En las cuencas hidrocarburíferas desde Salta hasta Tierra del Fuego existen formaciones de shale
En las cuencas hidrocarburíferas del país existen formaciones shale que van desde Salta hasta Tierra del Fuego. Cuáles son, porque solo una está en desarrollo y cuáles podrían sumarse.
A grandes rasgos, podría decirse que cada cuenca hidrocarburífera del país tiene como origen de sus hidrocarburos a una Vaca Muerta: una roca madre o roca generadora de la cual con el paso de millones de años migró el gas y petróleo que se extrae en las formaciones más superficiales, pero que bajo miles de metros de tierra sigue teniendo en su interior múltiples recursos shale.
En total son once las grandes rocas madres que se conocen en el país, pero de ellas sólo Vaca Muerta se encuentra en desarrollo y concentra la atención de las petroleras tanto nacionales como del resto del mundo.
En el país son seis las cuencas hidrocarburíferas en actividad: la Cuenca del Golfo San Jorge donde comenzó la historia del petróleo, la Cuenca Neuquina, la Paleozoica y Cretácica comúnmente llamadas como Cuenca Noroeste, la Cuyana y la extrema Cuenca Austral.
Cada una de estas cuencas cuenta con, al menos, una roca generadora que la formó, dado que por ejemplo en la Cuenca Neuquina son tres las rocas: la más famosa es Vaca Muerta, pero también están presentes Los Molles y Agrio.
En la Cuenca Cuyana la roca generadora shale es Cacheuta. En la Cuenca del Golfo se identificó a la Formación Pozo Diadema 129 o D 129, y a por debajo de ella a Neocomiano. En lo que se conoce como la Cuenca del Noroeste, la roca generadora de la Cuenca Paleozoica es la enorme Los Monos, que se estima que cubre también buena parte de Bolivia, mientras que en la Cuenca Cretácica la roca generadora es Yacoraite. En la Cuenca Austral la roca madre son Inoceramus, también conocida como Palermo Aike, y Serie Tobífera.
A pesar de que Vaca Muerta es reconocida en todo el país, aún muchos siguen refiriéndose a ella como un yacimiento, cuando en realidad se trata de una roca madre, una formación geológica en la cual se generaron los hidrocarburos.
Las once rocas madres o formaciones shale del país no son todas iguales. Las particularidades de cada una de estas "vacas" difieren a partir de su data y manera de formación.
Si, por ejemplo, la formación de los hidrocarburos se dio a partir de agua dulce, se estima que los hidrocarburos en su interior serán más pesados, como ocurre con Cacheuta, en donde se requieren calentadores de fondo para poder hacer fluir el petróleo que contiene.
Es que el mito de que el petróleo se formó con los huesos de los dinosaurios, es sólo eso, un mito, dado que los hidrocarburos se crearon a partir de depósitos de materiales orgánicos ya sea debajo del agua dulce o el lecho del mar que fueron aprisionados por capas de sedimentos rocosos durante millones de años.
En el caso de Vaca Muerta, por ejemplo, sus sedimentos son de origen marino, pues al momento de su creación estos 36.000 kilómetros de tierras en su mayoría neuquina estaban debajo del océano Pacífico.
A estas condiciones se suma un tercer factor que es lo que determina el mayor o menor interés que pueda generar una formación no convencional: su superficie, grosor y contenido orgánico.
Estas son las condiciones que potenciaron el desarrollo de Vaca Muerta en detrimento de las demás rocas madres. Se trata de una formación que posee un alto contenido de hidrocarburos en su interior, tiene un espesor importante - de hasta 450 metros- que permite que se pueda aprovechar mejor la superficie a estimular, cuenta con una extensión enorme, en cuatro provincias y posee en su interior tanto gas como petróleo liviano.
Si bien son todas formaciones shale no son iguales, tienen diversos contenidos y condiciones como presión y profundidad.
Pero además hay otro factor que hace que las inversiones se concentren hoy en esta formación y que no está determinado por el capricho de la geología. Se trata del conocimiento que los cerca de 1500 pozos perforados hacia esta roca madre aportan, a diferencia de lo que ocurre con las demás rocas generadoras apenas estudiadas, y al cual se suman miles de pozos que durante décadas atravesaron Vaca Muerta para llegar a otros objetivos.
Esta “curva de aprendizaje”, como se denomina en la industria, es la que permite no sólo reducir riesgos en las operaciones, sino también ajustar mejor los costos al conocerse de antemano las particularidades y necesidades de cada zona de Vaca Muerta.
El hecho de que Vaca Muerta sea la roca madre en plena actividad responde también a la cantidad de recursos que se estima que posee. Es por lejos la roca madre más grande del país y también la que tiene más recursos.
Un estudio de la Administración de Información de Energía de los Estados Unidos (EIA por su sigla en inglés) marcó en 2013 que la formación posee 307 TCF (trillones de pies cúbicos) de gas de los 801 que se recuentan en todas las formaciones del país. Y agregó también unos 16.200 millones de barriles de petróleo.
D 129 se estima que posee 100 TCF recuperables, mientras que Los Monos podría llegar a los 40 TCF. Los menores recursos están en Yacoraite, Precuyano y Serie Tobífera con sólo 5 TCF estimados.
Estas estimaciones deben además cruzarse con lo que es el contenido orgánico pues sucede en casos como Los Monos, en donde para que una fractura genere el mismo caudal que en Vaca Muerta las punciones deberían ser decenas de veces más grandes y más costosas.
Es por esto que luego de Vaca Muerta, la atención se centra en D 129, Palermo Aike, Agrio y Los Molles.