NICOLAS DEL POZZI
Ambas compañías tienen proyectos ambiciosos en Vaca Muerta, pero están atados a los cuellos de botella del segmento.
Todas las operadoras con presencia en Vaca Muerta reconocen que el verdadero potencial de la formación está en las reservas de gas no convencional. Sin embargo, el escaso mercado y las limitaciones de infraestructura específicas del segmento son los principales desafíos a los que se enfrenta el sector y, además, hoy están envueltos en una gran incertidumbre coyuntural.
En este escenario, Pluspetrol puso en operación una Planta de Producción Temprana (EPF, por sus siglas en ingles) que le permitirá, en el corto plazo, llegar a una producción de 3 millones de metros cúbicos de gas por día. Tendrá también una producción asociada de petróleo que puede llegar a los 6.000 barriles.
“Hemos completado el piloto que teníamos como compromiso con la provincia. Hemos perforado 12 pozos y tenemos en stock 9 más”, aseguró el country manager de Pluspetrol Argentina, Germán Macchi.
En paralelo Macchi remarcó que así como el proyecto de La Calera, tienen otros desarrollos en la formación para desriskear y “comenzar lo mismo” que se logró en el área. “La Calera puede llegar a 10, 15 ó 20 millones de metros como hizo Fortín de Piedra”, confió.
Sin embargo, agregó que Vaca Muerta necesita infraestructura, proyectos, mercados y una macroeconomía “estable” que permita financiarse.
Además de sus otros desarrollos de tight, el convencional también fue uno de los focos de la compañía. En el corto plazo entrará en producción una planta de polímeros para avanzar con recuperación terciaria.
En Pampa Energía comenzaron el desrisk en su acreaje en Vaca Muerta tanto en El Mangrullo como en Sierra Chata.
En la primera perforaron dos pozos de 2.500 metros de rama lateral y 36 etapas de fractura. Llevan más de 40 días de flowback y desde la compañía aseguran que su respuesta es muy prometedora. Antes de que culmine el año perforarán el primer piloto vertical en Sierra Chata que operan junto a ExxonMobil.
“Estamos enfocados en diversificar nuestro portafolio en gas y petróleo. Si bien Vaca Muerta es la estrella que brilla fuerte en firmamento, el tight es la misma molécula y su desarrollo es más barato”, indicó el director ejecutivo de E&P, de Pampa Energía, Horacio Turri.
Desde la compañía sostienen que para avanzar con sus desarrollos de shale gas es necesario que “se levanten” algunas restricciones para que se pueda potenciarlo.
A comienzos de año Pampa Energía junto a High Luck Group lograron un descubrimiento de petróleo en el bloque Chirete en Salta. Para esta área planean perforar 4 pozos exploratorios más.
Los cambios de reglas de juego también tuvieron incidencia en el segmento. En enero Nación decidió no modificar el Plan Gas y entre los proyectos que quedaron fuera estaban La Calera, El Mangrullo y Sierra Chata.
“Lo más importante es tener estabilidad en las reglas, las que sean, pero que sean estables”, expresó Turri y remarcó que la estrategia debe ser ir hacia el reemplazo de las importaciones. En el mismo marco Macchi señaló: “Hay que solucionar el cortoplacismo y empezar a tener una mirada más a largo plazo”.
Será clave para el futuro del shale gas la decisión que tome la próxima administración sobre el gasoducto de Vaca Muerta, aunque los primeros días, estará más atenta al congelamiento de los combustibles que con otra cosa.
El potencial exportador de Vaca Muerta es tan grande e importante como la abultada inversión que se necesita para construir una planta licuefactora de gas que, a largo plazo, es garantía de ingreso de dólares frescos para el país.
Con ese objetivo de llevar el gas de la formación a los continentes de mayor demanda en el mediano plazo, la primera meta que se debe alcanzar es lograr conectar internamente el país para poder reemplazar las importaciones del hidrocarburo.
“Suena absurdo que estemos importando gas. Hoy en día en la Argentina se da la paradoja del país que a pesar de tener una gran reserva de gas lo sigue importando, cuando el centro de consumo está a 1.000 kilómetros de la oferta”, indicó Turri.
El directivo argumentó que se invierten cerca de US$ 3.000 millones por año en cumplir con la demanda interna de gas, cuando el primer tramo del gasoducto de Vaca Muerta requiere US$ 1.000 millones y el segundo tramo, desde Salliqueló a San Nicolás, otros US$ 1.000 millones.
“Los órdenes de magnitud de la infraestructura necesaria para que se lleve adelante el desarrollo del shale gas, son muy inferiores a lo que se necesita después en términos de perforación y competición para poder abastecerlo”, señaló Turri.
Según estimó se necesitan aproximadamente entre 120 a 130 pozos de shale por año para cumplir con la demanda interna. Un número que en 20 años significa alrededor de 2.400 pozos no convencionales en Vaca Muerta.
“Esto es entre US$ 26.000 a 27.000 millones de dólares de inversión de los cuales el gasoducto representa al rededor del 10% de inversión y el famoso tren para llevar la arena otros 500 millones”, calculó.