ChilMilton López Tarabochia y Francisco Parra Galaz
Cada 5 de marzo se recuerda el Día Mundial de la Eficiencia Energética. No es gratuito que la propia Naciones Unidas considere como uno de sus Objetivos para el Desarrollo Sostenible de su Agenda 2030 el acceso a la energía asequible y no contaminante. El recurso energético es usado en todo, hasta en aquella actividad que practiquemos para adaptarnos al cambio climático. Es decir, para sobrevivir al presente.
En Latinoamérica sentimos hace mucho tiempo la necesidad de energías limpias no solo por el acceso limitado a la electricidad para satisfacer las necesidades humanas sino por la afectación ambiental proveniente de la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón).
“La proporción de energía renovable en el consumo energético total solo es del 28%”, según un reporte de la Directora Adjunta de la división Regional de América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Susan McDade. Dicho dato refleja la necesidad regional de las energías limpias o no convencionales como la solar, la eólica e incluso la geotérmica, que aprovecha el calor interno de la tierra.
Del escenario latinoamericano tomamos como ejemplo comparativo al Perú y Chile porque son de una manera los países que han mostrado interés internacional por la protección del ambiente al haber oficiado, fallidamente o no, las famosas Conferencias de las Partes (COP). Sin embargo, antes de señalar las particularidades de las energías renovables no convencionales en cada país, analicemos qué matrices energéticas actuales tienen.
Según una declaración de noviembre del año pasado, el Director General de Eficiencia Energética del Ministerio de Energía y Minas de Perú (Minem), Javier Campos declaró a la agencia de noticias oficial del Estado, Andina, que el 50% de la matriz es de naturaleza hidroeléctrica (energía renovable convencional) y las energías limpias o no convencionales (solar y eólica) solo ocupaban un 5% de la matriz.
El resto de la matriz energética peruana, un 45% en promedio es energía térmica a gas, del estilo que se extrae en Camisea (Cusco), según dos exviceministros de Energía peruanos consultados, Luis Espinoza y Pedro Gamio.
INSTALACIONES DE LA CENTRAL DE GAS CAMISEA (CUSCO). FOTO: ANDINA.
En Chile, en tanto, priman los combustibles fósiles, aunque las renovables avanzan a paso acelerado. Según datos del Coordinador Eléctrico Nacional, en diciembre de 2019 el Sistema Eléctrico Nacional chileno generó un total de 6.786,4 GWh de energía. La generación corresponde en un 37,6% a energías de carbón, 27,6% a hídrico, 13,4% a gas natural, 10,8% a solar y 7,5% a eólica.
Con el 37% provenientes de combustibles fósiles, el desafío para el país es descarbonizar su matriz energética. El año pasado, el presidente Sebastián Piñera anunció la descarbonización completa para 2040 y el cierre de 10 centrales termoeléctricas a carbón de aquí a 2024. Para las 18 restantes no existe plan de cierre todavía.
Los combustibles fósiles que se utilizan en Chile para generar energía son importados. En 2019, el país importó más de 300 millones de toneladas de diésel, 191 millones de toneladas de gas natural y 123 millones de toneladas de carbón. Principalmente desde Estados Unidos, Australia, Brasil, Colombia y Ecuador, según el último reporte del Coordinador Eléctrico.
Si bien los combustibles fósiles son la principal fuente de energía chilena, las energías renovables no convencionales han superado el 20% de la matriz en 2019 y se proyecta que superen el 30% en 2030.
Chile y Perú no solo comparten un avance lento hacia las energías renovables, sino a su principal consumidor de energía, la gran minería formal, ya que ambos países son potencias en la materia. De acuerdo con el reporte año 8 número 12 de diciembre de 2019 sobre el consumo energético del sector minero en el Perú del Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), esta es la primera actividad económica consumidora de energía.
A marzo de 2019, la minería representó un 55% de la demanda de energía eléctrica de los clientes libres en el Perú. Los clientes libres son aquellos cuyo consumo energético es superior a los 2.5 MW (megavatio), según la Ley para Asegurar el Desarrollo Eficiente (n° 28832) y tienen derecho a contratar directamente con las empresas distribuidoras o generadoras de energía.
Entre las grandes mineras que más consumen energía en Perú a marzo del 2019 encontramos a Cerro Verde, Southern Cooper Peru, Las Bambas MMG, Minera Antamina, Shougahn Hierro Perú, Minera Chinalco Peru, Xstrata Tintaya, según el reporte citado de Osinergmin.
De acuerdo con Pedro Gamio, exviceministro de Energía del Perú, en el caso del país andino se debe atender la demanda energética del sector minero, pero con energías renovables no convencionales. “El Perú necesita en dos años atender el crecimiento de la demanda de proyectos mineros y si no hace nada tendrá que utilizar electricidad con diésel, que es un alto costo para la economía. Y complicará la realización de esos proyectos necesarios para la economía nacional”.
En Chile -potencia mundial en la producción de cobre- la minería también es el sector que más energía consume en el país. Según datos del Coordinador Eléctrico Nacional, la minería utiliza el 29% del consumo eléctrico en el país citado. Se estima que el 11% representa solo los costos operacionales de la industria.
La Comisión Nacional de Energía de Chile (CNE) elaboró un estudio de las empresas que más energía consumen, analizando su actividad entre enero de 2018 y junio de 2019. La empresa que lidera el ránking es la estatal Codelco, que en un mes llegó a consumir 491.717 MWh, seguido de Minera Escondida (de BHP), con un máximo de 449.785 MWh y de AngloAmerican Sur con 196.009 MWh. Entre las empresas mineras que más energía consumen hay dos faenas del grupo Luksic (Centinela y Los Pelambres), una del consorcio de AngloAmerican y Glencore (Doña Inés de Collahuasi) y otras dos de capitales japoneses (Lumina Cooper) y polacos (Sierra Gorda).
El potencial de la energía solar en Chile no parece tener límites. El país cuenta con el desierto de Atacama, el más árido del mundo, 105 mil kilómetros cuadrados de superficie repartidos a lo largo y ancho de cinco regiones del país. En una entrevista en septiembre, el director del Centro de Investigación en Energía Solar, Rodrigo Palma, aseguró que “con todo el potencial de energía solar de Chile, se podría abastecer 60 veces el consumo del país y el 20% del mundo”.
“Para abastecer toda la energía que requiere Chile si tuviéramos almacenamiento suficiente necesitamos unos mil kilómetros cuadrados, algo menos que el 1% del desierto y equivalente más o menos a la superficie de la comuna de Melipilla. Y para abastecer el 30% del consumo de electricidad de toda Sudamérica necesitamos sólo el 5% del desierto. Ahora, explotar todo el potencial se podría ocupar el 60% del territorio de este territorio, pero se podría abastecer el 20% del consumo del mundo”, afirmó.
PANELES SOLARES EN EL DESIERTO DE ATACAMA (CHILE). FOTO: MINISTERIO DEL INTERIOR DE CHILE.
El 10,8% de la energía generada en el Sistema Eléctrico Nacional en diciembre de 2019 correspondió a una fuente solar. En enero, el país alcanzó los 2.765 MW de potencia fotovoltaica instalada. En construcción hay proyectos energéticos de más de 4 mil MW, de los cuales más de la mitad son proyectos solares fotovoltaicos.
La proyección de que hacen las asociaciones empresariales de energías renovables del país, como Acera y Generadoras, es que para 2030 se puede tener un 75% de la matriz de energías renovables, con la solar superando el 30%. Entre las empresas que están en el rubro de la energía solar resaltan grandes transnacionales de energía que también explotan combustibles fósiles en el país, como AES Gener (dos centrales solares), Colbún (una), EDF (dos), Enel (ocho), Engie (dos) y Global Energy Partners (una).
En cuanto a la energía hidráulica -considerada renovable convencional- es el tipo de generación más polémico en Chile en los últimos años. Ya sean hidroeléctricas de pasada o embalses, los más grandes conflictos ambientales en Chile en el último tiempo han sido por este tipo de centrales. HidroAysén, por ejemplo, pretendía construir tres mega represas en la Patagonia, una inversión de más de 3 mil millones de dólares para una potencia de 2.750 MW. Su aprobación provocó una movilización nacional en 2011 que terminó por enterrar la iniciativa.
Si bien todavía hay potencial de energía hidráulica en Chile, este tipo de generación está en retroceso: en 2014 representaba el 33,7% de la matriz energética y en 6 años ha bajado al 27%. Eso sí, grandes proyectos siguen en construcción, como Alto Maipo, una mega central hidroeléctrica que pretende desviar los 3 ríos que sustentan de agua a Santiago.
El proyecto está todavía en construcción pese al fuerte rechazo ciudadano y estudios que muestran cómo puede afectar el suministro de agua en una capital donde viven 7 millones de personas y en la que, producto de la sequía, se habla de racionamiento de agua para el próximo año. La energía de Alto Maipo serviría en gran parte para proveer de electricidad a la minera Los Pelambres, ubicada en la zona cordillerana de la Región metropolitana.
En el caso del país andino más de la mitad de su matriz energética proviene de las hidroeléctricas, que forman parte de las energías renovables no convencionales. Si bien este tipo de tecnología es “limpia” porque usa la fuerza de las corrientes de agua, su defecto es no tener una intensidad regular. “Las sequías extras pueden bajar a la mitad (el volumen del agua). El sistema integrado ideal de energía en el Perú sería 60% renovables (hidroeléctricas y no convencionales) y 40% térmicas a gas”, explicó el exviceministro de Energía, Luis Espinoza.
De acuerdo con Franklin Acevedo, gerente general de la Sociedad Peruana de Energías Renovables (SPR), gremio peruano que aglutina a las empresas promotoras de las energías limpias en el país, el sur peruano tiene un enorme potencial para la energía geotérmica por su alta actividad volcánica. Mientras que la área costera y amazónica destaca por una radiación solar desbordante.
“Solo la SPR tiene para invertir hasta 3.500 millones de dólares en energías renovables no convencionales en el país”, afirmó Acevedo. Si se avanza bien en diversificar la matriz energética se puede lograr hasta un 75% de energías limpias para el 2050, vaticinó el representante de la SPR. Sin embargo, el exviceministro Pedro Gamio complementó que antes se deben terminar con vicios sociales enquistados en el Estado de forma histórica. El caso peruano no es tan optimista con las energías limpias como el chileno.
Gamio informó que las empresas que consumen gran cantidad de energía, como las del sector minero, si bien pueden tratar directamente con empresas generadoras de energía común, no es así con las de energías limpias como la solar. “En el caso de la eólica hubo una norma que les abrió el camino a las mineras hace unos meses recién. Hay una restricción de parte de una norma reglamentaria no corregida porque no corresponde a las buenas prácticas ni a lo que ocurre en otros países”, enfatizó.
Para que haya una matriz diversificada el Estado peruano debe romper con obstáculos enemigos de las energías limpias, de acuerdo con Gamio. “(Estos) son una mezcla de factores como la inestabilidad (política), hay muchos cambios de los actores en el ministerio; la falta de planeamiento energético y hay lobbies. Hay quienes ganan con el sector diésel”.
La corrupción no es novedad en el Ministerio de Energía y Minas del Perú. Según información recogida por el portal periodístico Wayka, existen correos electrónicos en donde se evidencia tratos cercanos entre el exministro de Minas, Jorge Merino y el exdirectivo de Odebrecht, Jorge Barata, sobre los tubos del Gasoducto Sur Peruano. Valga la aclaración que este proyecto, que iba a asegurar el suministro energético en la macroregión sur, está paralizado por los procesos judiciales del caso especial Lava Jato.
“La ciencia nos plantea una acción directa para un cambio constante y paulatino hacia las energías renovables no convencionales en el contexto del cambio climático”, recuerda Antonio Zambrano, Coordinador Nacional del Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (MOCICC) de Perú, quien alerta que en caso no se respete la promoción de las energías limpias en países vulnerables será el mismo planeta Tierra quien nos haga recordar que nuestra especie humana solo está de paso por el incremento inminente de la temperatura global.