VICTORIA TERZAGHI
La terminación del DNU 566 no liberará el precio del crudo. La incertidumbre que genera la indefinición sobre el nuevo gabinete y algunas declaraciones de Fernández frenan inversiones.
El próximo jueves 14 vence el plazo de vigencia de 90 días del congelamiento del precio de los combustibles y el barril que aplicó el presidente Mauricio Macri por medio del DNU 566. En la industria petrolera dan por seguro que el día 91 no marcará la liberación del precio del crudo, hoy ubicado unos 13 dólares por debajo de lo que sería su cotización internacional.
A menos de una semana de la fecha clave, no hay certezas de cómo será la salida de una medida que se tomó al calor de la disparada del dólar luego de las elecciones primarias de agosto. Pero hay coincidencias en que la salida será escalonada, o como le gusta decir a los amantes de los eufemismos, “habrá un sendero de precios hasta lograr la recuperación”.
Este gradualismo se debe a que liberar el precio del crudo, pero no el de los combustibles, sería asestar un golpe de gracia a las refinadoras que comprarían más caro su insumo pero deberían vender más barato.
Es por esto que se estima que el descongelamiento del precio del crudo interno irá a la par del de los combustibles, que se calcula que tendrán un alza cercana al 5% el próximo jueves 14 y otra similar el 1 de diciembre.
El congelamiento obligó a las empresas a cotizar sus barriles de petróleo al precio del viernes anterior a las elecciones PASO. De esta forma se fijó una cotización para el Brent de referencia de 59 dólares y para el dólar en sí se obligó a calcularlo a 45 pesos en los primeros días. Con esa cotización el barril interno pasó de un día al otro a valer cerca de 41 dólares.
En estos tres meses hubo dos minidescongelamientos del tipo de cambio a la par de los aumentos en los surtidores. Y de momento el valor fijado para el dólar petrolero es de 51,71 pesos, por lo que el barril interno cotiza en estos días a unos 45 dólares, muy por debajo de los 62 del Brent que le permitiría lograr un precio -tras difencias de calidad y retenciones- de unos 58 dólares, una brecha de 13 dólares difícil de alcanzar en los surtidores.
El barril amarillo generado por el congelamiento tendrá más días de vida y de momento genera discusiones entre los pedidos de las empresas de la industria según su tipo.
Por un lado las que son sólo productoras buscan una mejora en el precio del barril, el único producto que venden; las refinadoras quieren que haya paridad para no pagar el costo de subir el barril sin aumentar las naftas; y las firmas integradas se encuentran en una posición intermedia.
A río revuelto, las empresas consultadas creen que todos continuarán perdiendo y que será el próximo gobierno el que deba definir la continuidad o no del congelamiento.
Pero son las empresas extranjeras las que se han mostrado más preocupadas por los efectos colaterales de esta medida y del control de capitales. Según contaron la tan buscada competitividad en Vaca Muerta para que estas firmas con operaciones en todo el mundo decidan invertir en Neuquén y no en otro país, tuvo un fuerte retroceso en estos 90 días.
Y el impacto del control de capitales no es menor dado que a diferencia de lo que fue el cepo aplicado por el anterior gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, ahora las firmas tienen una producción importante en Argentina y se preparaban para comenzar a exportar petróleo.
Paralelamente a esta preocupación, que ya se refleja en millonarias pérdidas en los balances que en estos días comenzaron a presentar las petroleras como es el caso de YPF, las firmas también ven con temor la indefinición del próximo gabinete y de sus políticas energéticas.
A estas indefiniciones del escenario que se viene desde el 10 de diciembre se suman una serie de frases que han generado preocupación en una industria que ya está paralizada por el congelamiento del crudo y el control de divisas. Los dichos del mismo Fernández sobre pesificar las tarifas calan hondo en las empresas petroleras e incluso inciden en la definición de inversiones.
Fuentes cercanas al próximo gobierno revelaron que no habría un escrito, sino un cúmulo de ideas. Nielsen toma peso para Energía y Lanziani cae.
Si bien hay muchas versiones y rumores, fuentes con acceso al círculo chico de Alberto Fernández revelaron que en realidad aún no están definido quién irá a la secretaría de Energía de la Nación. Entre las opciones de más peso la figura de Guillermo Nielsen es la que más cuadra, tanto para Energía como para YPF, mientras que la de Sergio Lanziani viene perdiendo fuerza.
En este último caso habría un cortocircuito de opiniones entre Fernández, que ha manifestado su apoyo al desarrollo de Vaca Muerta como fuente potencial de ingresos para el país, y el ministro de Energía de Misiones, la única provincia del país que prohibió el fracking.
A estas indefiniciones del escenario que se viene desde el 10 de diciembre se suman una serie de frases que han generado preocupación en una industria que ya está paralizada por el congelamiento del crudo y el control de divisas. Los dichos del mismo Fernández sobre pesificar las tarifas calan hondo en las empresas petroleras e incluso inciden en la definición de inversiones.
Mientras que del proyecto de ley para blindar el desarrollo de Vaca Muerta, nadie ha visto una sola página y ya son muchos los que señalan que en realidad no existe tal borrador sino que se trata de ideas aún en desarrollo.
Entre estas ideas se encuentran las impulsadas por Neuquén para amortiguar el precio de los combustibles con impuestos móviles y la de crear un fondo especial para generar un bono de gas para las familias más humildes. Pero también hay otras propuestas como la de ofrecer amortizaciones aceleradas a las empresas que anticipen inversiones, una herramienta que recuerda a la gestión de Alex Kicillof.
¡Que le corten la cabeza! Exclama la Reina de Corazones en Alicia en el país de las maravillas y, en una analogía con la realidad nacional, es la frase que parece acuñar el próximo gobierno nacional con la actual conducción de YPF.
La pelea por el sillón de la presidencia que hoy ocupa Miguel Ángel Gutiérrez ha llenado páginas en la prensa con una danza de nombre que van desde propuestas lógicas, hasta otras no tanto.
Es que detrás de esa danza de nombres se esconde también la interna abierta dentro del peronismo entre los diversos sectores que conformarán el próximo gobierno ya electo, y que atentos a la centralidad de Vaca Muerta para el desarrollo del país, reclaman su cuota de poder por medio del sillón de la Torre Madero.
Pero la cabeza de Gutiérrez no es la única que se reclamará, dado que también se busca un reemplazante para el actual CEO de la firma de mayoría estatal, Daniel González.
Su puesto ha tenido una menor puja mediática pero forma parte de lo que se considera como “un mensaje” a dar sobre el cambio de timón que busca imprimir la gestión de Alberto Fernández.
Una de las dudas que queda en torno a González es si logrará permanecer dentro de las filas de la petrolera de las tres letras, dado que se trata de un profesional que ingresó a YPF durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Es esos años González era el chief financial officer (CFO), algo así como el vicepresidente de finanzas de YPF, un puesto que podría volver a ocupar, al menos en un principio en la búsqueda de una transición ordenada dentro de la petrolera de bandera.
En la danza de nombres para YPF hay dos versiones que ganan fuerza. Por un lado que desde el sector de Miguel Galuccio se podría tener injerencia en la designación y por el otro que el nuevo presidente podría ser un “tapado”, un nombre aún no revelado.