Petroleras pedirán baja de retenciones y del barril
MARTÍN BIDEGARAY
El caída en el precio del petróleo complica el desarrollo de Vaca Muerta. A estos niveles, es imposible que las empresas hundan cientos de millones para nuevos pozos, porque no los recuperarían. Del otro lado, le quitan presión al Gobierno por parte de las petroleras: en estos niveles, no sería necesario un aumento en el precio de los combustibles.
La Argentina toma como referencia el petróleo Brent, que el domingo estaba por los US$ 35, el precio más bajo en varios años. A esa cotización, las petroleras locales que también venden combustibles (como YPF y Pan American Energy), estarían bien con los importes actuales de los combustibles, siempre que haya estabilidad en el tipo de cambio. Eso es porque los precios actuales están reflejando un precio de petróleo crudo en torno a los US$ 50. Una estabilización del crudo Brent a este nivel de precios abriría una discusión entre el Gobierno y las petroleras para reducir el precio de los combustibles.
Es más, algunas petroleras hasta preferirían ahora firmar un "precio sostén" o barril criollo, que separe los precios locales de producción petrolera de los internacionales. Ese fue un mecanismo anterior que se utilizó para proteger a la industria frente a las caídas globales. La administración de Macri no estuvo de acuerdo con ese rumbo. Desde septiembre de 2017, el país se vino alineando con los precios internacionales.
Esa política, que se denominó de "precios libres" generó estímulos para la inversión petrolera, según varias empresa del sector.
Mientras la industria local se siga moviendo con un barril en torno a los US$ 50, no habría grandes caídas ni en las regalías petroleras ni en la actividad actual. En cambio, quedarán complicados los proyectos hacia adelante. Al Gobierno lo libera de escuchar al sector quejarse de un retraso en los precios, como sucedía cuando el barril estaba a US$ 60, pero los surtidores domésticos reflejaban un petróleo a US$ 50.
iProfesional
El precio del barril de crudo Brent se derrumbó un 30% por ciento tras la ruptura entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia.
El precio del barril de crudo Brent se derrumbó alrededor de un 30% por ciento luego de la ruptura entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y Rusia, en un contexto marcado por el fuerte retroceso de la demanda que provoca el coronavirus.
Si se consolida esta tendencia a la baja, las petroleras que operan en la Argentina volverán a insistir ante el gobierno de Alberto Fernández para que reduzca retenciones e instrumente la vuelta de un barril en torno a los 55 dólares con la intención de preservar la producción local.
Los 13 miembros de la OPEP y sus 10 socios externos, que conforman la OPEP+, el grupo que concentra más del 50% de la producción mundial de petróleo, vienen llevando adelante desde inicios de 2017 una reducción voluntaria de 1,2 millones de barriles, cifra que se elevó en diciembre a 1,7 millón de barriles.
Además, Arabia Saudita decidió a inicios de año recortar otros 400.000 barriles diarios de su producción durante tres meses, lo que eleva la cifra a 2,1 millones de barriles diarios. El acuerdo actual finaliza este mes y la OPEP+ estaba negociando su extensión.
Para contener la caída de precios, la OPEP, reunida la semana pasada en Viena, propuso a sus socios continuar con recortes de 1,5 millón de barriles por día hasta fin de año. Sin embargo, Rusia se opuso a la medida. Los productores de ese país sostienen que cada barril adicional que retiran del mercado afecta sus ingresos e incrementa las chances de perder mercado a manos de Estados Unidos.
En Rusia son conscientes de que la no renovación del acuerdo podría provocar una baja adicional de precios, pero confían en que luego de una pronunciada baja inicial los valores se estabilizarían por encima de los 40 dólares, tras dejar fuera de carrera a una porción de la oferta estadounidense que se extrae de pozos de convencionales con técnicas de fracking y, obviamente, costos mayores. De este modo, la jugada les serviría para ganarle mercado a Estados Unidos.
El problema es que Arabia Saudita subió la apuesta en lo que ya pareciera ser una guerra de precios declarada y el sábado comenzó a realizarles importantes rebajas a sus principales clientes. Además, ya anticipó que a partir de abril elevará su producción de 9,7 a 12 millones de barriles diarios. Esta decisión hizo que los precios cayeran incluso hasta un 30 por ciento en la madrugada del lunes.
Según detalló la agencia Bloomberg, fue el mayor derrumbe diario registrado desde la Guerra del Golfo de 1991.
Con esta jugada los árabes buscan que Rusia retroceda sobre sus pasos y vuelva a sentarse a la mesa de negociación. De hecho, la OPEP+ emitió un comunicado donde afirma que "continuarán las conversaciones para estabilizar el precio del mercado de crudo». El problema es que mientras tanto juegan con fuego y el mundo tiembla.
La pelea entre las potencias petroleras es seguida con atención en Argentina porque todos tienen claro que cada ficha que se mueve allá tiene un impacto directo de este lado del océano.
Hace aproximadamente un mes, cuando el crudo ya había comenzado a bajar, Vista y Tecpetrol le sugirieron al gobierno reducir las retenciones y garantizar un barril criollo para atenuar el impacto sobre la industria petrolero local. Desde entonces, no hubo una respuesta oficial.
Ni siquiera se avanzó con la reglamentación del artículo 52 de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva. Allí dice claramente que "las alícuotas de los derechos de exportación para hidrocarburos y minería no podrán superar el 8% del valor imponible o del precio oficial FOB".
Sin embargo, el ministro de Economía, Martín Guzmán, les sigue cobrando un 12 por ciento.
El derrumbe del precio del crudo en las últimas horas lo acerca a los 30 dólares por barril. Por lo tanto, una vez descontadas las retenciones lo que recibe el productor está apenas por encima de los 25 dólares. En este contexto, incluso debería evaluarse una baja del precio de los combustibles, aunque es difícil que eso suceda.
Tanto en las empresas como en el gobierno, tienen claro que con un precio de 25 dólares o incluso 30 dólares por barril no hay posibilidad de desarrollar Vaca Muerta.
Río Negro
VICTORIA TERZAGHI
En apenas un día, el precio del crudo Brent, de referencia para Argentina cayó cerca de un 24%, de 45,27 a 33,45 dólares, en lo que fue la peor baja en una jornada desde la Guerra del Golfo en 1991. El impacto en la industria petrolera Argentina, y en Vaca Muerta en particular, es aún incierto pero ya son muchos en el sector quienes advierten que será necesario reinstaurar un precio sostén al estilo del barril criollo.
Esta coyuntura internacional aún no es clara, pues en los últimos meses el mercado global mostró una fuerte volatilidad, con grandes saltos que variaron en cuestión de días. Esta nueva crisis, impulsada por la rebaja del precio que dispuso Arabia Saudita tras la negativa de Rusia de adicionar recortes en la producción, podría tener un efecto más extenso y complicar a la industria argentina que ya sufre por la macroeconomía.
La amenaza de un precio del barril por debajo de los 40 dólares no es sólo para Vaca Muerta sino para toda la industria petrolera que hoy tiene su línea de break even (el punto a partir del cual ganan dinero) entre los 45 y los 50 dólares.
Esa franja de precios es sobre la que actualmente se encuentra el petróleo nacional y es por esto que, anticipándose al traslado de esta depreciación que se verá en el país con los contratos del mes entrante, varias firmas y especialistas ya advirtieron que será necesario aplicar una suerte de precio sostén para evitar un potencial freno total en la industria petrolera argentina.
De mantenerse estos precios bajos del Brent, y no aplicarse medidas internas, el precio del petróleo nacional podría caer por debajo de los márgenes de rentabilidad tanto del no convencional como del convencional.
Esto llevaría, sin dudas, a un freno en múltiples desarrollos que en poco tiempo se traduciría en una caída en la producción nacional de petróleo. Y esa menor producción de petróleo también derivaría en poco tiempo más en la necesidad de importar combustibles, pues hoy el país consume todo el crudo liviano que se produce.
Aquí es donde el escenario internacional choca con violencia con el nacional, pues el país necesitaría inyectar millones de dólares en la importación de combustibles, y es el fundamento de mayor peso para la aplicación de un precio sostén, o una suerte de nuevo barril criollo, que fije el precio dentro del país por sobre el precio internacional.
Desde las empresas que ya reclaman esa medida se planteó que con un valor interno por debajo de los 50 dólares la actividad se paralizará. Un freno que desde agosto del año pasado ya se ve en Vaca Muerta, a raíz precisamente del bajo precio que fijó en ese momento del DNU 566 y que hoy mantiene parcialmente el congelamiento del precio de los combustibles.
El traslado automático del valor internacional -que en la práctica se realiza un mes después- llevaría a una baja en el precio de los surtidores, pero con los meses sería necesario importar combustibles.
Es por esto que desde la industria, hay quienes advierten que un precio sostén similar al que hoy está vigente, permitiría por un lado que la actividad petrolera no se frene aún más, no se registren miles de despidos y no sigan cayendo las regalías en las provincias petroleras.
Pero a la vez, también permitiría que los combustibles sigan estando congelados de forma tal de no incidir en una mayor inflación de precios en el resto de la economía nacional.