MIGUEL BOGGIANO
Existe a nivel global una burbuja crediticia, generada como consecuencia de una década de tasas de interés en cero. Sin embargo, esta vez estamos muy cerca de ver el estallido de esa burbuja.
El objetivo de esta nota es que no sufran ahora nuevas pérdidas inesperadas en todos los otros bonos que tengan. Atención: no va a escuchar a ningún ejecutivo de cuentas de ningún banco alertando acerca de este peligro. Lo que es aún peor, la mayoría de la gente se siente injustificadamente segura con bonos corporativos que son tóxicos.
Ya hablé varias veces acerca de la burbuja crediticia que existe a nivel global, generada como consecuencia de una década de tasas de interés en cero. Sin embargo, esta vez les escribo porque creo que estamos muy cerca de ver el estallido de esa burbuja.
¿Cual es el desencadenante de esta debacle? Días atrás marqué como el fracaso del IPO de WeWork es un indicio de que se acaba el “dinero fantasía”. Pero China también empieza a mostrar síntomas de que es cada vez más difícil conseguir capital.
Muy poco se está hablando de esto, pero a las compañías chinas se les está haciendo cada vez más difícil seguir pagando su deuda.
Recordemos que desde 2009 el alto crecimiento de la economía china se viene sosteniendo en parte de manera artificial, con un fenomenal aumento de la deuda corporativa.
Al empeorar las condiciones económicas, esto intensificado por la guerra comercial, se ha disparado el número de compañías chinas que están defaulteando su deuda.
En el año 2018, se triplicaron los defaults corporativos. Y en 2019, esta tendencia continúa aumentando vertiginosamente, con unos u$s 10.000 millones en defaults corporativos hasta agosto de este año.
Como si esto fuera poco, en 2020 el 40% de las empresas chinas que están en dificultades tendrán que afrontar vencimientos por u$s 8.600 millones.
El mercado ha tomado nota de ello. Los rendimientos de los bonos chinos en dólares llegan al 15%, en un momento donde las tasas de interés en el mundo están en mínimos de 5.000 años:
Además, debemos tener en cuenta dos cuestiones más, que creo también son impactantes.
(1) En EEUU los bonos calificados como BBB (categoría más baja dentro de “Investment Grade”) representan hoy más de la mitad del universo de bonos corporativos. El monto total de estos bonos BBB es de u$s 3 Trillions, lo cual es casi el triple de toda la deuda “High Yield”.
Esto es de enorme importancia, porque en caso de ver un empeoramiento de las condiciones económicas, una gran masa de estos bonos recibirán un downgrade y perderán la categoría “Investment Grade”. En consecuencia, muchos de los fondos que sólo pueden invertir en bonos “Investment Grade” estarán obligados a venderlos.
(2) En el mundo los bonos con rendimiento negativo superan los u$s 15 Trillions. ¿Cómo se explica esto? Ha habido una combinación de pánico comprador sumado a la burbuja más grande de la historia en bonos (muy superior a la de Internet en los 2000 y a Real Estate en el 2007).
En este contexto, es prácticamente imposible tener un rendimiento decente en renta fija sin asumir un riesgo desmedido como contrapartida.
Dicho de otra manera: si están teniendo bonos con un rendimiento “razonable” (digamos entre un 3%-6%) es porque esos bonos tienen un riesgo implícito muy alto. Y si tienen fondos de bonos que están rindiendo el 3%, la situación es idéntica, solo que la diferencia se la están repartiendo entre todos los intermediarios del fondo (administración, bancos, abogados, gastos operativos).
Esto es exactamente lo que pasó con la deuda de Argentina. Luego de la debacle posterior a las PASO, creo que a todos les quedó bien en claro el riesgo que estaban tomando al comprar un bono de Argentina hace uno o dos años cuando la rentabilidad de estos bonos parecía “atractiva”.
Hoy muchos inversores tienen fondos de bonos internacionales que compraron buscando rentabilidad “segura”. Sin embargo, en el 99% de los casos, no saben lo que están comprando ni los riesgos que están asumiendo.
Esos fondos suelen contener una amplia variedad de bonos corporativos que en poco tiempo van a caer con fuerza. El mercado de bonos va a colapsar: lo vengo diciendo hace mucho tiempo.
Se lo que muchos deben estar pensando…”¡Miguel nos manda a vender todo!”.
Me gustaría poder decirles que compren acciones y bonos internacionales, pero es un contexto pésimo para hacerlo. Se avecinan tiempos muy difíciles para los activos tradicionales.
Por eso, si tienen un perfil de riesgo muy conservador, les sugiero que recuerden que estar en cash también es un trade. Y en momentos como este, es uno bastante inteligente.
Por otra parte, como también me he cansado de repetirlo, el oro y la plata son de las pocas cosas que tiene sentido comprar hoy.
Para ganar dinero en los próximos años sin dudas van a tener que hacer cosas diferentes. Los activos tradicionales no son hoy un refugio de valor sino todo lo contrario: son una bomba de tiempo.
Conclusión: van a a tener que empezar a dedicarle tiempo a entender dónde y cómo realizan sus inversiones. El que no esté preparado, se va a llevar sorpresas muy desagradables.