La epidemia ya afectó el 1% del PBI chino, pero debería tenderse a una recuperación
JUAN CARLOS GUAJARDO
El mundo entero contiene el aliento ante la evolución de esta nueva infección viral proveniente de Asia y que amenaza la salud y la economía global.
Más allá del pánico, las cifras parecen indicar que el peak está cerca y que por ende su expansión debiera detenerse y su amenaza, comenzar a remitir. Pero el gobierno chino teme una segunda ronda de contagios y también que el impacto en la economía sea demasiado severo. Por eso la autoridad ha reorientado su estrategia de contención del virus desde una acción a escala nacional -que paralizó al país y la logística, afectando de paso las exportaciones-, a otra política más específica y drástica en torno a zonas afectadas (en especial en la provincia de Hubei), para no dañar más la actividad económica. Se ha sabido de ciudades en Hubei que han implementado “controles de tiempos de guerra” por al menos 14 días.
En materia económica, lo que viene se puede dividir en dos períodos. En el primer trimestre se exacerbarán las ya negativas perspectivas que se tenían para la economía china (y global). Se estima que el Covid-19 ya ha afectado en 1% del PIB chino. Sin embargo, tras ese período, la situación debería tender a una recuperación. El Hang Seng Index (Hong Kong) y el SSE Composite Index (Shanghai) se han venido recuperando en febrero lo que indica un repunte de la confianza. Antes de la aparición del Covid-19, el gobierno chino ya tenía previsto un plan estímulo fiscal y monetario anticipando un mal desempeño en los primeros meses de 2020. Se estima que las pequeñas y medianas empresas, el motor de la economía china, serán el foco de dicho plan.
En el caso de la industria del cobre, la principal amenaza es que las fundiciones chinas deban detenerse en forma masiva, por la incapacidad de almacenar y despachar el ácido sulfúrico que produce su operación. Pero uno de los mayores quemadores de azufre de China -que es otra fuente de generación de ácido sulfúrico-, redujo su producción a la mitad, generando holguras que disiparon el riesgo para las fundiciones de cobre y con ello para los embarques de concentrado de cobre chileno, peruano y de otras partes del mundo. Eso sí, esta crisis dejará una gran acumulación de inventarios en bolsas y fuera de bolsa en Asia.
Una pregunta importante tras lo ocurrido con el coronavirus es si las compañías del mundo seguirán dependiendo del suministro de países lejanos para sus componentes claves. Esto es, las cadenas globales logísticas tal vez sean objeto de revisión, acelerándose una tendencia a buscar abastecimiento más local.