JORGE HERRERA
El oro parece seguir firme en máximos de los últimos seis años por encima de los u$s1.500 (+20% en 2019). Semanas atrás varios expertos referentes como Julius Baer o UBS apuestan a que seguirá subiendo hacia los u$s1.600 a fines de año. Otros más optimistas como ThinkMarkets no descartan, si la Fed mantiene su camino, ver precios de u$s1.800.
En general, los expertos consideran que el contexto sigue siendo favorable para el oro debido a la creciente incertidumbre en los mercados financieros, a las frágiles perspectivas de crecimiento mundial (temor a una recesión global) y una mayor relajación monetaria por parte de los bancos centrales del mundo.
De ahí que especulan con la demanda de oro de los buscadores de refugio debería mantenerse fuerte. Gran parte del boom se explica por la demanda de los bancos centrales, que compraron más oro en 2018 (651 toneladas) que en cualquier otro momento desde 1971, y según Isabelle Strauss-Kahn , asesora del World Gold Council, la tendencia continúa este año (145,5 toneladas en el primer trimestre). Cabe señalar que durante la última década, los bancos centrales compraron más de 4.300 toneladas llevando hoy sus tenencias totales a 34.000 toneladas.
Pero ya no son solo los bancos centrales los que apuestan al oro, para diversificar sus reservas y protegerse, sino que también viene aumentando fuerte la demanda de los fondos ETF (40,3 toneladas en el primer trimestre) y del resto de los inversores (257,8 toneladas). Mientras que la demanda para joyería sumó otras 530,3 toneladas y la electrónica casi 80 toneladas.
En este contexto es que resuenan los pronósticos de algunos expertos vertidos recientemente en la 30° Denver Gold Forum (DGF), la reunión más antigua y más grande del mundo de inversión en acciones de metales preciosos.
El evento al que solo se asiste por invitación, contó con la participación de casi el 90% de las compañías de oro y plata que cotizan en las bolsas del mundo, así como de los principales ejecutivos del sector, gestores, analistas e inversores. Uno de los más escuchados fue Pierre Lassonde, legendario cofundador, junto con Seymour Schulich, de Franco-Nevada, la primera compañía de regalías de oro que cotiza en bolsa (copiaron el modelo usado en la industria del petróleo y gas). Lassonde destacó que la demanda mundial de oro explotó desde la primera DGF en 1989: creció más de cinco veces, de un valor de u$s32.000 millones en 1989 a u$s 177.000 millones en 2018.
También señaló otro cambio significativo en la demanda de oro en los últimos 30 años, además del rol de la banca central, y es que se expandió de oeste a este, a medida que los ingresos en China e India, fueron aumentado. En 1989, la participación combinada de China-India en la demanda global del oro era de solo 10% y hoy es el 53%. “No se olviden de la regla de oro”, dijo Pierre, “¡El que tiene el oro hace las reglas!”.
Uno de los aspectos más destacados de la presentación de Lassonde fue su pronóstico para el precio del oro para los próximos 30 años. Después de analizar la tasa histórica de crecimiento anual compuesta del oro de los últimos 50 años, desde que el presidente Nixon retiró formalmente a los EE.UU. del patrón oro, Lassonde dijo que ve un precio objetivo de u$s12.500 promedio para 2049.
Y bajo ciertas condiciones, ¡podría llegar hasta u$s25.000! (solo con proyectar a largo plazo la tasa de crecimiento promedio anual desde 1970). Fuera de la DGF, Lassonde le dijo a Kitco News que “la demanda financiera está siendo impulsada por las tasas de interés negativas. Si el rendimiento de los bonos del Tesoro de EE.UU. a 30 años alguna vez se vuelve negativo, como en Alemania y Francia, Dios bendiga, estamos viendo el oro a u$s5.000”.
Más allá de las proyecciones es útil observar que las posiciones netas especulativas en derivados de oro han alcanzado niveles récords. Lo que está claro es que la mayoría de estos inversores están viendo un panorama futuro distinto al del resto. Guerra comercial, recesión, riesgos geopolíticos, en fin, eventos que requieren buscar refugio.