Estamos viviendo unos días de gran incertidumbre económica y sobre todo bursátil debido al brote y extensión de la epidemia de coronavirus que empezó en China, conocida como COVID 19. Esta pandemia global ha revolucionado todo el mapa mundial y ha dado paso, después de 10 años de crecimiento alcista en los mercados y con una volatilidad excesivamente baja, a una época de mucha volatilidad y drásticas caídas en los principales índices mundiales.
Vivíamos en un momento de gran complacencia económica por la longevidad del ciclo actual, las débiles estimaciones de crecimiento y las inyecciones de liquidez por parte de los bancos centrales. La llegada de este virus mundial, unido a la situación económica previa, ha provocado grandes caídas bursátiles, en muchos casos superiores al 30%, que han provocado la entrada en una etapa de desaceleración económica.
Vemos ante nosotros unas Bolsas completamente rotas y que no atienden a ninguna lógica racional, habiéndose desatado una histeria muy perjudicial tanto para la economía como para los mercados.
Consideramos que, aunque este virus es más grave de lo que todo el mundo pensaba, las caídas de mercado también vienen en parte motivadas por la situación de complacencia injustificada que vivíamos antes de la epidemia y que se han disfrazado de coronavirus para agravar aún más si cabe, los fuertes descensos que hemos estado viendo estos días.
Sin embargo, poco a poco, y de forma cada vez más acentuada, vamos constatando la toma de medidas tanto de los gobiernos como de los bancos centrales para inyectar estímulos a la economía y frenar así las consecuencias de esta crisis.
En primer lugar, debemos transmitir un claro mensaje de calma y de serenidad. Tanto la calma como la templanza, en las circunstancias actuales, son fundamentales para poder afrontar el futuro sin riesgo de cometer errores de los que arrepentirnos.
En situaciones excepcionales como esta, tenemos que evitar movernos por los sentimientos, ya que el pánico a sufrir mayores caídas nos puede llevar a cometer unos errores que implicarán perder aún más dinero.
Como siempre decimos, no se debe vender cuando el mercado cae, sino cuando el mercado sube. Esta frase es tan sencilla como difícil de cumplir. Por ello, os animamos a que acudáis a vuestros asesores financieros y os pongáis en sus expertas manos. Es importante recordar que en los momentos de grandes caídas, es cuando, con prudencia, debemos ir tomando posiciones en aquellos valores o fondos que veamos más adecuados para nuestro perfil de riesgo.
Las caídas de mercados las tenemos que ver, dentro de la prudencia que comentábamos antes, como claras oportunidades para invertir en bolsa, con el objetivo de ir poco a poco aumentando nuestras posiciones en compañías que tengan buena visibilidad a largo plazo.
Personalmente, y así os lo recomendamos, creemos que la mejor forma de articular estas inversiones es a través de los fondos de inversión, en los cuales ponemos nuestro dinero en manos de un experto para que invierta en las mejores compañías y en las que tengan un mayor potencial. Con ello, conseguimos una mayor diversificación, fundamental en estos momentos de volatilidad, y a la vez un mayor conocimiento de las compañías en las que se invierte.
Mantenemos, y más si cabe en estas circunstancias, nuestra filosofía tradicional de invertir a largo plazo y sin hacer nunca reembolsos en momentos de pánico. El tiempo nos ha demostrado que es la mejor forma de invertir y de obtener retornos positivos.
El inversor nunca debe ser un especulador y menos en mercados volátiles, por ello debemos recomendar plenamente una inversión basada en nuestra idea de SLOW FINANCE, que es una forma constructiva de entender las finanzas y la inversión, guiada por la serenidad, el buen criterio y alejada de las prisas, la velocidad o el sentimiento.
Esta actitud es la única que nos permite evitar la vorágine de información de los mercados y la que nos hace superar las situaciones adversas, convirtiendo estas crisis bursátiles en oportunidades de inversión.