Se teme que este producto químico usado para fertilizantes sea utilizado ahora con fines ilegales
El temor a que la urea sea utilizada como precursor para elaborar cocaína, en vez de ser empleada como fertilizante, ha dado pie en Bolivia a que se comience a indagar sobre un supuesto uso ilegal de este producto químico.
A la espera de informes técnicos, si se confirma ese uso ilícito, la urea tendría que incluirse en las normas sobre sustancias controladas, advirtió este miércoles el viceministro interino de Régimen Interior y Policía de Bolivia, Daniel Humérez.
El pronunciamiento de esta autoridad del Ministerio de Gobierno (Interior) llega después de que el ministro interino de Hidrocarburos, Víctor Hugo Zamora, declarara que consta una denuncia de que una parte de este fertilizante de producción estatal acabe en la elaboración de la droga, pero sin aportar más detalles.
Bolivia cuenta con una fábrica estatal de urea y amoniaco en Bulo Bulo, en una zona de la región central de Cochabamba cercana a los cultivos de hoja de coca del Chapare.
“Hay una denuncia formal que se hizo de que la urea se está utilizando como sustancia controlada y también establece, esa denuncia, de que la ubicación respondería a ese tipo de intereses”, dijo este pasado martes el ministro.
Hidrocarburos estudia un cambio de ubicación de la fábrica, más cerca de la frontera con Brasil, su principal destino en exportación, y más próxima al principal mercado interno para la producción agrícola en la región oriental de Santa Cruz.
El cambio se enmarca en el giro de política industrial que plantea el Gobierno interino de Jeanine Áñez, para reorientar lo que considera proyectos ruinosos de la anterior etapa de Evo Morales en el poder.
Entre los que incluye esta fábrica, que requirió una inversión de unos 950 millones de dólares y funciona a solo el 7,4 por ciento de su capacidad, según datos del ministerio.
El Ejecutivo transitorio sostiene además que ha intensificado la lucha contra el narcotráfico, al denunciar que durante la etapa de Morales fue demasiado débil la política en esta materia.
El Ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Víctor Hugo Zamora, informó que el organismo que preside y YPFB realizarán una auditoría Planta de Amoniaco y Úrea; y de ser necesario, una reingeniería, la cual evitará seguir generando pérdidas para YPFB y al Tesoro General de la Nación, ya que éste subvenciona la planta.
Destaca el Ministro Zamora que en la Planta ubicada en Bulo Bulo se invirtió más de 950 millones de dólares y la misma debería generar 2100 toneladas métricas de producción. “Ésta debió haber sido una de las industrias más prosperas de nuestro país, como se nos había pintado en la anterior gestión”, afirmó Zamora.
Asimismo, indicó que en lo que respecta a la ubicación, está en un lugar donde se hace poco competitiva por las distancias, además la paralización que sufre por el objeto de movilizaciones sociales permanentes que sufre esta región.
El titular del ministerio de hidrocarburos de Bolivia aseguró que no se firmará una adenda al contrato con la empresa estatal cubana para la venta de úrea, pues es contrario a los intereses del Estado Boliviano y atenta contra los productores locales: “Cómo puede ser que le demos úrea más cara a nuestros productores que a los extranjeros: 315 por tonelada en el mercado de exportación, entre 340 y 350 la tonelada en el mercado interno. No se puede justificar que se les dé a extranjeros un plazo 360 días de pago y a nuestro sector productivo (nacional) se les dé pago al contado y a un costo más elevado”, aseguró.
Como dato agregó, el ministro, que el primer stock de entrega a Cuba no fue pagado, por lo que “lógicamente se planteará se cobren estos recursos que en este momento demanda YPFB y el Estado boliviano”, al tiempo que señaló que “estos sucesos acontecieron debido a los esquemas económicos que fueron trabajados en la pasada gestión, los cuáles dañaron la economía del país”.
Finalmente, el ministro de Hidrocarburos afirmó que, tras la auditoría, se trabajará en poner nuevamente en funcionamiento la industria para comercializar el producto, tanto a nivel interno, como al nivel externo, bajo nuevas reglas en las que se priorice la venta de úrea a productores nacionales.