La única posibilidad de progreso ocurriría si el Brent pudiera estabilizarse por encima de los US$ 30
JONATHAN GILBERT
Hace tres semanas, el jefe de la perforadora estatal argentina describió un agresivo plan de gastos de US$1.800 millones para 2020.
Hace poco más de tres semanas, el jefe de la perforadora estatal argentina describió un agresivo plan de gastos de US$1.800 millones para 2020 en la región de shale de Vaca Muerta del país, basado en un precio para el crudo de US$60 por barril.
En vista de que los precios globales comenzaron el año por encima de US$68, no fue poco realista. Ahora, todas las apuestas están canceladas. La mezcla tóxica de una guerra de precios del petróleo entre Arabia Saudita y Rusia, dos de los productores más grandes del mundo, y la pandemia de Covid-19 han llevado al crudo global a menos de US$25 por barril.
Eso ha creado una nueva realidad para los planes de Argentina de desarrollar una formación conocida como Vaca Muerta. La región a menudo se compara con la Cuenca Pérmica de EE.UU., con la promesa de sacar un millón de barriles de petróleo al día y cambiar el rumbo de una economía que se dirige hacia una tercera contracción consecutiva este año.
“Estaban en una posición en la que atraían un interés significativo en la región porque era uno de los mejores recursos a nivel mundial, pero eso se está desmoronando”, según Fernando Valle, analista de Bloomberg Intelligence. A los bajos precios de hoy, incluso los tres proyectos emblemáticos de shale de YPF SA –donde los costos son más bajos, con precios de equilibrio cerca de US$35– perderían dinero. Mientras tanto, las acciones de la compañía negociadas en Nueva York han bajado casi un 60% desde que el petróleo comenzó a caer en febrero, y Bank of America Securities predice que pueden caer mucho más. YPF declinó hacer comentarios.
Durante años, las compañías de exploración han estado entusiasmadas con Vaca Muerta en la Patagonia, con la calidad de su llamada roca madre que rivaliza con las áreas de shale de Estados Unidos.
Las compañías, incluidas las grandes petroleras mundiales Chevron Corp. y Royal Dutch Shell Plc, han comenzado a perforar en la región, aunque principalmente como un paso inicial diseñado para tener una mejor idea de cómo llevar el petróleo al mercado, aun cuando persisten obstáculos logísticos y económicos significativos.
Pero el panorama ha cambiado de repente. Cualquier plan para la perforación de prueba, la producción en fase inicial y las inversiones en infraestructura se pospondrán, asegura Ignacio Rooney, analista de petróleo en Buenos Aires para la consultora Wood Mackenzie.
La única posibilidad de progreso, dijo, ocurriría si el Brent pudiera estabilizarse por encima de los 30 dólares por barril, con lo que las inversiones en los campos más desarrollados de Vaca Muerta seguirían teniendo sentido. La caída de los precios “pone en duda toda la producción petrolera argentina”, dijo el presidente de YPF, Guillermo Nielsen, a la agencia de noticias Telam durante un evento reciente en la provincia de Salta.
También hay otro factor que considerar. El coronavirus y la caída de los precios llegaron en un momento en que los perforadores ya estaban retrocediendo en Vaca Muerta, después de que el gobierno estableciera controles de precios para contener la alta inflación. El número de plataformas que operan en Argentina cayó a menos de 50 en febrero, en comparación con más de 70 antes de que los controles entraran en vigor hace siete meses, de acuerdo con Baker Hughes. Al mismo tiempo, las grandes petroleras de todo el mundo compiten por recortar sus propios gastos en respuesta a los desafíos globales duales.
Aún así, aquellos que comenzaron a comprometerse con Vaca Muerta –Shell, Exxon Mobil Corp. y ConocoPhillips– soportaban la intervención en precios debido al potencial de shale a largo plazo de Argentina, y porque el nuevo presidente, Alberto Fernández, prometía salvaguardar sus inversiones con legislación especial.
Mientras tanto, en un intento por salvar la perforación, las provincias productoras de petróleo y los poderosos sindicatos han estado presionando al gobierno federal por un precio interno del crudo de aproximadamente US$50 por barril, probablemente financiado por los consumidores de combustible en las estaciones de servicio. Tal política reflejaría una estrategia similar de la expresidente Cristina Fernández de Kirchner.
Hablando con periodistas en Buenos Aires, incluso Juan José Aranguren, un exministro de energía y defensor del libre mercado que acabó con la dependencia de Argentina del crudo subsidiado en 2017, dijo que los precios artificiales podrían ser el camino para proteger a Vaca Muerta.
Pero con esa idea ha surgido un problema, aunque tal vez temporal. Una cuarentena nacional en Argentina para detener la propagación del coronavirus ha suprimido drásticamente la demanda de combustible. Eso significa que los perforadores no se beneficiarían de los altos precios del crudo local de todos modos porque necesitarán compradores globales para el exceso de producción.
Ahora que empresas como Shell y Exxon analizan el nuevo escenario de precios, la forma en que se desarrollen las cosas en el futuro cercano en Vaca Muerta seguramente afectará las posibilidades a largo plazo de que el petróleo fluya libremente desde la región. A su vez, hay grandes implicaciones para la economía argentina.
“Vaca Muerta es el principal atractivo para inversiones en Argentina”, escribió Valle de Bloomberg Intelligence en un informe del 20 de marzo. “Y su desarrollo es crítico para la recuperación del país”
El Patagónico
Eso dijo Carlos Lambré, Secretario Ejecutivo de la OFEPHI (Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos), quien en diálogo con La Cien Punto Uno se refirió a la situación de la industria hidrocarburífera en el marco de la pandemia y la caída del precio internacional del petróleo. ¿Qué medidas considera necesarias?
“Hace unos 10 días atrás la organización federal, a través de los ministro de Hidrocarburos de las provincias en representación de los gobernadores, presentó una nota al gobierno nacional para tratar de evitar una caída en la industria”, dijo Carlos Lambré, exfuncionario provincial y experto en el tema petrolero, ya que antes de desempeñarse en el ámbito público trabajó muchos años en la antigua empresa AMOCO, hoy Pan American Energy.
"Entre las alternativas está dar a conocer un precio del barril sostén, que se pagaría al productor, porque en este momento los que están siendo beneficiados a costa de los productores son los refinadores, que no han bajado el precio del combustible y están pagando el precio del crudo a 22 o 23 dólares. El precio sostén está dado dentro de un valor que tiene que ser negociado entre el gobierno nacional, las provincias y las productoras, con la finalidad de tener un valor de equilibrio que permita mantener la actividad en las cuencas productoras del país, y tener en cuenta las retenciones por los derechos de exportación, que es la única que exporta hidrocarburos”, sostuvo Lambré.
En relación a la actividad en la Cuenca del Golfo San Jorge, dijo: “Los yacimientos se mantienen activos en la parte operativa de producción, mantienen la producción con guardias y lo que no está en funcionamiento son los equipos, de perforación, terminación y pulling”.
En este momento para las empresas petroleras es más fácil que compren petróleo afuera que pagar el precio del petróleo en el mercado interno, pero eso tiene su costo, según el experto.
“Urge una solución a este problema porque ya termina el segundo período de la cuarentena y la actividad debe continuar. También estamos solicitando la liberación de exportaciones y bajar los impuestos a algunas importaciones de productos o materiales que para nuestra cuenca serían importantes", acotó.