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ESCENARIO
Vaca Muerta: Record en la crisis ¿Adiós barril criollo?
ENERNEWS/MINING PRESS/LmNeuquén

Durante febrero pasado Neuquén produjo 166.829 barriles

26/03/2020

DAVID MOTTURA

En La Amarga Chica, una de las áreas que tiene YPF de la zona caliente de Vaca Muerta, se alcanzaron logros operativos nada menos que en los últimos diez días. De lograr dos veces que un set de fractura concrete 12 etapas en un pozo horizontal en unas 24 horas, ayer lunes se conoció que pudo hacer nada menos que 13 en ese mismo lapso. Los récords vienen uno detrás de otro y parecieran en una realidad paralela pese al cóctel de crisis macro, guerra de precios y coronavirus.

En este contexto, la provincia de Neuquén anunció un récord de producción de petróleo: El Ministerio de Energía y Recursos Naturales del distrito que gobierna Omar Gutiérrez informó que durante febrero pasado se produjeron en la provincia 166.829 barriles de petróleo por día, el máximo valor registrado en los últimos 14 años. En los últimos meses se viene en alza con la producción.

¿Por qué ocurren estos récords de petróleo en medio de una fuerte crisis? Es que rige un contexto vinculado a la experiencia que ganó la industria en Vaca Muerta en los últimos cinco años. En 2017, se hacían entre una o dos etapas de fractura. Con tres, las empresas involucradas celebraban. Actualmente, la media es entre nueve y diez etapas de fractura por día y el desafío es que un set pueda sostener ese ritmo. Claro, en mejores contextos.

Con el coronavirus acechando y el hundimiento de los precios del petróleo, pareciera que los últimos récords de producción y de fracturas no se condicen con la situación del mundo. Sin embargo, esta es una industria donde hay los resultados suelen verse a largo plazo. Algunos pozos conectados en la previa del DNU 566 y el congelamiento de precios de combustibles, que persiste, empiezan a dar muestras de éxito por estos días.

Un ejemplo es el de ExxonMobil, una empresa que pasó de tener una producción moderada a sumar a su porfolio superpozos. La estadounidense rompió su récord de producción en Vaca Muerta al obtener un promedio de 2.460 barriles diarios de petróleo en el pozo BdC-5 (h), ubicado en el área Bajo del Choique-La Invernada. Desde noviembre que viene conectando nuevos pozos, que son justamente los que le reportan estos logros operativos.

El comportamiento de un yacimiento no es el mismo de una fábrica en serie. Si hay estímulos en las locaciones es para que los resultados se vean ahora. Y esto es pese a que no se condice con el momento que está atravesando la actividad ante el coronavirus, con protocolos de seguridad y guardias mínimas, que repercutirán en los próximos meses al caer el ritmo de perforación. Algo similar sucederá con la tasa de reposición de reservas, porque el ritmo no será el deseable.

YPF se venía preparando para un gran salto, con la construcción de plantas para procesar más barriles de crudo. Todo antes del techo al precio interno que le puso la anterior gestión durante tres meses y las indefiniciones en temas de energía de los primeros días del gobierno de Alberto Fernández. Hoy las prioridades son otras, relacionadas a la protección de la salud en los yacimientos. Pero el esfuerzo se sigue viendo cada vez que aparece otro récord.

La mejora en la calidad de la productividad de los pozos -toda esa migración hacia pozos horizontales que hizo Vaca Muerta-, la completación de pozos y la tecnología. Y también el know how que viene de contratistas como Halliburton, que fue la que logró 13 etapas en menos de 24 horas, o AESA con los boxes de arena. Antes había ensayo-error. El conocimiento del subsuelo en este último lustro es gracias al personal operativo que se puso al hombro la industria.


Sobran 200.000 mil barriles por día y se diluye el barril criollo

Río Negro

Victoria Terzaghi

 

El consumo de combustibles cayó más de un 70% y modificó el escenario para la industria. La necesidad de un precio sostén está siendo cambiada por la de una quita en las retenciones a la exportación.

Quien alguna vez se haya subido a una montaña rusa conoce esa sensación que se tiene al estar en la cúspide de la mole de hierros, sabiendo que comenzará a caer y que lo único que se puede hacer es agarrarse fuerte y resistir las caídas, las curvas y las contracurvas. En una caída libre, y con giros inesperados por venir, se encuentra hoy la industria petrolera y en la que ajustarse el cinturón parecer ser la única opción a la vista.

La crisis internacional que está generando –y generará por bastante más tiempo- el coronavirus Covid-19, encontró a la industria petrolera argentina con problemas de salud preexistentes. El congelamiento de los combustibles y el petróleo que se aplicó primero por el DNU 566 del gobierno de Mauricio Macri, pero que se mantuvo de facto en lo que lleva el gobierno de Alberto Fernández, dañó el equilibrio y el funcionamiento del sector.

A la crisis endógena del mercado del gas, se sumó entonces, desde el año pasado, una crisis autoinflingida en el mercado del petróleo que llevó a que en seis meses la cantidad de torres activas se deshojara como una flor a principios del otoño.

La crisis abierta por en el mercado global del petróleo primero a raíz de la menor demanda de Asia y luego por la puja entre Arabia Saudita y Rusia, fueron los primeros coletazo de este cisne negro que es la pandemia del coronavirus.

El pedido de instrumentar un nuevo barril criollo fue entonces el reclamo instantáneo que desde varias firmas y provincias se planteó. Una semana después, las provincias que integran la Organización de los Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi) se pusieron de acuerdo en pedir que el precio sostén fuera de 54 dólares, pero para cuando la propuesta ingresó, el pasado miércoles 18, ya era demasiado tarde

La enfermedad avanzó y el cisne negro mostró una nueva faceta, la de la cuarentena obligatoria, en la que la propuesta de un precio sostén parece ahora desfasada.

El objetivo de volver a aplicar un barril criollo, como el que rigió entre 2015 y 2017, apuntaba a blindar la industria de la tormenta externa, a hacer de Argentina una isla en lo que hace a la industria petrolera.

Pero la cuarentena no sólo paralizó los campos petroleros, sino que también desplomó el consumo de combustibles, la otra punta de la cadena del barril criollo.

Las ventas de combustibles se desplomaron a raíz de la cuarentena obligatoria.

La cuarentena obligatoria que el gobierno nacional dispuso desde el pasado viernes 20 frenó la actividad de perforación que había logrado subsistir al congelamiento previo. La menor circulación dispuesta llevó, luego de un día de desesperación y largas filas en las estaciones de servicio, a que las ventas cayeran hasta un 70%.

Los números de la principal petrolera del país, YPF, fueron detallados por su CEO, Daniel González, quien advirtió que por esa caída (50% en gasoil, 70% en naftas y 90% en combustibles para la aviación) se redujo el ritmo de trabajo de las refinerías, bajando entre un 30 y un 40% el crudo procesado.

La cuenta entonces marca que no sólo no tiene sentido sostener con un barril criollo una industria que ya está deprimida, sino que además el precio de los combustibles que aún hoy se ve está desconectado de la demanda.

La enfermedad del conoravirus se extendió a toda la economía nacional y blindar a un solo sector, más allá de su importancia, parece no ser ya una vía posible y menos para un gobierno urgido en responder a una emergencia sanitaria nunca antes vista y con las cuentas bancarias en rojo.

 

Además, en esta urgencia por fondos frescos, los campos petroleros se enfrentan a los otros campos, los de la soja y el trigo. Allí, en donde los commodities forrajeros tienen la posibilidad de generar divisas, mantener el actual valor de los combustibles a contramano del resto del mundo, implicaría quitarles rentabilidad en el concierto exportador. Una zancadilla que puede salir demasiado cara para un país que se encamina a una crisis aún más profunda.

La menor demanda de combustibles implica que, con los actuales valores, en el país son cerca de 210.000 los barriles que se producen por día en forma excedentaria. Solo en YPF la cuenta marca que tiene un excedente de producción de casi 100.000 barriles por día.

Campos contra campos: el precio de los surtidores promete enfrentar al sector del agroexportador con la industria petrolera.

La vía más rápida de monetizar esa producción que aún no cayó es exportándola, aunque el precio sea realmente una lágrima. Es por esto que, en reemplazo del pedido de un barril criollo surge ahora la necesidad de que el gobierno nacional baje o suprima las retenciones a las exportaciones que hoy representan el 12% del magro valor.

La medida no implica prácticamente un costo fiscal porque hasta ahora el país casi no exporta petróleo, salvo los excedentes de Escalante que no se pueden refinar en el país. Pero además, este cambio permitiría dar un poco de aire a las provincias petroleras que con angustia ven un escenario en el que sus regalías podrían caer a menos de la mitad de lo esperado.

No hay cálculos sencillos por delante. Tal vez el mejor resumen de la situación que el cisne negro promete traer son las frases que el mismo CEO de YPF dio a su personal: “se vienen tiempos dificilísimos, así que no puedo dejar de enfatizar la importancia de cuidar los costos, minimizar los gastos lo más que se pueda para proteger la compañía”.

Weretilneck: Regalías Río Negro y barril criollo

La disminución del valor internacional del petróleo anticipa un derrumbe de los ingresos para las provincias hidrocarburíferas por sus regalías. El senador Alberto Weretilneck pidió a Nación que implemente medidas, entre ellas, se fije un valor sosten para el barril de crudo.

En ese sentido, el parlamentario presentó un proyecto de comunicación en la Cámara Alta y remitió una nota al presidente de la Nación, Alberto Fernández. El rionegrino consideró imperioso que se establezca “un precio para el petróleo -del orden de 54 dólares por barril- que permita continuidad en la actividad y evitar el problema social que se generaría si se pararan equipos, más el efecto negativo sobre las arcas de las provincias productoras, donde la recaudación por regalías caería en forma proporcional a la disminución del precio”.

“La emergencia sanitaria a nivel nacional y la crisis internacional golpearon duramente al sector hidrocarburífero, y si no tomamos medidas urgentes, no sólo bajará drásticamente la recaudación, sino que además se perderán miles de puestos de trabajo”, indicó.

Estimó que la pérdida de recursos para el conjunto de provincias, según los actuales valores del crudo, será de unos $3.800 millones mensuales. En el caso de Río Negro, Weretilneck resaltó que la caída por regalías hidrocarburíferas será de $2.160.000.000, representando una reducción del 33% en relación a la proyección anual previa a la caída del precio del barril.

Agregó que “esto llevaría además a una baja del 10% de la producción petrolera, afectando a las actividades relacionadas a dicha explotación, propiciando una caída significativa de la inversión en estimulación de pozos petroleros, falta de exploración derivada de la cancelación de las inversiones proyectadas, desaceleración de las inversiones en las actividades directas e indirectas, y caída de los puestos de trabajo relacionados con la actividad”.


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