La Argentina tiene por delante “una agenda aparte” frente a la urgencia la renegociación de la deuda
JORGE SOSA
El especialista en mercados internacionales Santiago Palma Cané recomendó prestar atención a la evolución del crecimiento a nivel mundial para medir el impacto financiero del Coronavirus que continuará en los mercados y las medidas fiscales que se preparan en varios países. Por otro lado, Mariana Altieri, directora ejecutiva de la Fundación Meridiano, destacó el rol clave que tendrá este año para Argentina el Mercosur y la relación con Brasil.
Ambos especialistas participaron del ciclo audiovisual El Cronista Global, dedicado a la agenda internacional con impacto en la Argentina, en este caso en un primer capítulo de una serie de entrevistas con la consigna Pronóstico 2020: los temas que marcarán el pulso global este año y el análisis sobre cómo debe posicionarse el país frente a ese escenario.
“La baja de tasas de interés no ven como suficientes para alentar el crecimiento, sino más bien para ganar liquidez. Hay que prestar atención a las políticas fiscales de estímulo que se están estructurando”, alertó Palma Cané, socio de la consultora FIMADES.
Además de destacar el impacto que tendrán este año las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Palma Cané resaltó que la Argentina tiene por delante “una agenda aparte” frente a la urgencia la renegociación de la deuda. Pero que ello no debería implicar “dejar de la lado la atención que merece la necesidad de inversiones”, sobre lo cual –entendió- “todavía no se ven señales”
Altieri, especialista en geopolítica, aseguró que la Argentina se encuentra en una situación de “doble dependencia” ante Estados Unidos y China y que esa situación se puede complicar “si se acelera la pulseada a nivel global” entre esos dos países.
Mirá también el análisis de Altieri sobre la situación de la Antártida Argentina:
Como remedio, propuso mirar al Mercosur como plataforma clave de relacionamiento, y manejar con sentido estratégico la relación bilateral con el Brasil de Jair Bolsonaro.
Ámbito
Argentina se juega entre marzo y la primer quincena de mayo, gran parte de su destino económico. Durante ese lapso deberá renegociar su deuda con privados por unos u$s70.000 millones, a los que se suman otros u$s10.000 millones con bancos extranjeros (entre ellos el HSBC).
También tendrá que llegar a un acuerdo con el FMI por la deuda de u$s44.300 millones tomada durante el gobierno de Mauricio Macri, y resolver que se hará con el pasivo en pesos y divisas, pero emitido bajo la legislación nacional.
Se trataría de unos u$s325.000 millones totales; lo que superaría el 70% del PBI argentino. Una operación de este tipo debería mantener en vilo al mundo.
Sin embargo, hasta ahora, son otras las preocupaciones que el sistema financiero internacional tiene en cuenta. Tiene lógica.
Según el cuadro que ayer publicó el consultor Damián Di Pace, el caso argentino ocupa un lugar marginal entre los países más endeudados, ranking que tranquilamente encabeza los Estados Unidos.
El país ocupa el 0,6% del PBI mundial, lo que convierte al proceso de reestructuración de deuda local, para bien o para mal, en un problema marginal para las finanzas mundiales.