Las candidatas inscritas son 20.000 y la red está activa en 75 países del mundo.
GABRIELA ORIGLIA
La inspiración fue Tinder, la aplicación de citas. La lógica es la misma pero el objetivo, diferente. SheWorks! Apunta a que las empresas busquen perfiles de mujeres profesionales. Las candidatas inscritas son 20.000 y la red está activa en 75 países del mundo.
La creadora es la argentina Silvina Moschini –radicada en Estados Unidos hace más de dos décadas–, quien ya avanza en el programa educativo con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y compañías como Facebook, Microsoft y Google que participan de la iniciativa junto a Naciones Unidas para cumplir con la Agenda de Desarrollo Sostenible.
Moschini cuenta que la plataforma nació pensando en “descentralizar” el modelo de contratación de mujeres; en “quebrar el modelo existente”.
Junto a partners conectan las dos puntas; cada empresa tiene su base de datos y la parte independiente reúne 20.000 perfiles. “Pasan un proceso de selección, un test. Tomamos al 80%, en promedio, de las que llegan. Hay espacio para su portafolio, para el detalle de sus habilidades”, describe.
“Conectamos talento sin importar el lugar geográfico en el que se encuentra”, agrega la experta. Está persuadida de que la ventaja no sólo es para las mujeres sino para las empresas ya que les permite beneficiarse del talento “a escala global”.
Además, la plataforma SheWorks! permite a las compañías acceder a herramientas para gestionar equipos remotos “con responsabilidad, coordinación y confianza”.
La Agenda de Desarrollo Sostenible de la ONU mira hacia las mujeres porque siguen las inequidades, por caso, en el mundo laboral. En la región la brecha salarial llega al 30% según datos del Women Economic Forum (WEF); la media mundial según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es del 19%.
Un informe del Instituto Global McKinsey (MGI) indica que la desigualdad de género “no es sólo un problema moral y social apremiante, sino también un desafío económico crítico”. Si las mujeres, que representanla mitad de la población mundial en edad de trabajar, no alcanzan su pleno potencial económico, la economía global sufrirá.
El citado reporte estima que se podrían agregar US$12 billones (millones de millones) al crecimiento global si se superan las diferencias entre hombres y mujeres; la cifra equivale al 11% en el PIB anual de 2025.
En un escenario de “pleno potencial” en el que las mujeres juegan un papel idéntico en los mercados laborales al de los hombres, se podrían agregar hasta US$28 billones, o sea 26%, al PIB anual global para 2025.
Hace dos años Moschini fue convocada por W20, grupo de afinidad del G20 focalizado en el desarrollo económico de las mujeres, para presentar SheWorks! y contar cómo la tecnología puede jugar un papel disruptivo en la lucha contra la brecha de género. La aplicación, además de conectar a las mujeres con oportunidades laborales, en su academia global capacita en habilidades cruciales para que sean más competitivas y crezcan en sus carreras.
SheWorks Academy nació para entrenar en habilidades vinculadas con la tecnología, para trabajo técnico y remoto. Ya firmaron un acuerdo con el gobierno de Guatemala para expandirse a Centroamérica primero y al resto de Latinoamérica, después. La iniciativa recibió a fines de noviembre el premio Equals in Tech 2019.
Guatemala ocupa el puesto 110 de 144 países en equilibrio de los sexos, según el informe del Foro Económico Mundial 2018; está por debajo del promedio global en participación de la mujer en la fuerza laboral. En la región sólo Haití es más inequitativo.
Según datos del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas, 41% de las mujeres mayores de 15 años participan en la economía. La contracara es que 85% de los hombres están en el mercado laboral desde la misma edad, cifra que salta a 90% a partir de los 20 años, mientras que la de las mujeres apenas sube al 50%.
El formato de la academia incluye evaluaciones y, cuando se aprueban, se entrega una “estampa digital” que se incluye como una referencia en la currícula.
Las mujeres no deben pagar por estar en SheWorks!, la iniciativa se financia por los servicios de reclutamiento y tecnología que presta a las empresas. Las proyecciones apuntan a un crecimiento muy fuerte este año a partir de las alianzas estratégicas que viene cerrando.
Para el BID la iniciativa es una forma de llegar a los grupos más atrasados en aprender a usar la tecnología y, de esa manera, abrirles nuevas oportunidades.
Al organismo le preocupa que la mayor parte de las mujeres de la región trabajan en puestos en los que la tendencia es a ser reemplazadas por la robotización. Es muy baja la inserción femenina en el mundo tecnológico.
Moschini insiste en que, por un condicionamiento cultural, las mujeres se inclinan a emprendimientos vinculados con educación, belleza, moda, servicios y no a compañías tecnológicas y reconoce que el acceso a capital para construir empresas de alto impacto y gran escala es “limitado” para las mujeres.
“Son pocas las mujeres que buscan financiación vía capital de riesgo y ese esquema se puede modificar si hay más visibilidad de los datos cuando las compañías son manejadas por mujeres. Hay estadísticas que marcan que consiguen buenas tasas de retorno”, agrega.
No se trata esta de la única iniciativa para el empoderamiento económico de la mujer en Guatemala que pretende extenderse a lo largo y ancho de la región.
Recientemente un programa de Facebook y Cisneros Interactive busca este objetivo. Zhaira Franco, líder de Emprendimiento y Crecimiento Económico de Facebool para América Latina Hispana, subraya que el citado programa busca “enfatizar y alentar el impacto que tienen las emprendedoras en la economía de su país”.
