Directivos de grandes empresas se quejaron por las medidas que les impiden girar utilidades
ROMÁN LEJTMAN
El Presidente llegó a París y desayunó con referentes de las principales compañías. Es la última escala de su gira europea en busca de respaldo para la negociación con el FMI. Más tarde se reunirá con Emmanuel Macron.
Alberto Fernández ya se encuentra en París donde se reunirá con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en el último punto de su gira por cuatro países europeos (viene de Italia, Alemania y España) en busca de apoyos internacionales para sostener su estrategia de proponerle al FMI una postergación de los vencimientos de la deuda hasta fines de 2023.
La agenda del Presidente y su comitiva en la capital francesa comenzó con un desayuno en la embajada argentina con una treintena de directivos de empresas, quienes le manifestaron su preocupación por las restricciones que impuso el Ejecutivo a las operaciones con moneda extranjera, y que les impide girar utilidades. “Con Macri vivimos un 2001 por goteo”, les contestó Fernández.
Entre los empresarios y altos ejecutivos presentes se destacan Anne-Marie Couderc, CEO de Air France-KLM; Eric Scotto, presidente de Akuo Energy; Thierry Best, Chief Commercial Officer de Alstom; Christian Peugeot, presidente del Comité de Fabricantes Franceses de Automóviles; Mme Virginie de Chassey, directora de Comunicación de Eramet; Denis Simonneau, delegado general de Relaciones Institucionales de L’Oréal; Patrick Martin, vicepresidente de Medef; Eric Le Corre, director de Relaciones Públicas de Michelin; Alexandre De Rothschild, presidente ejecutivo de Rothschild; Marion Paradas, vicepresidenta de Relaciones Institucionales de Thales; y Jean Claude Mallet, director de Asuntos Públicos de Total.
Tras el desayuno de trabajo con los empresarios en la Embajada, Fernández se reunió con el economista Thomas Piketty, cuyo último libro se llama Capital e ideología, en sus oficinas en el Center for Economic Policy Research.
Según pudo reconstruir Infobae, el Presidente y el académico hablaron sobre América Latina y Europa y del peso del capitalismo en las sociedades modernas. Piketty le contó además cómo surgió su último libro. También reflexionaron sobre las razones por las cuales en Argentina no hubo estallidos como en Chile, Bolivia y Ecuador.
Hasta ahora, el jefe del Estado logró significativos apoyos por parte del primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, y el presidente Sergio Matterella, luego de la canciller alemana, Angela Merkel y ayer, del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y del rey Felipe VI.
El deseo presidencial es que Macron cierre la cadena de éxitos diplomáticos que ya enhebró en Italia, Alemania y España. Macron ya escuchó la estrategia de Alberto Fernández sobre la deuda externa y no presentó objeciones. El presidente de Francia cree que el FMI debe modificar su lógica de organismo multilateral ante los países emergentes y, además, asume que una nueva crisis política y económica en la Argentina puede afectar los negocios que las compañías francesas tienen en el país.
A la misma hora que Alberto Fernández almuerce en París con Macron, el ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, estará compartiendo un seminario en El Vaticano con Kristalina Georgieva, directora ejecutiva del FMI. Ambos ya se reunieron durante dos horas y media en la embajada argentina en Roma.
Georgieva ya habló con Alberto Fernández y Guzmán, y en ambas conversaciones se mostró interesada en la perspectiva de honrar la deuda, postergar los pagos y evitar un fuerte plan de ajuste para permitir que la economía nacional crezca sin interferencias ni limitaciones.
A las 13.20 hora local (9.20 en nuestro país), el mandatario argentino y su comitiva se dirigirán hasta el Palacio del Elíseo, sede de la Presidencia de Francia, donde, después de posar para la foto oficial, los jefes de Estado mantendrán un encuentro privado y más tarde, con sus respectivas delegaciones, participarán de una recepción a la que también asistirán argentinos que se radicaron en París y se destacaron en las artes, la ciencia y el deporte. A su término está previsto que hagan una declaración conjunta.
Desde allí, el presidente argentino tendrá un encuentro con el politólogo francés Alain Rouquié, un especialista en América Latina que ha estudiado el peronismo y el rol de los militares en la Argentina. Algunos de sus libros son El siglo de Perón. Ensayo sobre las democracias hegemónicas (2017), Poder militar y sociedad política en la Argentina (1981) y El Estado militar en América Latina (1984).
Más tarde se trasladará al Instituto de Estudios Políticos de París, conocido como Sciences Po, donde será el orador principal de una conferencia para estudiantes del lugar y cuyo título es "¿Qué futuro para las relaciones entre América Latina y Europa? La perspectiva argentina”.
Antes de dar la charla se reunirá con los titulares de la Asamblea de Ciudadanos Argentinos en Francia, que en enero de 2018, ante la visita de Mauricio Macri a ese país, había considerado en una carta abierta que el presidente argentino provocó “una regresión democrática” y “una deriva autoritaria”, a la vez que reclamó "la libertad de Milagro Sala y de todos los presos políticos”.
Tras dar la conferencia, Fernández mantendrá un encuentro con directivos de la petrolera francesa Total y a continuación posiblemente dialogue con el alto representante de la Política Exterior de la Unión Europea (UE), el español Josep Borrell, quien tiene intenciones de desplazarse desde Bruselas a París para reunirse con él, aunque tampoco se descarta que mantengan una videoconferencia.
Mañana jueves, Alberto Fernández se reunirá con organismos de derechos humanos, encuentro al que se sumará la ministra de Justicia, Marcela Losardo, y luego mantendrá una reunión bilateral con directivos de la multinacional francesa de minería y metales Eramet, que busca financiación para desarrollar un nuevo proyecto de litio en Argentina. A las 18.30 local (14.30 argentina) el canciller Felipe Solá se verá con su colega francés, Jean-Yves Le Drian.
Alberto Fernández asume el poder que tienen los Estados Unidos en América Latina, pero ya decidió que no habrá plegamiento diplomático con la Casa Blanca. Entiende que Mauricio Macri se alineó con Donald Trump sin condicionamientos y que, en definitiva, esa decisión geopolítica colocó al país cerca del default, lejos de Europa y dependiendo de decisiones económicas y financieras que no se tomaban en la Casa Rosada.
El Presidente cavilaba esta perspectiva de la ubicación de la Argentina en el mundo cuando se encontró con Macron en el Palacio Elíseo. Alberto Fernández cargaba un prejuicio con el presidente de Francia -pensaba que sólo era una construcción de marketing político de la derecha europea- y hoy se rindió en el brindis oficial frente a su anfitrión, su gabinete y decenas de argentinos que viven en París y son reconocidos en todo este país.
“Yo leía los medios, los cables internacionales, y pensaba que Macron respondía a una ideología, a un modelo: me equivoqué. Los dos pensamos igual”, sostuvo el jefe de Estado antes de levantar su copa.
No sólo hay empatía personal entre los dos presidentes, sino también una mirada sobre la política, el poder y la situación en el sistema internacional. Alberto Fernández y Macron coinciden en lo peligroso del zigzag permanente de Trump, en las oportunidades de liderazgo que concede a Francia y la Argentina el Brexit, y en la posibilidad de hacer negocios que permitan un crecimiento constante a los dos estados.
“La Argentina puede ser la puerta de entrada de Francia en la región”, sostuvo el Presidente durante la declaración conjunta. Y reiteró la misma idea durante su larga conversación con Macron, que pretende liderar Europa apalancado en socios que sean importantes afuera del Viejo Continente.
El cálculo geopolítico de Macron es fácil de explicar: no soporta a Jair Bolsonaro, está molesto con Trump por su posición sobre el Acuerdo de Cambio Climático de París, y buscaba un aliado estratégico en América Latina. El presidente de Francia está formado en los mejores institutos de Francia, y como todo miembro de esa élite, sabe de memoria la vida y obra, apogeo y caída de Napoleón Bonaparte.
En este contexto, para calibrar la lectura política de su interlocutor, no fue casualidad que Macron le pidiera a Alberto Fernández una explicación acerca de los conflictos sociales en Chile, Perú y Colombia, y la ausencia de un efecto dominó que haya arrastrado a la democracia argentina. “Nosotros estamos sólidos. El voto es obligatorio en nuestro país. Cuando triunfé, votó el 80 por ciento y yo obtuve el 50 por ciento. Esto da estabilidad”, argumentó el Presidente.
Una estrategia de poder mundial, en pleno siglo XXI, implica tener aliados en todas las regiones. Y esas alianzas se construyen con confianza, proyectos comunes y negocios bilaterales que incluyan tecnología y valor agregado a los commodities. La Argentina y Francia, en tándem, cumplen con estos requisitos para actuar en su escenario y tener respaldo recíproco.
“Argentina puede ser una potencia de equilibrio regional”, aseguró Macron. Una definición que remite a Heny Kissinger y su visión del Balance de Poder, y a la posibilidad de recortar la influencia de Brasil en América latina y su correlato en los organismos multilaterales. El presidente de Francia tiene atragantado que Bolsonaro y Trump, los dos en minué, repudiaron el Acuerdo de Cambio Climático que es una muestra acabada del soft power del Palacio Eliseo.
En 2020, la influencia del Estado poderoso no se da únicamente contando la cantidad de soldados o el crecimiento del PBI, sino también en la agenda que se propone en los organismos multilaterales -OEA, ONU, UE, OCDE, OMC, FMI- y la participación de mediaciones diplomáticas que esos foros de poder no pueden resolver con sus burocracias y sus libros de estilo en 6 idiomas diferentes.
Alberto Fernández y Macron hablaron de Venezuela y Bolivia. Y aquí se mantuvieron las coincidencias: el presidente francés comparte que el bloqueo económico y financiero propugnado por Trump convierte a Nicolás Maduro en un héroe populista, y que la designación de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela es una jugada diplomática rocambolesca que no conduce a nada.
El presidente argentino y su colega francés acordaron avalar al Grupo de Respaldo, que es un foro ad hoc que intenta diseñar una hoja de ruta para salir de la crisis de Venezuela. A esa entente se sumaría la Argentina -dejando inerte al Grupo Lima-, y la intención es avanzar en un proceso de resolución de la crisis institucional antes de que concluya 2020.
Francisco y Ángela Merkel coinciden con esta perspectiva diplomática y al otro de la trinchera se encuentra Trump, que supera su juicio político y usará la situación venezolana para potenciar su influencia en el voto latino. Esta táctica electoral exaspera a Macron y a Alberto Fernández, pero saben que es muy poco lo que se puede hacer cuando el presidente norteamericano está en campaña electoral.
Macron enfatizó durante el almuerzo -Carpaccio de champignones y foie gras, arroz con almendras, vieiras a la Saint Jacques y postre helado de chocolate- que el respaldo a la propuesta argentina ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) no es una cortesía diplomática a un país emergente. Aseguró que es una mirada sobre los organismos multilaterales y los países endeudados, y que va a colaborar como sea posible para que la Argentina concluya un acuerdo sin ajuste con el FMI.
“Francia está interesada especialmente en que a la Argentina le vaya bien”, sostuvo Macron en un momento de la charla distendida entre ambos mandatarios.
El fuerte gesto diplomático de Macron con Argentina llevó a que Alberto Fernández reiterara su predisposición institucional en ayudar a las compañías francesas. Y continuación invitó formalmente a Macron para una visita de Estado. “Oui!”, soltó Macron sin dudar.
Tras cuatro horas de visita distendida y con coincidencias geopolíticas en asuntos claves de la agencia global -deuda externa, cambio climático, estabilidad regional, crecimiento económico, el rol de la mujer y la relación comercial mutua-, Macron acompañó al jefe de Estado hasta su auto oficial.
“Siento que te conozco desde hace muchos años”, reconoció el presidente francés.
-Y yo también, contestó Alberto Fernández con una sonrisa plena.
Después se subió al auto y partió rumbo a la universidad de Sciences Po.