RICARDO ALONSO
El 14 de septiembre de 2019 se cumplieron 250 años del nacimiento de Alexander von Humboldt, naturalista de amplio espectro en el campo de las ciencias físicas y naturales.
Humboldt se formó como geólogo en la Academia de Minas de Freiberg bajo la tutela de Abraham Gottlob Werner, el padre de la geología alemana. En Alemania se realizaron numerosos eventos científicos en homenaje al gran sabio considerado como el descubridor científico de América. Esta nota apunta a señalar algunos mojones de su vida y en especial el importante rol que le cupo jugar en tierras americanas. Alexander Heinrich Wilhelm Friedrich Humboldt (1769-1859) llegó a América en 1799 donde realizó toda clase de estudios científicos hasta 1805 en que volvió a Europa.
Humboldt pertenecía a la nobleza centroeuropea y tenía el título nobiliario de barón. Sus observaciones geológicas en América abarcaron formaciones estratigráficas, volcanes, terremotos, minas, rocas, minerales, fósiles y muchos otros temas relacionados con la geografía y la botánica. Los viajes los realizó acompañado de otro gran naturalista, Amadeo Bonpland (1773-1858), que trabajó en la República Argentina donde llegó en 1817 invitado por Rivadavia, Belgrano y Sarratea.
Entre las cosas azarosas que le pasaron a Bonpland, está la de haber caído prisionero en las manos del dictador paraguayo Gaspar de Francia que lo retuvo nueve años en su país. Permaneció trabajando luego en Brasil y Argentina y a los 81 años estaba todavía dedicado a crear un museo en la provincia de Corrientes. Bonpland está enterrado en Paso de los Libres.
La obra de Humboldt es muy amplia y entre sus textos destacan: "Ensayo político sobre el Reino de Nueva España", publicada en francés en 1808 y traducida al español en 1818; "Ensayo geognóstico sobre los yacimientos de rocas de los dos hemisferios" (1823); "Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo continente", escrito en colaboración con Bonpland en 1826, donde se encuentran divisiones estratigráficas, naturaleza y edad de las rocas;
"Ensayo político sobre la Isla de Cuba", en 1827, con abundantes datos geológicos sobre la isla. Por último, su gran obra "Kosmos", publicada originalmente en alemán entre 1845 y 1862, en cinco tomos, y que fue traducida rápidamente a ocho idiomas. "Cosmos, o ensayo de una descripción física del mundo", es su obra cumbre, donde intentó dar una visión totalizadora del planeta, considerándolo como un solo cuerpo vivo donde nada es ajeno a nada. Algo parecido a la Gaia de Lovelock y Margulis.
Al referirse a la Tierra trata aspectos de su magnitud, forma, densidad, calor interno, actividad magnética, inclinación y declinación; de los terremotos, de las fuentes termales y por último de los volcanes y de las diferentes clases de rocas volcánicas. Como apuntara Asimov, "es cierto que nadie antes que él y teniendo una mente tan inquieta, hubiese visto tanto del mundo, ni hubiese estado preparado para escribir semejante libro. Afortunadamente, vivió lo suficiente para poderlo acabar, a pesar de haber empezado tan tarde (a los 70 años).
Su obra constituyó un trabajo fecundo y aunque no fuera muy considerada en su época, constituye una obra sobresaliente en la historia de la ciencia y fue la primera enciclopedia detallada de geografía y geología". Humboldt, a través de Cosmos, ha sido considerado como el padre de la Geografía Física y de la geografía moderna. Tal vez el gran impacto de la obra de Humboldt, está en el estilo claro y de gran sensibilidad que demuestra en sus páginas. Poseía un fino sentido artístico y era a la vez un magnífico escritor. En sus descripciones se refiere a "Cuadros de la Naturaleza" y así describe los temas como si fueran una pintura artística.
Con respecto a la enseñanza debe destacarse que Humboldt, durante su permanencia en México, impartió clases de geología en el Real Seminario de Minería, merced a una invitación recibida por Andrés del Río. Andrés Manuel del Río y Fernández (1764-1849), español de nacimiento y nacionalizado mexicano, fue un brillante mineralogista, amigo personal del presidente Jefferson de Estados Unidos, a quién mucho le deben las ciencias geológicas de América. Su mayor contribución a la ciencia fue el descubrimiento del vanadio, al cual llamó "eritronio".
Del Río como Humboldt fueron alumnos del famoso y polémico geólogo alemán Abraham G. Werner, "padre del Neptunismo", en la Real Academia de Minas de Freiberg (Sajonia). El otro compañero de ambos fue Fausto de Elhuyar, descubridor del wolframio o tungsteno. Todos ellos salieron de Freiberg fuertemente permeados de las ideas neptunistas de Werner, ideas que tenían que ver con la aceptación generalizada que todas las rocas se habían depositado en un océano primordial universal. Dada la época esas opiniones cuajaban bien con las ideas del diluvio y por eso tenían más fuerza que las del escocés Hutton "padre del plutonismo" que, al final y con grandes modificaciones, se terminarían imponiendo.
La naturaleza americana, a la cual Humboldt estudió mayormente en la llamada Gran Colombia, llegando incluso hasta Lima por el sur y a los Estados Unidos de América por el norte, le permitió comprobar por sus propias observaciones las ideas equivocadas de su maestro Werner. Humboldt se preocupó también por enseñar y dictó un curso en México titulado "Pasigrafía Geológica", lo cual vendría a significar algo así como el tratado de una "escritura universal geológica".
De ese curso surgió un apunte, que Del Río lo incorporó en su libro "Elementos de Orictognosia" publicado en 1805. Por esa rara circunstancia, se transformó en el primer libro de texto de geología en lengua española de América.
Como han señalado muchos de los biógrafos del barón de Humboldt, su presencia en América, su gran personalidad y su amistad con algunos líderes (ej. Bolívar) influenció en la gestación de la independencia de las naciones del continente.
Humboldt fue una especie de catalizador en el proceso de la independencia de las naciones americanas, lo cual va a marcar un gran hito en la agitada y conflictiva evolución política de América Latina.
Estas son algunas pinceladas poco conocidas sobre la obra de quien es considerado hoy como el descubridor científico de América y segundo descubridor después de Cristóbal Colón. A pesar de su trascendencia, los aportes de Humboldt a la geología y a la enseñanza en nuestro continente son poco conocidos. Humboldt fue compañero de estudios y amigo de Joseph Redhead, médico escocés radicado en Salta, con quien intercambiaba correspondencia epistolar como señalan algunos de sus biógrafos.
El inglés Woodbine Parish y Germán Burmeister también fueron corresponsales de Humboldt desde Argentina.
Humboldt fue el primero en hacer mapas señalando las isotermas e isobaras, curvas de igual temperatura y presión. Ascendió al Chimborazo hasta los 5.700 m y fue el segundo (y no el primer) europeo en llegar más alto en el mundo luego de Tadeo Haenke que ascendió antes el Misti (5.822 m) como fuera señalado por el Dr. Víctor Ramos. En su ascenso pudo ver como cambiaba la vegetación con la altura en función del clima y estableció diversas zonas fitogeográficas.
Estando en Perú, se dio cuenta de la importancia del guano fósil como recurso mineral fosfático para los suelos.
Observó la corriente fría que corre por el borde del océano Pacífico de América del Sur y que hoy lleva su nombre. Trabajó en el magnetismo del globo para explicar distintos fenómenos geofísicos. Advirtió por primera vez que el magnetismo decrece en intensidad desde los polos al ecuador. Colectó más de 60 mil plantas, animales, rocas y minerales. Estableció la íntima relación existente entre el clima, la flora, la fauna y la gea, así como la trama que los une por lo cual se lo considera como uno de los fundadores de la ecología y también de la climatología.
Sus obras completas superan más de 50 volúmenes de trabajos científicos pioneros en muchas ciencias y varios de ellos son todavía excelentes textos de viajes y aventuras. Su memoria quedó profundamente grabada en la historia de la ciencia y miles de objetos y lugares han sido bautizados con su nombre.
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