Leonardo Viglione*
En función de la capitalización de mercado de las 40 compañías mineras principales (Top 40) y su evaluación según las métricas tradicionales, en el año 2018, como grupo, incrementaron la producción, aumentaron el flujo de efectivo, redujeron deudas y distribuyeron ganancias a los accionistas en cifras cercanas a un máximo histórico. Además, por primera vez en cinco años contaron con efectivo extra para incrementar la inversión de capital, generaron valor significativo para sus stakeholders (empleados, gobiernos y comunidades).
Según datos oficiales, entre 2015 y 2018 la evolución global de inversión en exploración minera acumuló un crecimiento de 10%, datos similares a los evidenciados en América Latina, mientras que, en Argentina, la prospección se disparó un 92 % durante ese período.
Todo parece indicar que es un buen momento para que las empresas del sector se pongan su atención en las nuevas tecnologías y emprendan el camino a la digitalización.
La tecnología se está convirtiendo en un diferenciador crítico, tanto la automatización como la digitalización, continúan adquiriendo impulso, mientras las compañías se enfocan en su aplicación para reducir costos de mantenimiento y extracción, aun así, en comparación con otras industrias, el nivel de madurez tecnológica sigue siendo relativamente bajo. Solo siete de las Top 40 tienen en su equipo un Director de Tecnología o Director Digital.
Las empresas mineras necesitan mirar más allá de sí mismas para aprender de las mejores prácticas digitales y de la Industria 4.0 y también deben tener una visión más amplia en relación con la adopción de la tecnología para abarcar la sostenibilidad, seguridad y las variaciones en la manera de pensar de los consumidores. Los beneficios de tener un liderazgo digital son significativos y diferenciadores.
La inversión en tecnología no debe limitarse a la actividad minera en sí ya que las empresas tienen una oportunidad significativa de impulsar ideas innovadoras e investigaciones que permitan propagar la aplicación de sus productos. Estos esfuerzos podrían consistir, por ejemplo, en que compañías de carbón inviertan en tecnologías para la captura y almacenamiento de carbono, o que mineras de metales del grupo del platino (PGM, por sus siglas en inglés) trabajen en la comercialización de pilas de combustible de hidrógeno. Pensar en tecnología en el contexto de toda la cadena de suministro, no solo demuestra responsabilidad, sino que también empieza a crear una cultura de innovación.
El blockchain, por ejemplo, permite la creación y mantenimiento de una lista de registros en continuo crecimiento (protegidos de la manipulación) que se usan en productos de minería como los diamantes, con un código QR que los enlaza a un token digital para verificar su calidad, extracción ética y autenticidad. Particularmente esta tecnología permite registrar y trackear los materiales desde el momento de la extracción hasta el punto de venta. Las mineras también podrían emplearlo en productos extraídos o manufacturados en ambientes con menos regulación, para identificar cualquier punto débil de la cadena de suministro o riesgos de sustitución.
En combinación con otras innovaciones como Internet de las Cosas, las posibilidades se multiplican. Las aplicaciones comerciales de drones, pueden reemplazar a los humanos en trabajos peligrosos y monótonos, son más económicos, versátiles y veloces que los helicópteros; más fáciles de manejar y contaminan menos que los vehículos de minería. Actualmente, están siendo implementados en minas a cielo abierto, donde reemplazan métodos de inspección, mapeo y vigilancia que requieren mucha mano de obra, y también garantizan la seguridad en el sitio de extracción.
Sabemos que la minería convencional es una actividad costosa, ya que implica adentrarse en las profundidades de la tierra para encontrar yacimientos minerales rentables y abrirse camino a medida que la concentración de mineral disminuye. Este desafío de costos es aun mayor para las mineras con plataformas de activos en locaciones grandes y/o remotas que con frecuencia presentan inconvenientes con cuestiones básicas relacionadas al rendimiento, incluyendo altos costos de mantenimiento, baja confiabilidad, tasas de utilización bajas e incidentes de seguridad, entre otros. En respuesta a ello, las empresas se están enfocando en mejorar la productividad y para lograr verdaderos avances en materia de desempeño, necesitarán repensar cómo funciona la minería en sí misma, un proceso que exige innovación digital.
Las nuevas tecnologías que ofrecen un crecimiento para el sector incluyen software para optimizar el uso de activos, dispositivos para supervisar y controlar actividades de manera remota, robótica y automatización de tareas repetitivas. Un análisis de PwC estimó que pueden ayudar a las compañías a reducir los costos de mantenimiento en un 20 % a un 40 %, aumentar más del 20 % el uso de activos, reducir los gastos de capital entre un 5 % y un 10 % y mejorar la salud y la seguridad ambiental.
Los efectos no solo son un factor del futuro, sino que están impactando el mercado de hoy: por ejemplo, el uso de smartphones, tablets y baterías disparó la participación de litio, tierras raras (rare earths) y otros materiales que hace no muchos años atrás, no estaban en los planes de los grupos inversores globales. Las mineras deben unir el conocimiento profundo de su negocio con una nueva manera de hacer las cosas donde la robótica y las nuevas tecnologías desafían el paradigma de la industria.
La actividad minera proporciona muchas de las materias primas que están detrás de la tecnología y los productos que los consumidores más estiman. Además, al igual que otros sectores, está reaccionando ante las preocupaciones de los consumidores en cuanto a la sostenibilidad de dichos bienes. Por ejemplo, Rio Tinto y Alcoa crearon un nuevo emprendimiento con Apple para diseñar el primer proceso de fundición de aluminio libre de carbono en todo el mundo. RCS Global colaboró con una serie de organizaciones para usar la tecnología blockchain a fines dar trazabilidad y garantizar cobalto de origen ético, que experimenta actualmente una alta demanda para la fabricación de baterías de iones de litio para vehículos eléctricos.
La creciente demanda de productos provenientes de la actividad minera también pone a la industria —y a los consumidores— en una encrucijada. Las empresas deben aumentar la producción para mantener un suministro rentable de productos primarios. Sin embargo, no está claro que los consumidores sean plenamente conscientes de que la minería respalda y promueve sus elecciones. Las empresas desempeñan un papel fundamental a la hora de solucionar la falta de conocimiento en relación con la práctica de la minería y sus beneficios, particularmente para las generaciones más jóvenes que representan la fuerza laboral y los inversores del futuro. Para hacerlo, necesitan centrarse en el consumidor y ser más conocedores de su propia industria. Como no hay una alternativa real al suministro primario de estos productos básicos esenciales, las mineras necesitan plantear claramente el papel fundamental que ocupan —y ocuparán— en el cumplimiento de las necesidades existentes y emergentes de los consumidores.
Aunque puede ser costoso adquirir, implementar y mantener nuevas tecnologías, los beneficios pueden ser significativos.
Las compañías mineras que entiendan la tecnología de manera genuina y la aprovechen estratégicamente serán las más beneficiadas.
Las empresas mineras están frente a una coyuntura favorable para demostrar que son esenciales a la hora de proveer recursos para el futuro y que tienen lo necesario para responder a la evolución constante del mundo que las rodea.
Deberían usar sus sólidos balances y habilidad para generar flujo de efectivo para llevar a cabo las difíciles, pero esenciales, transformaciones para un futuro próximo con bajo carbono, alta tecnología y centrado en el consumidor. La actitud de los inversores está comenzando a cambiar; por eso, el momento para que las mineras actúen es ahora.
*Socio de PwC Argentina, líder de Minería
