¿A cuántas personas mató la energía nuclar, comparadas a las que murieron por efluentes de plantas de carbón?", se pregunta uno de los colaboradores de Bill Gates en un polémico proyecto.
El fundador de Microsoft invierte hace años en el diseño de un reactor nuclear "mejorado" y que no sería vulnerable al los errores humanos como, por ejemplo, el de Chernobyl. Con la opinión pública en contra, quieren impulsar una producción de energía que no genere gases de efecto invernadero. Negociaron durante años con China y, cuando llegaron a un acuerdo, la guerra comercial y las restricciones de Donald Trump pusieron a Gates en medio de un problema.
A simple vista, al menos para la mayor parte de la opinión pública, puede parecer una locura (y un horror): Bill Gates está invirtiendo hace años en energía nuclear y cree que puede ser la solución al calentamiento global. Uno relaciona el concepto con desastres ambientales y humanitarios como el de Chernobyl o el de Fukushima. Pero Gates está convencido de que puede hacer algo distinto y por eso fundó una empresa que se dedique al diseño de un reactor nuclear mejorado.
En el documental de Netflix Inside Bill's Brain (o "Bill Gates bajo la lupa"), el fundador de Microsoft cuenta su preocupación por el cambio climático. "Las principales fuentes de energía, carbón y gas, liberan CO2, y eso causa calentamiento", explica en el tercer episodio del documental.
Cuando le preguntan a Bill Gates sobre la solución para el cambio climático, el dice que es necesaria "la innovación en todos los sectores de emisiones". Por eso se dedica a buscar, descubrir y financiar tecnología innovadora: entre los proyectos hay material que elimina carbono del aire, formas de convertir el CO2 en químicos para hacer plástico reciclable y baterías para autos más batas y que duran más.
"En general se necesitan 50 años para que algo sea factible", dice el inversor. Pero no hay tanto tiempo para reaccionar frente al cambio climático. Entre los proyectos de Gates que podrían generar, según él, soluciones más rápidas, se encuentra el de la energía nuclear.
"Es innovación que no podría ocurrir sin mi intervención", explica en el documental, "requiere cientos de millones de dólares y un equipo de científicos. No lo haría si no fuera por el cambio climático", dice Gates, pero aclara que "no es fácil" por "factores como la economía y la percepción de la gente".
La energía nuclear no emite CO2, pero genera materiales radioactivos tóxicos. "Lo complicado es asegurarse de que, pase lo que pase, los materiales nucleares no salgan", dice Bill Gates.
Por la idea negativa sobre la energía nuclear, no hubo innovación en este ámbito en los últimos 25 años. Por supuesto, esta opinión está bien fundamentada por tragedias como la de Chernobyl, que provocaron un desastre ambiental que aún afecta al planeta y miles de muertes.
Para llegar a cabo su idea, Bill Gates reunió a los mejores que pudo encontrar. Nathan Myhrvold, "un niño genio que entró a la universidad a los 14 años" es uno de ellos. Se especializó en matemática y Gates lo conoció cuando Microsoft compró su empresa en el 86.
Myhrvold es quien, en el documental, se pregunta: "¿A cuántas personas mató la energía nuclar, comparadas a las que murieron por efluentes de plantas de carbón?". Si bien no hay una sola respuesta, los científicos llegan a la conclusión de que la energía nuclear causó unas pocas miles de muertes, en total. Por otro lado, el carbón mata a 800.000 personas todos los años.
Otro experto al que convocaron es Lowell Wood, quien trabajó con Edward Teller, inventor de la bomba de hidrógeno. "La mayoría de las plantas nucleares de USA representan los diseños de los sesenta y la implementación de los setenta", dijo Wood, que explicó que estas plantas no fueron diseñadas con computadoras, sino con cálculo.
Lowell y Teller tenían un diseño para hacer un reactor nuclear más seguro y que dependía menos de los operarios (y era menos vulnerable al error humano). En vez de usar uranio enriquecido, usaban uranio empobrecido, que no puede usarse en armas nucleares.
Con este proyecto entre manos, Bill Gates fundó TerraPower, una empresa dedicada a crear un simulador de este nuevo reactor. Pero en 2011 una noticia dio la vuelta al mundo: el 11/3 de ese año, después de un terremoto de magnitud 9.0, hubo un accidente en la Planta Nuclear de Fukushima, Japón. Hubo tres fusiones nucleares, tres explosiones de hidrógeno y la liberación de contaminación radiactiva. La Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial (NISA) elevó el nivel de gravedad del incidente a 7 en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares para los reactores 1, 2 y 3, el máximo en la escala y el mismo nivel que alcanzó el accidente de Chernobyl de 1986.
Myhrvold explica en cámara lo que sucedió en Japón: Fukushima era una planta de la era del cálculo (fue construida en la década de los '70). "Es un tipo de planta que se vuelve insegura si se corta la corriente", dice el "genio". Cuando se saca combustible de un reactor, este está caliente por mucho tiempo y se necesita agua para enfriarlo. Para eso se requiere electricidad. Tras el terremoto, los reactores apagaron. Se recurrió a los generadores con diésel, que fueron ubicados en el punto más bajo de la planta. Cuando el tsinami atravesó el dique, los arruinó gy "el reactor se convirtió en una olla a presión".
El reactor de Gates, bautizado "reactor de onda de movimiento", no necesita enfriarse. "El metal líquido tiene un punto de ebullición altísimo. Mucho antes de que llegue a ese punto el reactor se apaga solo, todo el calor que queda puede eliminarse con la circulación del aire", explica Myhrvold.
Y Bill Gates lo traduce: "El peor caso es que el reactor deje de producir energía, no que libere materiales radioactivos", descartando todo tipo de peligro. "Prefiero vivir cerca de uno de ellos que vivir cerca de una planta de carbón o gas", concluyó.
Pero hay otra cuestión para tener en cuenta. Cuando el uranio se enriquece, el 10% del material se usa como energía. El resto, un 90% se acumula, hoy hay unos 700.000 toneladas de desechos de uranio. Sin embargo, desde TerraPower aseguran que pueden utilizarlos para alimentar a los reactores.
Ahora el equipo están listos para construir el primer prototipo. Para hacerlo, negociaron con China, uno de los países que más construye reactores nucleares. Gates viajó al país asiático durante 9 años para negociar el acuerdo. Finalmente, en 2015 el mandatario chino, Xi Jinping, visitó al fundador de Microsoft en Seattle y cerraron un acuerdo. Pero las buenas noticias no duraron mucho tiempo.
La guerra comercial entre China y Estados Unidos se interpuso. En concreto, las restricciones de inversión con China que estableció el Gobierno de Donald Trump. Es decir que el equipo de Gates no tiene autorización legal para trabajar con China.
Aunque parece no haber solución, Gates no está dispuesto a rendirse. "A veces sí hay que decir: 'hay que renunciar' y a veces solo hay que decir: 'necesito esforzarme más'".