La minería sigue siendo la obsesión fatal de diario El Ancasti. No solamente alienta posiciones en contra de su desarrollo (hasta respalda los intereses de la Universidad de Tucumán, en detrimento de los de Catamarca), sino que ha llegado a límites de hacer lecturas forzadas para tratar de imponer condiciones que, claramente, se parecen a extorsiones orientadas a sacar ventajas económicas.

Ayer, en un peculiar análisis de la elección andalgalense, proclamó que fue un triunfo de la antiminería. Lo hizo a partir del resultado obtenido en la categoría “intendente”, donde el ingeniero Eduardo Córdoba superó por cifras muy estrechas (un poco más de 150 votos) al empresario Miguel Morales, confeso propulsor de la actividad como mecanismo de desarrollo.

El electo, militante de una vieja familia radical de Andalgalá, se cuidó durante toda la campaña de hablar de los proyectos mineros y, con la seguridad del resultado, recién lo hizo. De esta manera, le dijo al periodista “ancasteño” que prácticamente no existen condiciones para avanzar con el proyecto Agua Rica y revalidó la ordenanza trucha (más temprano que tarde será declarada inconstitucional) que impide la explotación en la alta cuenca del Río Andalgalá. Esas declaraciones y la dramática victoria de Córdoba le bastan al diario para afirmar que ha triunfado la antiminería. Una falacia que cae por su propio peso.

Si se leyera como corresponde la contienda andalgalense, muy por el contrario, habría que decir que ganó ampliamente la minería. En la categoría presidente, Alberto Fernández (Frente de Todos) venció por una diferencia superior a los 1.000 votos. Los ciudadanos de la “Perla del Oeste” lo votaron a sabiendas que el electo Jefe de Estado ha ratificado que la minería será una de las actividades que impulsará desde el mismo momento que asuma.

También en el territorio que gobernará Eduardo Córdoba los próximos cuatro años, por cifras aplastantes, triunfó Raúl Jalil –más de 1.200 de diferencia-, un defensor acérrimo de promover la minería y que, desde hace rato, viene haciendo gestiones para despejar el camino y permitir, con garantías ambientales, el desarrollo de todos los emprendimientos. De hecho, por estas horas, acompañado de la gobernadora Lucía Corpacci y el secretario del área, Rodolfo Micone, participa del foro minero de Australia, donde tratará de interesar a los inversores.

Con la explicación precedente, llegamos a la conclusión que los ganadores holgados de Andalgalá fueron Alberto Fernández y Raúl Jalil. Inclusive, los peronistas arrasaron en la elección del senador departamental (con los votos de Aconquija la cosa fue por nocaut) y hasta le ganaron a los candidatos de Eduardo Córdoba en el rubro concejales. Por lo tanto, en forma evidente, hablar de éxito antiminero sintetiza una auténtica burrada.

Para peor, impuesta desde una lógica que no se compadece con la realidad y complica seriamente al próximo gobierno de Córdoba que, por ejemplo, declaró que hay que consultar al pueblo. Esperemos lo haga y pronto, porque dentro de muy poco tiempo tendrá que dar explicaciones sobre la creciente desocupación de Andalgalá. El peronismo, al que nadie puede tildar de antiminero, reventó las urnas andalgalenses en todas las categorías, con la excepción de la intendencia, la que se definió en un marco de empate técnico.

Como ya lo expresamos, el radicalismo quedó sumido en una profunda depresión por los resultados electorales. Perdió poder legislativo, herramienta fundamental para controlar las acciones del gobierno, y resignó nada menos que cinco intendencias que estaban en su poder (Recreo, Paclín, Tapso, Valle Viejo y Pozo de Piedra en el norte belicho). Con esto, virtualmente desaparece la Liga de Intendentes Radicales, una creatura castillista del 2015 que terminó en fracaso rotundo. En el Valle Central de Catamarca, lo repetimos, no le queda ni un solo municipio. En el Oeste retuvo Belén, Andalgalá y Antofagasta, mientras que el Este hizo lo propio con Ancasti. En total 4 territorios sobre un total de 35, relación deficitaria que no se daba desde 1983 cuando conducía precisamente 4 intendencias, aunque se trataba de distritos electoralmente poderosos como la Capital, Valle Viejo, Pomán y Fiambalá.

Hablando de la Capital. En los años de democracia fue indiscutiblemente un bastión radical. Lo que llaman “voto duro”, hasta en los peores momentos, le permitió a la UCR equiparar las cargas y, cuando no gobernar, forjar expresiones legislativas que incomodaran al peronismo. A Raúl Jalil, uno de los dirigentes de mejor imagen en la provincia, le costó muchísimo ser intendente y retener el cargo en los años 2011 y 2015 cuando batió, respectivamente, a Luis Fadel y Raúl Giné, dos dirigentes que nunca destacaron por su potencia electoral. Inclusive el antecedente de 2017 ratificó la potencia del voto radical capitalino: ganó en la categoría diputado provincial y perdió por centésimas en la de concejales. Lo del 27 de octubre refleja una caída abrupta de las preferencias.

Con Flavio Fama, un postulante que prometía y que contó con el apoyo irrestricto de Oscar Castillo, perdió por más de 17.000 votos con Gustavo Saadi, un apellido al que trataron de demonizar con las mayores bajezas. Hablando de Gustavo: aparte de aplastar al rector de la Universidad, hay que decir que venía de vencer en 2017 a Eduardo Brizuela del Moral por la candidatura a diputado nacional. Se trata de dos victorias que engrandecen al intendente electo y le permiten mostrar un palmarés muy importante. Nada menos que Fama y Brizuela abdicaron ante él.

La malaria radical tuvo pocas excepciones. Aunque sean jurisdicciones demográficamente pobres, atesoró algunos triunfos en el norte de Belén y retuvo las intendencias de Ancasti y Antofagasta. Sin embargo, el éxito mayor fue para Daniel “Telchi” Ríos, que ratificó su condición de líder de la cabecera de Belén y, desde el domingo, por lejos, es primera figura de la oposición. El eficiente jefe comunal, si nos guiamos por los resultados, está por encima de figuras de la talla de Castillo, Brizuela del Moral o Ricardo Guzmán. Ni hablar de Alejandro Páez, el presidente del comité provincial que encabezó la lista de diputados provinciales y, aunque vaya a ocupar una banca, perdió por afano. Quien le podría discutir posiciones a Ríos es Gustavo “El Gallo” Jalile que, a pesar de la derrota, mantiene fortaleza electoral y condiciones de líder para conducir un barco a la deriva. Otro con poder electoral verdadero (aunque ya tiene techo) es Brizuela del Moral, aunque por voluntad propia habría iniciado el camino del retiro.

Juan Pablo Sánchez, entre varios otros, se anotó entre los principales vencedores que aportó el peronismo. Logró una ventaja incuestionable en Santa María lo que, con claridad, prueba que cuando existe unidad y todos tiran para el mismo lado resulta problemático doblegar al peronismo del interior. Recordemos que en el Valle Calchaquí, aparte de Sánchez, actúan el senador Raúl Chico y el diputado Jorge Anders.

El primero, dejando de lado aspiraciones previas, se sumó a la campaña y apostó por la unidad que disparó un triunfo impresionante. Anders estuvo más distante, quizá por su ubicación en la lista de diputados no le asegura ser electo, lo que finalmente ocurrió. Donde habría fallado mínimamente el proceso de unidad peronista fue en Andalgalá. Allí, algunas travesuras entre dirigentes le habrían posibilitado el triunfo al ingeniero Córdoba. De otra forma, ni aun con el corte de boletas, se entiende la caída de Miguel Morales y el triunfo de sus concejales.

Aunque haya perdido la elección por distancia apreciable, uno de los dirigentes más felices de “Juntos por el Cambio” fue Rubén Manzi que, de las PASO a la general, aumentó los votos que le permiten ser diputado nacional electo por la minoría. Hasta las últimas horas del domingo, la duda giró en torno a si alcanzaba los votos obtenidos para no perder por más del 50% con Lucía Corpacci, lo que hubiera permitido ganar la segunda banca nacional a Marcelo Rivera.

Volvemos a Manzi. Con la banca asegurada viajó inmediatamente a Buenos Aires y departió, en el marco de la Coalición Cívica, con los electos de todo el país y quienes tienen mandato hasta 2021. Sin dudas, de no haber deserciones, formarán un bloque importante que actuará desde la oposición y ya no contaría con la líder del sector, esa rareza de la política que anunció su retiro y su renuncia a la banca de legisladora. Por supuesto, no le creemos absolutamente nada a Elisa Carrió y apostamos a que seguirá proponiendo escándalo tras escándalo. En cuanto a la renuncia a la banca no será algo notable. Es que prácticamente nunca está en el Congreso.

RECUERDOS. Como lo hacemos habitualmente, cerramos los “Apuntes” con la rememoración de hechos del pasado.

A fines de octubre de 1994, en el Concejo Deliberante de la Capital, se discutía la separación del territorio en circuitos electorales. El año anterior se había aprobado la carta orgánica que, cada cuatro años, imponía la elección de los ediles por circuito y no por una lista sábana, como ocurría desde 1983. La áspera discusión duró varios días, pero finalmente una mayoría votó anexar el circuito 1 con el 2 y el 7 con el 8. Cuando han pasado 25 años de aquella decisión, hoy se especula con la posibilidad de cambiar esta distribución por otra que permita a los concejales tener un contacto más directo con los vecinos.