahora mismo en los 33,7 dólares), se trata de evitar que el desplome de la demanda causado por el coronavirus lleve a los precios a un colapso que desestabilice la economía de casi todos los países productores. La misión es difícil, pero no imposible.