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ANÁLISIS
Escribe Alonso: El infortunio de Juan Valentín
MINING PRESS/El Tribuno
02/03/2020

RICARDO ALONSO

Ricardo Alonso

Las fotos que se conservan lo muestran como un joven buen mozo, elegante, delgado y de buena estatura y contextura física. Inteligente, de mirada chispeante, hiperactivo, con una impecable foja académica. Rubio, de ojos celestes y unos bigotes tipo manubrio. Un alemán prusiano y el clásico producto fotogénico decimonónico. A los 22 años ya se había doctorado con una tesis sobre la geología de las gargantas de Kronthals y sus alrededores. Una muerte accidental habría de poner punto final a una carrera vertiginosa. Se conservan pocos datos biográficos en especial un recordatorio anónimo que se publicó en 1899 en la Sociedad Científica Argentina. Su mayor biógrafo, el Dr. Gilberto F. Aceñolaza de la Universidad Nacional de Tucumán, buceó en su vida y obra impactado por la personalidad del joven científico y su desgraciada muerte.

En La Plata

Sabemos que Juan Valentín nació en Frankfurt (Alemania) el 17 de octubre de 1867. Estudio Ciencias Naturales con especialidad en Geología en las universidades de Zúrich, Freiberg y Estrasburgo. Defendió su tesis doctoral en 1889. Buscaba afanosamente ampliar sus conocimientos y con tal motivo ingresó en las academias de minas de Klausthal y Berlín donde permaneció un par de años. Luego regresó para hacerse cargo de la Sociedad Metalúrgica de Frankfurt. En 1893 fue comisionado para realizar trabajos geológicos en el Cáucaso lo que le demandó algunos meses. El 22 de septiembre de 1893 casó con Cornelia Heiner, una bella joven alemana. En aquellos años el Museo de La Plata era una institución pujante y estaba centrada en la tarea de contratar a los mejores científicos extranjeros. Llegaron decenas de ellos especialmente suizos y alemanes. El motor intelectual era el perito Francisco P. Moreno, quien de alguna manera seguía los pasos de Sarmiento con la creación de la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba. Moreno estaba particularmente interesado en el estudio de la Patagonia y los límites con Chile y por ello deseaba contar con los mejores profesionales en el campo de la geografía, geología, topografía, geodesia, etcétera.

Respuesta a los jubilados

Fue así como Valentín, y su joven esposa, llegaron a las tierras del Plata. Fue nombrado en el cargo de jefe de la sección Mineralogía y Geología e inmediatamente se le encargó un estudio geológico de las Sierras Australes de Buenos Aires y un estudio de los viejos yacimientos de oro de la provincia de San Luis, tanto de las vetas como de los aluviones.

Dichos trabajos fueron evaluados por el Perito Moreno, quien ordenó su publicación en la Revista del Museo de La Plata y vieron la luz en 1895. Consciente de la importancia de las investigaciones que estaba realizando escribió sendas versiones en alemán que envío a publicar en revistas de su país. Así lo haría con otros múltiples trabajos de su autoría.

Téngase presente que La Plata era una ciudad joven y Buenos Aires brillaba como una potencia económica y cultural. La oferta de venir en 1895 al Museo Nacional de Ciencias Naturales donde un tiempo antes brillaba la figura del sabio Burmeister que había fallecido, le resultó muy alentadora. Más aun cuando le ofrecieron hacerse cargo como jefe de la sección Geología.

Inmediatamente se relacionó con la Sociedad Científica Argentina, que contaba entonces con los mayores estudiosos y académicos del país. Recordemos al pasar que el salteño Juan Martín Leguizamón era uno de los miembros prominentes junto con Estanislao Zeballos, Florentino Ameghino, Angel Gallardo, Juan J. J. Kyle, Alberto Schneidewind, Samuel Lafone Quevedo, Carlos Spegazzini, entre muchos otros.

Compilación histórica

Valentín tomó a su cargo la tarea de compilar los 40 tomos publicados desde la creación de la Sociedad y que insumía el análisis de miles de páginas escritas sobre la joven ciencia argentina. Esta tarea le dio un amplio bagaje de conocimiento sobre lo que se había hecho hasta entonces en el campo de la geología y lo mucho que todavía quedaba por hacer. A manera de síntesis publicó "Índice General de Los Anales de la Sociedad Científica Argentina" (1897, 168 páginas). Dicho índice estaba dividido en tres partes esto es por autores, por materia y por localidades. Sigue siendo una fuente obligada de consulta para los investigadores e historiadores de la ciencia.

Durante los pocos años que siguieron estudió rocas, minerales y fósiles de la República Argentina realizando descripciones del noroeste argentino, especialmente en las provincias de Salta y Jujuy, de las sierras de Córdoba, Mendoza y finalmente el norte de la Patagonia. Escribía frenéticamente y publicaba a un ritmo vertiginoso para la época.

Acerca de Salta y Jujuy comenta que llegaron a sus manos en el Museo Nacional de Buenos Aires muestras de fósiles y de minerales que había enviado un tal ingeniero José Jackowski radicado en Salta.

Los fósiles provenían de afloramientos paleozoicos de Ojo de Agua en la Quebrada de Humahuaca y correspondían a restos muy fragmentarios de conchillas de braquiópodos y trilobites. En cambio los minerales habían sido extraídos de la mina Chacabuco, en Iruya, un rico filón de cobre nativo y sulfuros de cobre de alta ley. Esa mina la había intentado explotar el capitán de la marina italiana, José Lavarello, uno de los intrépidos navegantes del Bermejo. Valentín realizó un detallado estudio mineralógico y le proporcionó muestras para análisis al renombrado químico escocés radicado en Buenos Aires Juan J. J. Kyle.

Al respecto publicó un trabajo en 1896 en los Anales del Museo Nacional al que tituló "Comunicaciones geológicas y mineras en las provincias de Salta y Jujuy" (T. 5, pp. 25-32). Se interesó en los depósitos de fluorita que existían en Córdoba y realizó estudios sobre los criaderos presentes en San Roque.

En igual sentido viajó a los yacimientos de Paramillos de Uspallasta en Mendoza, donde estudió la mineralización allí presentes. Estas observaciones las publicó en Alemania.

Asimismo dio a conocer un estudio sobre depósitos minerales diversos en la provincia de San Luis. También publicó un interesante trabajo sobre el hallazgo de conchillas fósiles cuando excavaban el panteón italiano del cementerio de Lomas de Zamora en Buenos Aires. Ello le sirvió para hacer correlaciones interesantes sobre las ingresiones marinas recientes en el territorio bonaerense.

También dio a conocer dos fósiles de La Pampa, un perezoso extinto y un gliptodonte, en los Anales de la Sociedad Científica Argentina (1897). Es interesante destacar que ese año él ya figuraba entre las autoridades de dicha institución. Por suerte la mayoría de estos trabajos, casi inhallables hoy, están digitalizados y buscando con paciencia se los puede encontrar y leer en internet. Una contribución importante será un texto que le solicitara el Dr. Francisco Latzina para su monumental diccionario enciclopédico sobre Argentina. Allí escribió un capítulo titulado “Bosquejo geológico de la Argentina” (1897).

Desenlace trágico 

Pero su obra de mayor enjundia llegaría al ser convocado por las autoridades del Segundo Censo de la República Argentina que se llevó a cabo el 10 de mayo de 1895. Valentín quedó a cargo de redactar un largo capítulo sobre la geología argentina. Entre las cuestiones de interés se encuentra un perfil de los Andes entre Mejillones y Orán en el paralelo 23 que fue publicado en colores y muestra la anatomía de las rocas andinas. Lo notable es que quienes escribieron el voluminoso tomo del territorio nacional eran ya grandes sabios como Ernesto Bavio (Geografía), Florentino Ameghino (Paleontología), Gualterio Davis (Clima) y Eduardo L. Holmberg (Flora y Fauna). Lo último que se sabe de él es que Valentín partió a la Patagonia para realizar estudios en Chubut. El 10 de diciembre de 1897 resbaló y cayó al fondo de una barranca. Su ayudante lo encontró horas más tarde muerto y con los bolsillos llenos de los fósiles que había recolectado. Fue enterrado en una tumba anónima en el cementerio de Rawson. La mayor parte de su voluminosa obra salió después de su muerte. Dejó una viuda y dos hijos pequeños desamparados. Tenía 30 años recién cumplidos. En solo cuatro años en nuestro país realizó una obra extraordinaria en calidad, cantidad y diversidad de temas. La ciencia argentina perdió al que con seguridad se transformaría con los años en unos de sus grandes sabios.


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