ÁLVARO RÍOS ROCA*
Hay por lo menos dos alternativas para acelerar el proceso de masificación natural. Ambas implican el desarrollo de infraestructura. Queda claro que bajo el modelo actual, sin el mismo tipo de incentivos para todas las concesiones, la masificación corre peligro de no llegar
El pueblo peruano y, en especial, los departamentos del sur, demandan una verdadera masificación del gas natural. Masificación implica llegar a millones de usuarios –principalmente domésticos– y a precios competitivos versus los combustibles alternativos.
El Perú tiene 9 millones de domicilios. Desde el 2004 hasta el 2018 (15 años), las concesiones otorgadas lograron conectar en Lima y Callao (Cálidda) 745.642 domicilios, en Ica (Contugas) 54.213, en el norte (Quavii) 26.826, y en el sur (Naturgy) 11.532, para un total de 838.213 usuarios conectados, es decir, un 9,42% del total de domicilios.
Para igualar lo logrado en Lima y Callao se otorgaron muchos incentivos como: [1] Garantía de Red Principal (GRP) en el transporte de gas; [2] GRP para distribución de gas; [3] Gas gratis para los primeros 100 mil usuarios domésticos; [4] GNV a precio promocional durante seis años; [5] Bonogás, que cubre el costo de acometida e instalación interna y ofrece financiamiento competitivo para el GNV.
Las concesiones actuales y futuras no gozan y, probablemente, no gozarán de los mismos incentivos de Lima y Callao para lograr un gas natural competitivo y conseguir la anhelada masificación.
La pregunta del millón es: ¿Qué hacer para acelerar este proceso? Queda claro que bajo el modelo actual, sin el mismo tipo de incentivos para todas las concesiones, y sin el decisivo apoyo económico directo del Estado, con una hoja de ruta clara, la ansiada masificación no llegará.
Un primer tema que se debe debatir es si la masificación del gas natural es una prioridad para los peruanos. Si este fuera el caso, existen dos alternativas.
Una primera, que el Estado haga uso de recursos económicos y entregue los mismos bajo ‘costo hundido’ a las distintas distribuidoras para el desarrollo de infraestructura y bajo un sistema regulado por Osinergmin, para lograr gas competitivo.
La segunda alternativa es gestar un sistema único de precios, tarifas y condiciones en las concesiones, con un sentido de equidad social para las distintas zonas y concesiones en el Perú. A esta alternativa podrían sumarse aportes más reducidos del Estado para el desarrollo de infraestructura. Y también regulado por Osinergmin.
Para ambas alternativas es necesario infraestructura de transporte: Gasoducto Sur Peruano y otros en el futuro. Ojo: no es posible masificar con gas virtual licuado. Desarrollar infraestructura de gas natural puede traer amplios beneficios en términos de mano de obra, reducción de importaciones de derivados de petróleo y uso de un energético limpio y abundante en el Perú (hay gas para 35 años al ritmo de producción actual).
Objetivo final: el circuito virtuoso con desarrollo de infraestructura, masificación e industrialización, continuidad y ampliación de exportaciones y nueva exploración.
*Director de gas Energy Latinoamérica