La ausencia de un gasoducto hacia el sur impide tener tarifas competitivas de gas natural
El Ejecutivo anunció la actualización de la cartera de proyectos de inversión que se trabajarán a través de Alianzas Público Privadas (APP) hasta junio del 2021. Sin embargo, en este anuncio -una vez más- se postergó la adjudicación del Gasoducto del Sur, ahora conocido como SIT-GAS.
El adjudicación para la culminación del proyecto -que se estancó tras los destapes de corrupción del caso Lava Jato- estaba prevista para el segundo trimestre del 2021, dijo el exministro de Energía y Minas, Francisco Ísmodes, en su momento y recientemente lo ratificó el actual ministro Juan Carlos Liu. Sin embargo ahora, a pesar de que tres de los cuatro estudios de la consultora Mott Macdonalds ya fueron entregados, el Ejecutivo decidió posponerlo y no tiene fecha de adjudicación para ProInversión.
A esto se suma que Naturgy, la empresa que obtuvo la concesión de las redes de gas en Arequipa, Moquegua y Tacna, inició el trato directo con el Estado peruano con perspectivas a retirarse de la concesión. Esto porque la ausencia de un gasoducto hacia el sur le impide tener tarifas competitivas de gas natural, lo cual le impide ganar mercado por encima de otros combustibles alternativos.
Entonces, con un Gasoducto que no tiene fecha de salida y con un concesionario con intenciones de retirarse. ¿Cómo queda la masificación del gas en el Perú? Gestión.pe conversó con algunos expertos del sector hidrocarburos, quienes esbozaron algunas respuestas ante la problemática.
Anthony Laub, socio de Laub & Quijandría, explica que la masificación del gas natural es un proceso de largo plazo y que requiere la inversión de un capital importante. Sin embargo, plantea una condición básica para la masificación del gas natural: "No hay masificación sin demanda ancla de gas".
Laub señala que la única forma de masificar el gas para más peruanos es “atacar el mercado de la manera correcta. Esto es empezar a atacar industrias y comercios que te permitan economías de escalas” para luego buscar la viabilidad económica de la masificación de gas a nivel domiciliario o residencial.
“Pensar que está fracasando la masificación del gas en la segunda ciudad del Perú, que es Arequipa, nos debería llevar a repensar el modelo de masificación que estamos usando. A lo mejor no es la más indicada y debemos encontrar otra alternativa. Es poco serio pensar que el consumo residencial es el elemento suficiente para desarrollar un proceso de masificación. No va a pasar. Se necesita consumos anclas.”, señala Laub.
En ese sentido, hasta hace algunos meses la concesionaria Naturgy, consultada por este medio, explicó que el 30% de la demanda industrial dentro de su concesión se encontraba en manos de los distribuidores de Gas Natural Comprimido (GNC) y Gas Natural Licuado (GNL), quienes tenían una tarifa 40% más barata que la tarifa regulada para la zona de concesión.
“Sumado al hecho de no contar con un gasoducto al sur que te impide un suministro continuo, también te impide tener una dinámica que permita contar con la molécula. Te vuelves dependiente de tercero y la figura se continúa complicando más”, señala Laub.
El experto incide en que el gasoducto del sur es una estructura urgente para fomentar el crecimiento de la dinámica del gas natural. Sin embargo, ante los retrasos constantes para la culminación del proyecto, deberían evaluarse otras opciones como la extensión del gasoducto ya existente a través de toda la costa.
Para el expresidente de Perupetro, Aurelio Ochoa, se trata de una situación preocupante el constante retraso del SIT-Gas (Ex Gasoducto Sur Peruano), que ya lleva cinco años de paralización. Sin embargo, considera que aún no podría asegurarse que la masificación del gas natural en el Perú ha fracasado.
“Hemos avanzado pero no lo suficiente como debiera ser en un país que sabe que tiene el recurso en el subsuelo peruano. Eso preocupa que no hayamos avanzado lo suficiente”, señala en diálogo con Gestión.pe.
Ochoa reconoce que en los últimos años el incremento de las conexiones domiciliarias a nivel nacional ha sido importante gracias al Bonogas (FISE), que ha permitido ya ubicarse por encima del millón de conexiones domiciliarias con perspectivas a alcanzar los 1.5 millones de conexiones domiciliarias al cierre del 2020. Sin embargo, sostiene que el retraso del SIT-Gas supone un duro golpe a los fines de masificación y Perú, a pesar de contar con mayor gas que Bolivia, se encuentras tres veces más retrasado que el país altiplánico en la masificación.
“Esto es para meditar qué es lo que hemos hecho y qué no hemos hecho como país. En este despertar, el GSP nuevamente sufre una postergación adicional. Eso es algo preocupa porque este empresa española (Naturgy) estaba basada en la esperanza de que saliese. ‘Tu me ofreciste apostar por este proyecto porque el GSP estaría funcionando en el 2021. Sin embargo, vemos que esto ni siquiera será convocado en pleno proceso electoral’. No hemos avanzado nada, al contrario hemos retrocedido. Me parece que es una situación bastante delicada”, señala Ochoa.
Sin embargo, el experto pone los ojos sobre un detalle. En junio del 2019, las empresas Kallpa y Engie firmaron un memorandum de entendimiento con Bolivia para la posible compra de gas para abastecer las centrales termoeléctricas que tienen en Mollendo e Ilo. Ochoa asevera que si finamente se concreta que estas termoeléctricas se abastecen de gas boliviano, el proyecto del Gasoducto Sur Peruano automáticante “se cae y pierde sentido".
“Sin ellos, simplemente se cae el gasoducto y pierde sentido. Esos son los proyectos ancla pues demandarían 300 millones pies cúbicos diarios. El GSP para ser viable requiere mínimo un consumo de pies cúbicos. Asegurar estos proyectos ancla aseguran la rentabilidad del proyecto. Si eso se esfuma hacia lo que es el aprovisionamiento de Cochabamba e Ilo, se cae el proyecto. Así de simple”, asevera Ochoa.
Para el exministro de Energía y Minas, Carlos Herrera Descalzi, ya han pasado 20 años desde la firma de los contratos de Camisea, lo cual amerita cuestionarse distintas cosas sobre el avance y desarrollo de la masificación de gas en el Perú. Herrera cuestiona desde el poco avance en la exploración y en la generación de mayores reservas de gas para el país hasta la viabilidad del gasoducto.
En este último punto, Herrera cuestiona tanto la oferta como la demanda del proyecto y considera que dicha iniciativa, que en un comienzo fue elaborada por un privado, no debió ser asumida por el Estado.
“El Gasoducto del Sur se necesita trasladar una cantidad de gas bastante grande, pues es una obra costosa. Estamos enfrentando una demanda del año 2020 que es mucho mayor que la que habría en el año 2000. La estamos enfrentando con el lote 88 con reservas bien disminuidas y con el lote 58, que no está funcionando. Los otros lotes son para la exportación. Los contratos que se firmaron, Pluspetrol (Lote 88) no dijo que iba a dar gas para el gasoducto, sino que iba a hacer su esfuerzo. Cuando uno ofrece hacer el esfuerzo, no tiene más compromiso”, señala Herrera.
Desde el lado de la demanda, Herrera considera que la misma tampoco está asegurada, pues no existe industria petroquímica y en el caso del consumo eléctrico, en un contexto de sobreoferta de electricidad, la demanda por gas de las centrales termoeléctricas no sería tan alta por lo menos hasta el 2024 o 2025.
“Con el paso de los años el GSP ha perdido viabilidad, pero sobre todo se debe tener en cuenta que el proyecto no nació del Estado. La promesa nació de las empresas. Tal es así que el Gasoducto del Sur fue inicialmente un proyecto privado donde el contratista le dio una garantía al Estado. Fue una barbaridad cambiar un proyecto que estaba siendo ejecutado por la empresa privada a un proyecto ejecutado por el Estado. La pregunta es por qué se hizo y quienes lo aprobaron”, cuestiona Herrera Descalzi.
Así, para el exministro de Energía y Minas se debería apostar por la masificación del gas a través del traslado de Gas Natural Comprimido (GNC) y Gas Natural Licuefactado (GNL) por el momento, pues no existen condiciones para la construcción de grandes tubos.
“No es necesario hacer el gasoducto para hacer una masificación del gas, entendida como el consumo residencial, que es mínimo”, sentencia.
En este contexto, ¿logrará avanzar la masificación del gas natural en el país? ¿Afectará el retraso del SIT-Gas a las inversiones en este sector? Habrá que esperar las decisiones del Gobierno.