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ESCENARIO
Bolivia sin Evo: El gas hacia Argentina, litio y Perú
ENERNEWS/MINING PRESS/Página12
12/11/2019

FERNANDO KRAKOWIAK

La creciente inestabilidad política y social que derivó en un golpe de Estado contra el presidente Evo Morales este domingo, genera inquietud del lado argentino no solo por las consecuencias políticas que podría provocar una escalada de violencia en el país vecino sino también por el impacto económico derivado de una mayor desestabilización debido a la dependencia del gas boliviano. YPF de Bolivia le confirmó este lunes a IEASA (ex Enarsa) que se vio forzada a reducir las entregas de gas porque "grupos de personas tomaron el campo Carrasco y estaciones de bombeo y compresión de hidrocarburos".

Argentina ha mejorado su producción de gas de la mano de Vaca Muerta, pero sigue teniendo una balanza sectorial deficitaria en el invierno y Bolivia es clave para garantizar el suministro sin inconvenientes cuando el consumo crece. Según cifras oficiales a las que accedió PáginaI12, en el invierno se importaron de Bolivia aproximadamente 20 millones de metros cúbicos diarios, cifra equivalente al 12 por ciento del consumo, mientras que el promedio anual es de 13,7 millones de metros cúbicos diarios, un 10 por ciento del total de la oferta.

En lo que refiere a los precios, Argentina llegó a pagar 10,96 dólares por millón de BTU en 2012, cuando desembolsó un total de 1911 millones de dólares. Luego esa cifra fue bajando gradualmente hasta tocar un piso de 3,96 dólares por millón de BTU en 2016, lo que demandó una erogación de 862,9 millones de dólares. Desde entonces el monto que demanda la importación de gas desde el país vecino ha vuelto a subir. En 2017 se pagaron 4,83 dólares por millón de BTU, lo que sumó un total de 1180 millones de dólares, mientras que el año pasado el precio trepó a 6,09 dólares y el desembolso total sumó 1351 millones de dólares

A raíz del monto creciente destinado a la importación, el año pasado el entonces secretario de Energía, Javier Iguacel, intentó forzar una renegociación de los precios, calculados a partir de una canasta de líquidos que incluye gasoil y fuel, los cuales habían estado subiendo de la mano del barril de petróleo. Como la negociación estaba empantanada, el ahora intendente electo de Capitán Sarmiento tuvo la polémica idea de reducir de manera unilateral de 15 a 10 millones de metros cúbicos diarios el gas importado en octubre para enviarles un mensaje a los bolivianos.

El gobierno de Evo Morales respondió ejecutando una garantía del Banco Nación por 140 millones de dólares debido al incumplimiento de Argentina. Iguacel dejó trascender que evaluaba recurrir a un arbitraje en la Cámara de Comercio Internacional, pero fue desplazado de su cargo y Gustavo Lopetegui se hizo cargo de la negociación para intentar recomponer la relación.

Finalmente el 14 de febrero de este año se acordó con Bolivia una nueva adenda, la cuarta desde que se firmó el contrato en octubre de 2006, con un esquema diferente de precios y cantidades, y con mayor estacionalidad en las entregas para el período 2019-2020. El acuerdo contempló una mejora en el precio del gas para Bolivia (6,4 dólares por millón de BTU) y una mayor importación en volúmenes, pero Energía informó que se acordó eliminar la cláusula de take or pay (tomar o pagar) que obligaba al país a comprar un mínimo de 16 millones de metros cúbicos diarios en verano o pagar una multa. De ese modo, Energía detalló que Argentina desembolsaría 149 millones de dólares más por año por el gas importado, pero se ahorraría 376 millones anuales correspondientes a la cláusula take or pay, quedando un saldo a favor de 227 millones.

El nuevo pacto contempló una redefinición de los meses correspondientes a invierno, con una distinción entre aquellos considerados "pico" y "resto". Junio, julio y agosto continuaron siendo “pico”, atendiendo a la fuerte demanda local, mientras que mayo y septiembre pasaron a ser considerados “resto”. En esa misma adenda se estableció que en los meses de “verano” (enero a abril y octubre a diciembre), YPF Bolivia entregue 11 millones de metros cúbicos de gas por día, en mayo y septiembre 16 millones diarios y en el pico del invierno, entre junio y agosto, 18 millones de metros cúbicos al día.

El dato de color fue el establecimiento de un avión Pampa III como premio si Bolivia entregaba más de 18 millones de metros cúbicos diarios en invierno y 16 millones diarios en mayo y septiembre. Como el gobierno de Evo Morales cumplió con esa cláusula, Argentina tendrá que entregarle el avión. Energía aclaró oportunamente que aún si tuviera que pagar la cláusula saldría ganando ya que el valor del avión es menor a lo que se hubiese tenido que desembolsar para reemplazar el gas boliviano por combustibles líquidos.

Como consecuencia del acuerdo, hasta septiembre la importación de gas demandó 1000 millones de dólares y se espera que termine redondeando poco más de 1200 millones en todo 2019, una baja sustancial respecto a los 1450 millones de dólares proyectados a comienzos de año. Bolivia aceptó recaudar menos a cambio de un compromiso, rubricado en un Memorando de Entendimiento, para ampliar la frontera de cooperación energética bilateral. El país del Altiplano apuesta a comercializar gas natural de modo directo a grandes usuarios industriales de Argentina, desarrollar proyectos para que YPF Bolivia participe en el abastecimiento a futuras plantas de licuefacción destinadas a la exportación de GNL desde el país, abrirle el juego para eventuales inversiones en campos petrolíferos argentinos, así como avanzar en cooperación científica y tecnológica en materia de biocombustibles. Este compromiso fue reafirmado en abril cuando Evo Morales visitó Argentina y se reunió con el presidente Mauricio Macri.

 

 


Relación marcada por el gas y el litio

El Cronista

SANTIAGO SPALTRO

El envío de un avión militar que la Argentina prometió entregar a Bolivia si las entregas de gas eran mayores que las pactadas recién se destrabaría cuando en ambos países estén en funciones las nuevas autoridades, pese a que desde fines de septiembre ya están los números, con los que la Secretaría de Energía verificó que el país vecino sobrecumplió el contrato.

Una de las principales actividades comerciales que marcan la relación entre Argentina y Bolivia es la comercialización de gas natural, regido mediante un contrato de provisión por 20 años.

En 2006, los entonces presidentes Néstor Kirchner y Evo Morales firmaron un contrato para que entre 2007 y 2026 la petrolera estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) provea gas natural a la igualmente estatal Enarsa (ahora IEASA) para contener la incipiente crisis energética en Argentina, explicada por el aumento en el consumo de industrias y hogares en plena recuperación económica y la cada vez más evidente baja en la producción, por falta de incentivos de precios.

Ese contrato tuvo varias adendas y en febrero de este año el secretario Gustavo Lopetegui firmó la cuarta junto con el ministro de Hidrocarburos boliviano, Luis Alberto Sánchez. Al amparo de esta renegociación, la Argentina comprará entre 2019 y 2020 menos volumen de gas pero Bolivia tendrá una mejora de precio.

Esto sirve para darle lugar a la creciente producción del fluido a nivel local, fundamentalmente por Vaca Muerta, ya que falta capacidad de transporte durante casi todo el año y tampoco existe la suficiente demanda de hogares, industrias y centrales termoeléctricas entre octubre y abril de cada año.

La cuarta adenda tuvo el novedoso agregado del canje de un avión de guerra argentino (el Pampa III, producido en la Fábrica Argentina de Aviones -FADEA- en Córdoba) como premio por si Bolivia entregaba más gas que los 18 millones de metros cúbicos por día (MMm3/d) pactados para los tres meses más duros del invierno (junio-agosto) y 16 MMm3/d en mayo y septiembre.

Como esta cláusula se cumplió, Argentina adeuda la entrega de un avión valuado en u$s 15 millones (un precio menor que el valor de los combustibles que se hubieran tenido que importar si Bolivia vendía menos cantidad de gas).

Sin embargo, Israel, que participa a través de sus empresas en la fabricación de componentes del Pampa III -como la aviónica, por ejemplo- bloqueó el pacto por la alianza entre el recientemente renunciado presidente de Bolivia y el Gobierno de Irán, enemigo acérrimo de Israel, bastión occidental en Medio Oriente.

Con todo, Argentina debe enviar el avión y serán los próximos gobernantes, tanto Alberto Fernández como quien sea electo en los siguientes meses en Bolivia, los que determinen cómo y cuándo será.

El oro blanco, la competencia de la próxima década

Más allá de lo estrictamente energético, aunque relacionado, aparecen los mineros.

Bolivia es el país con mayores depósitos de litio en el mundo, en un tridente en el que también están Chile y la Argentina. Las otras grandes reservas del mineral están en Australia y China.

En el Salar de Uyuni, al sudoeste de Bolivia y a 3663 metros de altura sobre el nivel del mar (msnm), el país empezará la extracción del mineral vital para la fabricación de baterías que puedan almacenar en el futuro una creciente cantidad de energía renovable.

Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos, Bolivia tiene recursos de litio por aproximadamente 21 millones de toneladas, más que las 14,8 millones de Argentina, segundo en el ranking.

La industrialización del litio será clave en las próximas décadas para fabricar cada vez más autos eléctricos, ahorrar emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera y contener el efecto invernadero, causante del cambio climático.

Argentina, al igual que Bolivia, se puede beneficiar de la extracción del litio -u oro blanco- para comerciar un mineral que puede almacenar en la próxima década la energía solar del norte y la eólica del sur del país y reemplazar las importaciones de combustibles líquidos y de gas, incluso las compras a Bolivia, que terminarían en 2026.

Así las cosas, ambos países competirán cara a cara por atraer inversores y sacarle el mayor jugo a la materia prima, antes de que, como toda commodity, su precio empiece a caer aceleradamente.

 

 

 

Cómo afecta la crisis boliviana al Perú

La República

LIZ FERRER RIVERA

Evo Morales prometió abastecer con el combustible al sur peruano. Todo quedaría en promesa. La materia prima se encareció y por otro lado está la crisis política.

En setiembre de este año, el gobernador regional de Tacna, Juan Tonconi Quispe, viajó a Bolivia invitado por la Corporación de Yacimientos Petrolí-feros Fiscales Bolivianos (YPFB). Tras su travesía, Tonconi retornó a Tacna anunciando que se gestionaría la llegada de gas boliviano para uso doméstico, a S/28 el balón. Esta iniciativa se mantendría en suspenso por problemas con el precio y la crisis en ese país.

El gerente de Desarrollo Económico del gobierno regional, Henry Osco Llaca, explicó que el tema del gas boliviano quedaría en “stand by” por la crisis política en Bolivia y el incremento del precio del gas. Detalló que la tonelada de gas en el país altiplánico cuesta 300 dólares.

 

Tonconi explicó que su propuesta de gas barato para Tacna se podría concretar bajo dos modalidades. Una de ellas era que se traslade gas licuado de petróleo desde la planta de gas de El Alto (Bolivia) hasta la planta de licuefacción en Juliaca (Puno) de la empresa Naturgy Gas (supuesta empresa interesada en el proyecto). Después, el gas sería transportado en balones hacia las ciudades de Moquegua y Tacna, donde sería comercializado.

 

Otra de las modalidades era que la Corporación de Yacimientos Petrolí-feros realice el traslado y comercialización de forma directa al sur. “Necesitamos que se aclare el tema en Bolivia. Antes la tonelada estaba 240 dólares y subió a 300. Esperamos que se estabilice la situación política allá para reiniciar las conversaciones”, dijo.

 

Venta no se concreta

Otro tema detenido en la Región es la oferta económica de Supermercados Peruanos S.A. para adquirir el predio que ocupan las oficinas del gobierno regional en la prolongación Hipólito Unanue por S/8 000 000.

 

Esa propuesta data desde la gestión anterior y este año se retomó para renegociarse, pero a la fecha, Supermercados no ha insistido con la compra. “Me parece que buscan mayor estabilidad política en el país para hacer nuevas inversiones”, concluyó el gerente Osco.


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