Para algunos observadores el problema más urgente del país es evitar su noveno incumplimiento de la deuda soberana
BENEDICT MANDER
A casi dos meses de Alberto Fernández como presidente, los acreedores privados de Argentina están cada vez más preocupados por el lento avance en la solución del problema más urgente que tiene ese país fuertemente endeudado: evitar su noveno incumplimiento de la deuda soberana.
Esta frustración se ve reflejada en el alza de los rendimientos de los bonos y en la mayor brecha entre los tipos de cambio oficial y paralelo. Ante la posibilidad de que se produzca un default de la deuda provincial en los próximos días y con los pagos de la deuda a los acreedores internacionales que vencen este año, Fernández salió de gira en busca de apoyo. Se reunió con el Papa Francisco la semana pasada, se encontró con la canciller alemana Angela Merkel y verá al presidente de Francia Emmanuel Macron.
Cuando asumió el presidente de izquierda Fernández, el país ya estaba en un estado de virtual default. Su predecesor de derecha Mauricio Macri había prometido una amplia reforma económica y endeudado fuertemente al país para facilitar la transición hacia una economía más pro mercado. Pero el apoyo a las reformas de Macri se evaporó durante una crisis cambiaria en 2018. Eso derivó en un rescate histórico de u$s 57.000 millones por parte del FMI. Con los pagos de deuda que se deben a los acreedores internacionales este año, Fernández se ve presionado a presentar un plan para evitar el incumplimiento. Aseguró que quiere un acuerdo para finales de marzo.
Ayer era la fecha límite para que los acreedores de la provincia de Buenos Aires acepten la postergación de los pagos de esa deuda provincial. Pero el gobierno de Axel Kicillof mejoró ayer su oferta. A pocas horas de que se venza un nuevo deadline, ahora está dispuesto a abonar el 30% del vencimiento del bono Buenos Aires 2021 y postergar el resto. También se extendió hasta hoy el tiempo que tienen los bonistas para responder. En caso de no alcanzar un acuerdo o concretar el pago para el 5 de febrero, la provincia caerá en default.
Un incumplimiento provincial podría debilitar las negociaciones nacionales. Algunos acreedores temen que las agresivas tácticas de negociación provincial sirvan de modelo para el gobierno nacional.
La semana pasada, el Ministerio de Finanzas publicó un nuevo calendario para las negociaciones sobre los u$s 100.000 millones de dólares de deuda internacional. Según este plan, el gobierno no hará una oferta de reestructuración hasta la segunda semana de marzo. Eso deja a los acreedores con sólo dos semanas para responder si aceptan. Los principales acreedores están "enfurecidos" y puede que no "dignifiquen el proceso con una respuesta", contó un allegado al asunto.
El gobierno quiere que los acreedores digan qué quita están dispuestos a asumir, pero los tenedores de bonos quieren ver primero un plan macroeconómico creíble. "Es como dos trenes en rumbo de colisión. Veremos quién parpadea primero. Lo bueno es que nadie quiere un choque", dijo Martín Redrado, ex presidente del Banco Central argentino.
"Lo que el gobierno está pidiendo no tiene precedentes. Depende de ellos poner algo sobre la mesa", dijo un acreedor internacional cercano a las negociaciones, afirmando que el gobierno debe cambiar su actitud "muy rápidamente", o desperdiciará cualquier buena voluntad que aún haya. "Hasta que el gobierno presente un plan económico, estamos en suspenso. . . cualquier propuesta de reestructuración sin proyecciones de crecimiento, déficit fiscal y cuentas externas fracasará".
Por primera vez los funcionarios del FMI se reunieron formalmente con el ministro de Economía Martín Guzmán en Nueva York la semana pasada. A pesar de los comentarios positivos que hicieron en público ambas partes, no hubo avances sustanciales. Eso podría cambiar cuando mañana Guzmán se reúna con la nueva directora general del FMI, Kristalina Georgieva en el Vaticano gracias a los intentos del Papa Francisco de facilitar una salida de la crisis. Una misión del Fondo también debe llegar a Buenos Aires el 12 de febrero. Pero, como Argentina no tiene vencimientos con el FMI hasta 2021, los funcionarios del Fondo señalaron que podrían mantenerse al margen de la cuestión este año. Los grandes acreedores privados están interesados en que el FMI se involucre para asegurar un buen acuerdo de reestructuración.
Ambas partes preferirían evitar una cesación de pagos. Fernández se enfrenta a las elecciones legislativas el año que viene y una recuperación económica aumentaría sus posibilidades de obtener buenos resultados. Un impago podría destruir sus chances. "Llevaría la inflación a las nubes, y cualquier confianza residual en Argentina se iría por la ventana", dijo un observador veterano. "El gobierno quiere evitar una situación de default confrontativa, pero está titubeando demasiado y haciendo que todo el proceso sea más difícil y arriesgado", agregó.
El cronograma publicado la semana pasada sugiere que apenas el acuerdo más básico podría sellarse a finales de marzo. "Todavía habría mucho por resolver después de eso, pero no será tan fácil", advirtió Daniel Marx, ex secretario de Finanzas que hasta hace poco se esperaba que dirigiera el actual equipo de reestructuración de deuda. "Hoy son más las chances de que se logre una reestructuración que de que no se logre", agregó
El Cronista
El ministerio de Hacienda y Finanzas de la provincia de Buenos Aires anunció a los tenedores de sus bonos u$s 750 millones 10.875% con vencimiento en 2021 que se extiende el plazo hasta las doce del mediodía (horario de Argentina) del martes 4 de febrero para otorgar su consentimiento a diferir el vencimiento del pago de capital desde el 26/01hasta el 1/5 de 2020, según un comunicado al que pudo acceder El Cronista.
Una parte sustancial de los bonistas tenedores del título Buenos Aires 2021 ya aceptaron postergar el pago, con la excepción de un fondo que sería Fidelity. Al trataarse del principal tenedor de esos papeles, la provincia no alcanza el 75% de consenso necesario para evitar el default.
El fondo de inversión Fidelity Investments o Fidelity Management and Research (FMR LLC) es el escollo principal que debe saltear el gobernador de Buenos Aires , Axel Kicillof, para lograr una extensión del plazo para el pago del bono BP21 hasta el 1° de mayo.
"Ayer, la provincia de Buenos Aires, en virtud de la adhesión de un gran número de bonistas y de intercambios mantenidos con fondos institucionales que aún no han prestado su consentimiento, pero mostraron buena voluntad y entendimiento por la situación provincial, modificó la propuesta e incluyó en esta instancia el pago del 30% del vencimiento de capital involucrado cuya postergación se busca obtener", detalla el texto.
"Así, si el 75% del capital en circulación de dichos bonos otorga su consentimiento, se pagará (i) dentro del período de gracia que estipula la documentación de los bonos, el 30% del capital que vencía el 26 de enero – aproximadamente u$s 75 millones- y (ii) dentro de los 5 días hábiles de efectivizada la enmienda, los intereses que devengue el capital postergado al 1 de mayo –aproximadamente u$s 5 millones-, postergando hasta el 1 de mayo de 2020 el pago del restante 70% de capital originalmente con vencimiento el 26 de enero de 2020", agrega.
HERNÁN DE GOÑI
Hay una actitud que tanto los funcionarios de la Nación como los de la provincia de Buenos Aires, quieren dejar bien en claro cuando de renegociar la deuda se trata: todo lo que se está proponiendo a los acreedores es de "buena fe". Y por eso el equipo de Axel Kicillof aceptó estirar un poco más la propuesta inicial, e incluir un pago de 30% del capital que se propone aplazar. Porque este concepto jurídico implica demostrar una conducta honesta frente a un contrato. El oficialismo sostiene que en el marco del reperfilamiento de toda la deuda del sector público nacional, hay una lógica razonable en el pedido de postergar el pago del BP21 bonaerense, ya que lo que defina la Casa Rosada actuará como testigo para el resto. Y en estos momentos, resulta de especial interés demostrar que el deudor ha hecho un esfuerzo para acercarse a lo que piden los fondos que tienen esos títulos.
Toda esta prevención tiene que ver con la posibilidad de que el Fondo Fidelity, el acreedor más remiso a aceptar esta situación, se mantenga en sus trece y no facilite el 75% de las adhesiones necesarias para evitar un incumplimiento. Por estas horas, los contactos cruzados entre bonistas y funcionarios traducen una inevitable cuota de tensión, ya que el porcentaje que está de acuerdo en evitar el default es alto, pero no suficiente. Después de dos ofertas, Buenos Aires se siente segura de haber demostrado "buena fe". Pero eso solo cuenta a la hora de repartir culpas. Kicillof tal vez tenga que decidir en las próximas horas si cumple con el pago o acepta enfrentarse con las consecuencias de un default, a sabiendas de que es una puerta de entrada a los fondos buitre.
Desde La Plata se asegura que se trabaja para encontrar una salida que no complique el proceso nacional. El plazo de gracia para completar el pago vence mañana miércoles, pero al final del día el monto tendría que estar depositado en la cuenta de cada tenedor del bono. O sea que el botón que habilita la transferencia sí o sí se tiene que pulsar hoy.
El mercado reaccionó con optimismo. En parte por el mensaje positivo que logró Alberto Fernández tras su charla con Angela Merkel, pero sobre todo por la nueva oferta bonaerense. La pregunta que se comenzarán a hacer los analistas, suceda lo que suceda, es que aprendizaje le deja a Martín Guzmán toda esta experiencia.
Buenos Aires arrancó esta movida el 14 de enero, pidiendo el aplazamiento del pago a cambio de nada. Una semana después, avisó que pagaría de manera anticipada los intereses que se devenguen al 1 de mayo. El 31 dio más tiempo para decidir y ayer elevó el endulzante y lo transformó en un pago anticipado de 30% del capital. Si hubiera salteado alguno de esos pasos con algo más en la mano tal vez el tiempo disponible para negociar hubiera dado más frutos. Comprobarlo hoy ya es imposible.