La tercera modificación de su segundo mandato se produce solo cuatro meses después del último ajuste de junio pasado y tras el estallido social que obligó al Mandatario a modificar su agenda. El jefe de Estado removió el corazón del gobierno con las salidas de Andrés Chadwick (Interior), Cecilia Pérez (Segegob) y Felipe Larraín (Hacienda). Gonzalo Blumel (Segpres), asumió como titular de Interior. Karla Rubilar -uno de los rostros para enfrentar la crisis de las últimas semanas- asumió la vocería. También hubo cambios en las carteras de Trabajo, Economía y Bienes Nacionales, además de enroques en Deportes y Segpres.
El mandatario nombró a Gonzalo Blumel en el cargo dejado por Chadwick y a Ignacio Briones en Hacienda.
Tal es el cambio que plantea Piñera, que hoy se sentenció la salida de su brazo derecho: Andrés Chadwick, el ahora exministro dejó la cartera de Interior para darle paso a Gonzalo Blumel.
El Presidente decidió disolver el equipo político con el que enfrentó el año y medio que lleva en el cargo. Si bien sacó a Chadwick del gobierno no hizo lo mismo con Blumel y Pérez. Y es que al primero lo ubicó en Interior y a la exvocera quedó en Deportes.
El descontento de la calle con algunos dichos de los ministros también cobró víctimas en el gabinete, especialmente en el económico. Y es que Piñera decidió mover a Larraín de Hacienda y a Fontaine en Economía, ministerios que serán asumidos por Ignacio Briones y a Lucas Palacios.
Este último es el fiel reflejo del ascenso que tuvieron los subsecretarios en este cambio de gabinete. Y es que además de Palacios, María José Zaldivar quien estaba en la subsecretaría de Previsíón Social asumió Trabajo y marcando la salida de Monckeberg. Otro de los que viene de abajo es Julio Isamit, que se desempeña como jefe de gabinete del Ministerio Secretaría General de la Presidencia y llega a al Ministerio de Bienes Nacionales.
Otro de los cambios que se da es la llegada de la intendenta de Santiago, Karla Rubilar a la vocería, reemplazando con ello a Cecilia Pérez que se traslada a Deportes.
"Este equipo tendrá la misión de escuchar y abrir diálogo hacia un Chile más justo", dijo Piñera a minutos antes en su cuenta de Twitter en la que anunciaba la ceremonia.
De un perfil más bien académico y con fuerte expertise en economía política e historia económica y financiera, el Ingeniero Comercial, Máster en Economía y Ciencias Políticas de la Universidad Católica y doctorado en el Instituto de Estudios Políticos de París, Ignacio Briones asume desde hoy a la cabeza de Hacienda, en reemplazo de Felipe Larraín.
Hasta ahora, Briones se desempeñaba como decano de la Escuela de Gobierno de la UAI, donde además fue profesor e investigador y también como director de Codelco. Su cercanía al gobierno del presidente Sebastián Piñera viene desde su administración anterior, donde asumió en 2010 como Coordinador de Finanzas Internacionales del Ministerio de Hacienda.
Posteriormente, entre los años 2013 y 2014, fue Embajador Chileno ante la OCDE entre los años 2013-2014.
Conciliador y moderado. Así es como sus conocidos lo describen. Militante y fundador de Evópoli, es cercano a Felipe Kast y a Hernán Larraín.
Ignacio Briones se presenta en redes sociales como liberal y "fan" de una sociedad de acceso abierto "sin discriminaciones" de la competencia, la diversidad y la libertad.
Activo en su cuenta de Twitter, que acumula 8.585 seguidores, sus últimos mensajes fueron en el sentido de apoyar la idea de volver al voto obligatorio ya que ayuda a descomprimir tensiones, "a través de elecciones en lugar de acumularlas y que estallen" aun cuando se reconoce que fue "entusiasta partidario de voto voluntario".
En medio de los convulsionados días, también en la red social, destacó el "honesto y valiente llamado a la cordura" de Javiera Parada, que aludían a su incredulidad ante la posibilidad de destituir a un presidente democráticamente elegido.
Y acto seguido retwitteó el mensaje de Parada: "Impresionante como no hemos aprendido nada. En este país se relativiza la democracia de lado y lado, como si eso no nos hubiera llevado al peor desastre de nuestra historia. Un poco de cordura, por favor".
Durante estos últimos días hizo constantes llamados para mantener el diálogo, ser reflexivos para mantener la democracia y sus instituciones.
Sobre el anuncio de la agenda social dijo "macizo anuncio de Presidente en tono, humildad reconocimiento de errores y fondo. Paquete de propuestas en pensiones, ingresos, impuestos, remedios, es contundente. Algunos lo encontrarán insuficiente, otros excesivo. En estos momentos solo cabe apoyarlo con unidad".
Luego de desempeñarse en dos oportunidades como subsecretario de Obras Públicas, el ingeniero comercial de la PUC hoy se convierte en ministro de la cartera que deja Juan Andrés Fontaine.
Tras haberse desempeñado como subsecretario de Obras Públicas en los dos mandatos de Sebastián Piñera, Lucas Palacios Covarrubias dio el salto y se convirtió en el nuevo ministro de Economía, en reemplazo de Juan Andrés Fontaine, quien solo estuvo cuatro meses en esa posición.
Palacios, ingeniero comercial con mención en empresas de la Pontificia Universidad Católica, cuenta con una vasta trayectoria política, desempeñándose como concejal de Puente Alto entre 2004 y 2011 y posterior a ello fue asesor de la Dirección de Presupuestos por un año, para en 2012 asumir como subsecretario de OOPP en el primer gobierno de Piñera. Dentro de otros cargos que ha tenido, fue director de TVN.
En su segundo paso por obras públicas, estuvo al mando de temas como la Entidad Binacional de Agua Negra (Ebitan), encargada del desarrollo de un túnel que una Chile con Argentina a la altura de la región de Coquimbo.
Además fue la cara visible para ir a dialogar en diversas crisis, como la de Essal en Osorno. En la de los últimos días, Palacios estuvo monitoreando la normalización de operaciones en el Aeropuerto de Santiago y fue hasta la Ruta 68 para conversar directamente con los camioneros que protestaban por el alza del TAG. Frente a todas las cámaras, Palacios se comprometió a entregar una propuesta este miércoles.
Gloria Hutt se instaló en el centro de la crisis social producto del aumento de las tarifas de transporte público. Aunque había dado señales de la necesidad de recursos desde agosto, no fue suficiente para evitar la crisis. Sin embargo, se optó por mantenerla.
En agosto, la hasta ahora ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, comenzó a enviar señales de que se requerían más recursos para el Transantiago. Incluso, en negociación con la Dipres logró $ 22.000 millones adicionales, pero no fue suficiente para evitar el alza de $ 30 en el Metro en horario punta, que fue el detonante de la crisis que desde el 18 de octubre se vive en el país.
Hoy, en La Moneda, Hutt recibió un simbólico respaldo al mantenerse en el gabinete, aunque en Amunátegui 139 hubo dudas hasta el final respecto de si parmanecería.
Hutt se ha caracterizado por el pragmatismo para comenzar a cambiar la cara del Transantiago, impulsando un fuerte recambio de buses.
La incorporación de buses eléctricos y su estilo directo para afrontar temas difíciles -como cuando contradijo a su equipo para salir a explicar una de las alzas que había tenido anteriormente el sistema-, le valió posicionarse como una de las autoridades más queridas por la gente y así lo reflejó la encuesta Cadem de fines de septiembre, donde Hutt figuraba como la segunda mejor evaluada del gabinete de Sebastián Piñera, con un 62% de aprobación.
Sin embargo, con la crisis vivió una importante baja de 22 puntos porcentuales en pocos días, según la última encuesta Cadem que evaluó al gabinete, el 18 de octubre.
Fue el 4 de octubre cuando el gobierno anunció que la tarifa del transporte público subía $ 30, constituyendo el tercer aumento en lo que va del gobierno de turno.
Con el correr de los días, las personas comenzaron a mostrar su descontento, realizando evasiones masivas y cuyo punto más álgido se vivió el viernes antepasado, cuando se reportó en Santiago una ola de protestas que terminó con destrozos, saqueos e incendios en más de un centenar de estaciones de la red de Metro y otros servicios públicos como supermercados y farmacias.
Esto no fue un evento fortuito, ya que ese 18 de octubre por la mañana, y tras ser consultada sobre la posibilidad de dar marcha atrás al incremento de la tarifa, Hutt lo descartó tajantemente señalando que “hay una decisión que ya está establecida”.
Lo que Hutt no dijo fue que desde al menos agosto había estado liderando una serie de negociaciones con la Dipres donde logró sumar recursos adicionales, pero le faltaron $ 3.500 millones para evitar el alza, que es el costo estimado de congelar las tarifas, según el proyecto de ley que envió al Congreso el Presidente Sebastián Piñera para intentar detener las protestas.
Aunque se perfilaba como una fuerte candidata a Gobernadora de la Región Metropolitana, durante la semana se ha convertido en una de las favoritas para liderar un ministerio.
Durante los últimos meses, la intendenta de Santiago, Karla Rubilar, se perfilaba como la candidata ideal para el oficialismo para ocupar el nuevo cargo de Gobernadora de la Región Metropolitana. Pero dada la contingencia, la médico cirujano de 42 años, fue uno de los rostros que desde hace días comenzó a sumar apoyos para liderar una cartera ministerial.
Su interés por el mundo público se refleja en su carrera y en su formación. La egresada de medicina de la Universidad de Chile cursó un magíster en salud pública en la misma casa de estudios, impartió clases de la materia y también ejerció su profesión en distintos servicios.
Su vida política comenzó en la juventud de Renovación Nacional, donde además participó del comando de Jóvenes por Piñera en la primera campaña presidencial del actual jefe de Estado.
El 2005 fue electa diputada por el distrito 17, que corresponde a Conchalí, Huechuraba y Renca, cargo en el que se desempeñó por doce años.
Pero Rubilar no ha estado exenta de polémicas. Durante su trayectoria, protagonizó una polémica al hablar de los “falsos detenidos desaparecidos”, situación que le costó la presidencia de la comisión de Derechos Humanos de la Cámara, que hasta ese momento presidía.
El 2014 renunció a RN, partido en el que había militado cerca de diez años, para integrar Amplitud. Pero rápidamente dejó su nuevo movimiento, y desde la fecha es independiente.
El 11 de marzo de 2018 asumió como intendenta de la Región Metropolitana, de la mano de un nuevo gobierno del Presidente Piñera.
En su nuevo cargo, Rubilar ha sido permanentemente destacada por sus labores, lo que la llevó a posicionarse como una posible candidata para convertirse en la primera gobernadora de la Región Metropolitana, puesto que se elige el próximo año.
Durante el conflicto social que atraviesa Chile hace una semana, la intendenta se ha convertido en una figura clave para el oficialismo. Ante el silencio que reinaba las primeras horas, ella salió a responder preguntas, llamar a la calma y hacer una autocrítica. Se convirtió, en algunos momentos, en la única voz oficial.
Permanentemente ha hecho llamados a la paz, al diálogo y a la solidaridad, y dado el rol que tomó durante la semana, ella misma informó que renunciaría a su postulación a gobernadora.
Tras los polémicos dichos del Presidente Piñera al afirmar que que el país estaba en “guerra”, Rubilar sostuvo algo distinto. “Estamos en reconstrucción, esa es la palabra”, manifestó.
Durante los últimos días, su nombre ha sonado en más de una ocasión para convertirse en ministra de Estado. Tras la multitudinaria marcha del viernes por la tarde, la intendenta comunicó a través de su cuenta de Twitter que “soy una convencida que entre todos vamos a levantar la Región Metropolitana y que juntos, con diálogo y respeto, alcanzaremos prontamente la paz para Chile”.
Hoy, la diputada oficialista Paulina Núñez afirmó esta mañana que “Karla Rubilar sería una tremenda ministra”, entregándole su apoyo a la actual intendenta.
La misma Rubilar declaró ayer que “uno no se puede restar en momentos de crisis”. Entre sus declaraciones, su aprobación entre sus pares y que en su Twitter declara que “Fui, soy y seré Piñerista”, su nombre era claramente una carte segura para integrar el nuevo gabinete que anunció el mandatario.
Video: La jura del nuevo Gabinete
Paula Catena, Ximena Soto y Sebastián Minay
Intervención será estructural y profunda, y alcanzará al menos a cinco carteras. A la salida de Andrés Chadwick, Felipe Larraín y Cecilia Pérez se sumarían las de Juan Andrés Fontaine (Economía) y Gloria Hutt (Transportes).
No será como el que hizo el pasado 13 de junio, que dejó un cierto gusto a poco. Esta vez, la crisis que ya lleva diez días, que movilizó a más de un millón de personas el viernes e hizo caer su apoyo a un 14%, no le dejó más margen al Presidente Sebastián Piñera que remover los cimientos de su gabinete. Y si bien hasta esta noche seguía ajustando detalles, la suerte ya está echada: el cambio comenzará por la salida de Andrés Chadwick (Interior), Felipe Larraín (Hacienda) y Cecilia Pérez (Segegob).
Así lo confirmaron cercanos al gobernante y altas fuentes del Ejecutivo, durante una jornada políticamente tensa, pese al levantamiento del estado de emergencia. La decisión de cambiar a esos tres integrantes del comité político implica una modificación estructural y profunda, y del todo impensada hace un par de semanas. Y también un adiós a figuras que lo acompañaban en esos mismos cargos al retirarse del poder en marzo del 2014, y que prepararon con él su regreso al mismo, desde su Fundación Avanza Chile.
Chadwick, quien ya había acusado daños sensibles a raíz del caso Catrillanca, se había convertido en uno de los rostros del malestar ciudadano. Su rol en el manejo de la seguridad en los últimos días ya lo había expuesto a una acusación constitucional. Pérez había quedado casi inhabilitada de ser interlocutora con la oposición luego de su riña con el PS en agosto pasado, y en los últimos días sus vocerías habían disminuido. Larraín se disculpó hace cuatro días por haber ironizado llamando a “los románticos a comprar flores” ante la variación nula del IPC.
Hasta esta noche, Piñera no había terminado de definir su nuevo plantel, diseño complejo por una serie de variables y presiones. Este domingo en la mañana encabezó en La Moneda una reunión con sus ministros políticos, una de las últimas con ellos. En Palacio no se vio al jefe de Hacienda. Sí fue visto en Club de Golf Los Leones, en Las Condes, donde acudió al gimnasio.
El recambio de ministros debiese -según autoridades de Palacio- concretarse hoy lunes, salvo cambios o imprevistos: la idea que circulaba en el gobierno era arrancar la semana con un nuevo equipo. Pero hasta esta noche, los equipos de la Secretaría de Comunicaciones (Secom), aún no disponían de la nómina definitiva para poder chequear sus antecedentes. Eso sí, en Palacio dicen que ningún ministro -a todos se les pidió la renuncia por WhatsApp el viernes 25, cerca de las 22 horas- tiene contempladas actividades públicas para hoy en la mañana.
Además de la tríada de Interior, Hacienda y Segegob, el cambio alcanzará a otras carteras, algunas directamente involucradas en esta crisis y otras no. Las apuestas apuntan a Juan Andrés Fontaine (Economía) y Gloria Hutt (Transportes). Pero la cifra final es desconoce hasta esta noche; como sea, de seguro serán cinco bajas, y tal vez unas cuantas más.
Piñera, según sus allegados, ha sostenido numerosas conversaciones para recabar opiniones, bajo la evidente presión de las expectativas puestas en esta trance. Y también la de sus propios ministros, algunos de los cuales le habían insistido a comienzos de semana al Segundo Piso que era urgente que renunciaran.
El Presidente, cuentan en Palacio y en el oficialismo, ha tratado de resolver este nuevo puzle ministerial junto a sus más cercanos, partiendo por el mismo Chadwick -junto a quien remató los últimos ajustes del cambio de junio pasado-, la vocera Cecilia Pérez y Cristián Larroulet, jefe de asesores del Segundo Piso, y el secretario general de la Presidencia, Gonzalo Blumel, quien después de esto sería el único superviviente del equipo de Apoquindo 3000. Con todos ellos se reunió dos veces ayer: tanto en el comité político que se realizó en La Moneda como esta noche, en su residencia en Las Condes (ver foto).
Con todo, hasta la hora de la publicación de esta nota había más certezas de los nombres que se van y mucho menos sobre los que llegarán al gabinete.
En el entendido que la última palabra no está dicha y que ésta la tiene Piñera, hasta esta noche la baraja de posibles fichajes incluye a varios personeros.
Sobre la mesa, cuentan en el gobierno, el Mandatario tendría los siguientes nombres: para Interior figuran el ministro de Justicia, Hernán Larraín (UDI), la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei (UDI), la intendenta Karla Rubilar (RN), el ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, y el canciller Teodoro Ribera (RN).
Hasta esta noche, la lista la encabezaba Matthei. Según narran en el sector, ella ya lo habría conversado al menos una vez con el Presidente. Según este mismo relato, la exministra y exsenadora le habría expresado que no se consideraba un buen nombre para ser su número dos, pero que si finalmente la convocaba no tendría mucho margen para negarse.
Ribera, en tanto, ha conversado en estos últimos días con Piñera más que nada sobre el desafío de no cancelar ni la cumbre Apec ni la COP25 a raíz de la crisis. No habrían tratado un eventual cambio de cartera, y al ministro -dicen en RN- tampoco le simpatiza la idea de dejar RR.EE., donde apenas lleva cuatro meses y fracción y donde le ha tomado trabajo tomar el control.
Para reemplazar a Felipe Larraín en Hacienda, Piñera también tendría una nómina amplia. Hasta esta noche, la lideraba Rossana Costa, consejera del Banco Central y directora de Presupuestos durante el primer cuatrienio piñerista. También se menciona a Rodrigo Vergara, expresidente del Central. Además figuran Ignacio Briones, de la Escuela de Gobierno de la Universdad Adolfo Ibáñez -quien también podría llegar a Economía-, y Klaus Schmidt-Hebbel, presidente del Consejo Fiscal Asesor de Hacienda, economista y académico de la Universidad Católica.
Para la vocería de Gobierno se menciona también a la intendenta Rubilar. Su caso, insisten en el Ejecutivo, sería uno de los que se da por seguro como nuevo fichaje ministerial.
Pero el casting para el nuevo equipo ha sido dificultoso por la alta vara que ha puesto la crisis, partiendo por un perfil tipo que parece imponerse como un mínimo para dar una señal: más empático con la ciudadanía, más joven y con una imagen alejada de la élite. Algo en la línea que dibujó la propia Matthei el jueves en Canal 13, cuando dijo que “venga de la clase media, que ojalá se haya educado en educación pública, que no sean todos de la Universidad Católica o de la Chile, que no veraneen en Zapallar o en Pucón, gente que ojalá haya nacido en provincia. En el fondo es gente con mucho más calle”.
En los partidos de Chile Vamos ha prendido dicha tesis, aunque hasta ahora no han circulado demasiados nombres en esa línea (con la salvedad, tal vez, de Rubilar). Como sea, la UDI, Evópoli y RN han hecho llegar al gobierno nombres a petición de Palacio, pensando precisamente en el nuevo criterio de búsqueda.
En los mismos partidos asumen que la crisis no dejará espacios para reclamos si es que el nuevo gabinete altera los denominados “equilibrios políticos”, como suele pasar. Por ejemplo, la directiva UDI, que se quejó por haber sido perjudicada en el ajuste de junio último, esta vez asume que el Presidente tiene plena manga ancha.
En el oficialismo también se mencionaba la opción de que el Presidente pudiera recurrir a parlamentarios, aunque desde Palacio señalan que, hasta la hora de publicación de esta nota, el Mandatario se resistía a dicha idea.
Eso sí, en esta lógica de romper moldes dadas las circunstancias, hasta ahora no hay mayores señales que Piñera vaya a “cruzar el río” y fichar como ministros a nombres de la oposición, como lo hizo con el entonces DC Jaime Ravinet el 2010. De momento, el jefe de ese partido, Fuad Chahin, se resiste a la idea. Insistir en el punto es riesgoso para Piñera: podría provocar al mismo sector con que necesita dialogar.
DF
Luego de que en los últimos meses tomara protagonismo por su agenda internacional, el Presidente Sebastián Piñera enfrenta en estos momentos la peor crisis de sus dos gobiernos, y probablemente la más compleja desde la vuelta a la democracia.
Si hasta hace poco celebrabran en La Moneda que la Guerra Comercial entre China y Estados Unidos podía iniciar su fin para la Cumbre de la APEC en noviembre próximo, hoy todo es más difuso; las prioridades cambiaron.
¿Cuándo comenzó la peor hora del mandatario? La tarde del viernes 4 de octubre, el Panel de Expertos del Transporte Público anunciaba un cambio en los precios en los servicios de metro y buses, el que se iba a concretar el lunes 6 de este mismo mes. A esas alturas, nadie podía prever que esa iba a ser la gota que haría rebalsar el vaso.
Esa misma semana, incipientes grupos organizados de estudiantes secundarios comenzaron a evadir el pago del Metro, hasta que el jueves 17, la situación se tornó más compleja cuando ya no solo eran escolares lo que saltaban los cobros, sino que también usuarios de distintas edades. Cada vez de forma más masiva y con el fallido intento de Carabineros por frenar las acciones, hasta que el viernes 18 de este mes estalló la crisis.
Metro anunció esa misma tarde el cierre de varias de sus estaciones, debido a grandes desmanes en las mismas, que afectaron de forma drástica el servicio del tren subterráneo, lo que obligó a muchos trabajadores a regresar a sus hogares sin el principal modo de transporte de la capital.
La noche del viernes 18 de octubre se registró una gran cantidad de desmanes y destrozos en varios puntos de Santiago. Buses de Transantiago quemados, barricadas, calles cortadas.
El incendio en uno de los edificios corporativos de Enel, en Santiago Centro, fue una de las imágenes de una noche que encendió las alarmas en el palacio de gobierno, sobre todo en el equipo a cargo de la seguridad, el ministro y subsecretario de Interior, Andrés Chadwick y Rodrigo Ubilla, respectivamente, siempre con la supervisión del Presidente Piñera.
Eso sí, los destrozos no fueron lo único. También se reportaron cacerolazos en toda la capital en contra del alza del pasaje del transporte público.
Con todo, pasada esa medianoche, el mandatario decidió decretar Estado de Emergencia para las provincias de Santiago y Chacabuco. El Presidente informó que el general de división del Ejército, Javier Iturriaga, era el designado como jefe de la defensa nacional.
La primera medida de Iturriaga, ya el sábado 19 de octubre, fue decretar el primer toque de queda, el que comenzó a regir ese día a partir de las 22:00 horas. Fue el primero de siete y que culminaron ayer a las 04:00 AM.
La entrada de Iturriaga permitió también que militares entraran a las calles de Santiago, con el objetivo de resguardar la seguridad de la población.
Sin embargo, y pese a las medidas adoptadas y la presencia de efecivos de las Fuerzas Armadas, los focos de violencia no cesaron. Se incendiaron estaciones de Metro y comenzaron los saqueos a supermercados y a otro tipo de establecimientos.
Los días pasaron entre protestas pacíficas y focos de violencia, pero ya no solo en Santiago, sino que también en diversas regiones del país, en las que algunas también fueron decretadas Estado de Emergencia y se aplicó toque de queda.
El domingo 20 de octubre fue un día de quiebre para el gobierno durante las jornadas de manifestaciones. El Presidente Sebastián Piñera dijo estar en guerra en un discurso que no fue bien recibido por quienes estaban protestando, lo que dio pie a que se profundizaran.
"Estamos en una guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie", dijo ese día Piñera.
El martes 22, el jefe de Estado volvió a hablar, pero esta vez para pedir perdón por no haber escuchado a tiempo las demandas de la ciudadanía.
"Es verdad que los problemas se acumulaban desde hace muchas décadas y que los distintos gobiernos no fueron ni fuimos capaces de reconocer esta situación en toda su magnitud. Reconozco y pido perdón por esa falta de visión", señaló el Presidente.
Al mismo tiempo, el mandatario, luego de reunirse con partidos de oposición y del oficialismo, anunció por la noche un conjunto de propuestas para descomprimir y responder a las manifestaciones, a la que llamó "Agenda social". Esta incluyó mejoras en pensiones, a través de indicaciones que se enviarían a la reforma previsional.
Probablemente la figura más golpeada del gabinete del Presidente Sebastián Piñera con las movilizaciones ha sido el ministro del Interior, Andrés Chadwick.
Apuntado por buena parte de la oposición como el responsable político de las muertes y lesiones que han causado los militares estos días de Estado de Emergencia, titular de Interior expuso el miércoles en la Cámara de Diputados para explicar las razones del Ejecutivo para decretar Estado de Emergencia.
Consultado por si tenía alguna responsabilidad política en las muertes y las lesiones a civiles que han registrado los uniformados, el la negó absolutamente.
"Yo asumo mis responsabilidades, pero no tengo ninguna responsabilidad política en esta situación", dijo a la salida de la sesión especial en la Cámara Baja.
En la exposición frente a los diputados, su presencia no pasó desapercibida, ya que algunas diputadas de oposición se acercaron al secretario de Estado para enseñarle fotografías con las personas que habían resultado muertas tras incidentes con las FFAA durante estos días, lo que terminó en una fuerte discusión entre parlamentarios que marcó la jornada.
El viernes 25, el Presidente profundizaba los anuncios realizados en pensiones y además sumaba uno nuevo: cedió ante la oposición y anunció sumar un punto de cotización extra a los otros cuatro que ya estaban propuestos, para alcanzar una cotización para pensiones de 15% en total, donde uno será usado para financiar seguros solidarios.
Sin embargo, el anuncio pasó casi desapercibido, luego de la multitudinaria y pacífica marcha en Plaza Baquedano -más conocida como Plaza Italia-, la que fue convocada para las 17:00 horas de ese día.
La cifra de manifestantes superó el millón de personas, lo que llevó a las autoridades de Gobierno, como la intendenta de la Región Metropolitana Karla Rubilar y el mismo mandatario a reaccionar vía redes sociales.
Este sábado 26, el Presidente firmó otro capítulo a la crisis: informó que pidió a los ministros que pusieran sus cargos a disposición, para realizar un cambio de Gabinete, uno que sectores, tanto opositores como oficialistas, pedían desde hace días, analizó DF.
La Tercera
El domingo, Piñera dijo estar en guerra, el martes pidió perdón por la falta de visión al no detectar las demandas. Cuatro días después celebraba los “caminos de esperanza” tras la marcha.
En todos los países hay bronca, respondió el Presidente Sebastián Piñera el sábado pasado, cuando a primeras horas de la tarde, los dirigentes de RN y algunos parlamentarios de Evópoli le pidieron que, además de la preocupación por el control de la seguridad pública, el gobierno atendiera las demandas que estaban en el trasfondo de la protesta ciudadana
.La inusitada violencia que se desató en las primeras jornadas -con quemas de estaciones del Metro, saqueos de supermercados, que sobrepasaron a las policías- se convirtió en la prioridad para el jefe de Estado desde que comenzó el estallido social y lo llevaron a fijar una línea dura, decretando el estado de emergencia y ordenando la salida de militares a las calles para frenar los saqueos y destrucción de infraestructura.Por entonces, la magnitud del reclamo de la población, especialmente de sectores de la clase media, todavía no estaba bien calibrada en La Moneda. Pocos, cuentan hoy, vieron tempranamente que, separados de los hechos de violencia, había una demanda ciudadana que crecería con los días. Las mismas fuentes aseguran que en Palacio muchos apostaban, incluso, a que con el paso de unos pocos días la movilización se iría desgastando por cansancio.Pero no todos pensaban igual.
A lo menos un presidente de partido en Chile Vamos y un parlamentario oficialista que asistió el sábado al encuentro con el jefe de Estado afirman que en un momento en que la discusión se tensó, uno de los ministros que estaba en sala comentó a los que estaban a su lado que si el Mandatario no escuchaba, presentaría su renuncia.En La Moneda se llegó a hablar de palomas y halcones, entre el pequeño círculo de colaboradores con los que el jefe de Estado monitoreó permanentemente los primeros días de la crisis.
Así al menos, hasta el domingo pasado, el bando de los halcones, integrada por el ministro de Interior, Andrés Chadwick; la vocera de gobierno, Cecilia Pérez, y el influyente jefe de asesores del segundo piso, Cristian Larroulet, habían logrado imponer la estrategia de focalizar la atención en el tema de la violencia y los saqueos, por sobre la posición del ministro de la Presidencia, Gonzalo Blumel, y del equipo de la Secom liderado por el sicólogo Jorge Selume, quienes pedían al Presidente abrir espacios para dar una salida política a la crisis.
La falta de interlocutores y lo difuso de la demanda social -que lejos de tener un pliego de peticiones que se pudiera atender y negociar era la expresión de décadas de malestar por la desigualdad-, complicó aún más la reacción inicial del gobierno.El sábado en la tarde, ya bajo estado de emergencia y los militares en las calles, el Presidente decidió ceder a una medida que había sido duramente resistida por el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, y anunció que se retiraba el alza de 30 pesos del pasaje de hora punta del Metro, con la errada esperanza de descomprimir la tensión.También instruyó al ministro Blumel que convocara a una reunión al día siguiente a los presidentes del Senado, de la Cámara de Diputados y de la Corte Suprema para dar una señal de apertura al diálogo.Nada de eso sirvió. El mismo domingo en la tarde, Piñera inspeccionó la Guarnición Militar de Santiago, donde opera el alto mando de la zona de emergencia de la Región Metropolitana, al mando del general de Ejército Javier Iturriaga.
Allí, recibió el informe de los jefes de Inteligencia, los que, según aseguran en La Moneda, daban cuenta de una acción coordinada en la quema de estaciones de Metro y para afectar el abastecimiento de alimentos.“Estamos en una guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie”, dijo el Presidente Piñera en un improvisado discurso, flanqueado por el ministro de Defensa, Alberto Espina, y del general Iturriaga en tenida de combate.En el gobierno admiten que esa frase marcó un punto de inflexión en la estrategia de “ellos contra nosotros” que se había impuesto en La Moneda.
Fue a partir de ese momento, aseguran fuentes de Palacio, que Larroulet comenzó a tomar conciencia de la necesidad de anunciar un paquete de medidas económicas. Algo en lo que venían insistiendo Blumel y Selume, sin éxito hasta entonces. Juntos pudieron convencer a Piñera, mientras varios ministros comentaban en privado su desacuerdo con esa declaración.En la misma noche del domingo, Blumel empezó a llamar a los ministros sectoriales para que entregaran propuestas. El lunes incluso, el Mandatario se comunicó directamente con algunos de sus colaboradores para avanzar en las medidas, mientras Blumel con el mismo fin hablaba con el presidente del Senado, Jaime Quintana (PPD), y con presidentes de los partidos de oposición, a los que invita a La Moneda a un encuentro con el Mandatario el día martes, a las 13 horas. Poco a poco, Piñera dejaba atrás el mensaje de la guerra.
En el oficialismo, sin embargo, afirman que tanto el Presidente como Larroulet y el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, han sido los más duros en ceder a cambios estructurales, lo que se vería reflejado en el paquete de medidas que anunció el Mandatario el martes en la noche.Lo que no estaba en planificado es que en ese mismo mensaje, el Presidente daría un paso más, al pedir perdón a la ciudadanía: “Es verdad que los problemas se acumulaban desde hace muchas décadas y que los distintos gobiernos no fueron ni fuimos capaces de reconocer esta situación en toda su magnitud. Reconozco y pido perdón por esa falta de visión”.
La línea para el gobierno estaba trazada. Junto con mostrar una cara menos dura, el diseño presidencial incluyó ir retirando de a poco la presencia militar, cosa que anunció ayer sábado. Un anuncio que coincide, eso sí, con la mayor marcha de la historia de Chile: 1 millón 200 mil personas reunidas. Piñera respondió a la poderosa imagen con un tuit: “La multitudinaria, alegre y pacífica marcha hoy, donde los chilenos piden un Chile más justo y solidario, abre grandes caminos de futuro y esperanza. Todos hemos escuchado el mensaje. Todos hemos cambiado. Con unidad y ayuda de Dios, recorreremos el camino a ese Chile mejor para todos”.