Las principales empresas petroleras podrían alcanzar un número récord de acuerdos de energía limpia este año, y Royal Dutch Shell Plc se encuentra a la cabeza de un grupo de empresas europeas que van muy por delante de sus rivales estadounidenses.
Las grandes compañías energéticas tienen una veintena de inversiones en curso que suman 45.000 millones de euros en macroproyectos repartidos por el mundo.
Sin embargo, la totalidad de ellos es incompatible con los objetivos fijados en los acuerdos de París que prevén limitar el aumento de la temperatura global del planeta dentro de los dos grados centígrados a lo largo de este siglo.
Un problema geopolítico, para el medio ambiente, y también económico, para sus accionistas. Es lo que emerge de un detallado estudio elaborado por el gabinete de análisis Carbon Tracker la pasada semana.
Con la cartera de inversiones prevista, la temperatura debería subir hasta los 2,7Cº con lo que, según los analistas, estos proyectos deberían replantearse para centrarse en otros menos costosos para que la rentabilidad, en el nuevo contexto climático, sea suficiente.
Las principales empresas petroleras podrían alcanzar un número récord de acuerdos de energía limpia este año, y Royal Dutch Shell Plc se encuentra a la cabeza de un grupo de empresas europeas que van muy por delante de sus rivales estadounidenses.
Los datos compilados por BloombergNEF ponen de relieve el ritmo acelerado de la transición hacia la energía baja en carbono entre los mayores productores de combustibles fósiles del mundo, y la escala de la brecha transatlántica.
Las empresas europeas han cerrado siete veces más acuerdos con firmas de almacenamiento y electricidad renovable que las compañías estadounidenses desde 2010.
"La presión de los accionistas, las nuevas tecnologías en evolución y las preferencias de los consumidores que cambian rápidamente han obligado a las empresas de petróleo y gas a reevaluar sus estrategias a largo plazo y explorar nuevas corrientes comerciales", dijo el analista de BloombergNEF, David Doherty, en un informe publicado el miércoles.
Las petroleras han alcanzado alrededor de 70 acuerdos en sectores como la energía solar, eólica y de biocombustibles en lo que va de año, y están cerca de superar el total para todo 2018, según el informe. Siete empresas representan alrededor del 75% de las transacciones desde 2010 y todas tienen sede en Europa, a excepción de Chevron Corp. y Saudi Arabian Oil Co.
Los proyectos más pequeños se han convertido en los receptores más populares de financiación y de adquisiciones. El sector de las tecnologías digitales y de eficiencia superan a todas las demás categorías de inversión desde el año pasado. Después de esas dos áreas, la energía solar se ha vuelto cada vez más popular, dijo Doherty. Shell ocupa el segundo lugar en número de acuerdos de energía limpia realizados desde 2010, y ha usurpado el título de inversor más activo este año a Total SA, según muestra el informe.
Los experimentos de la empresa angloholandesa con aerogeneradores voladores contrastan con las estrategias de Chevron, BP Plc y Repsol SA, que se han centrado en carteras más cercanas a sus operaciones comerciales centrales, como la infraestructura de recarga de vehículos eléctricos. El negocio de distribución de energía de consumo de Total continuará creciendo, dijo su responsable ejecutivo Patrick Pouyanne a delegados en la conferencia SPE Offshore Europa el martes.
"Tenemos que invertir en energía y hemos decidido establecer en nuestra compañía una unidad de negocio real", dijo, y agregó que la compañía aumentará el gasto actual de entre US$1.500 millones y US$2.000 millones anuales, según su rentabilidad. Sin embargo, Pouyanne agregó que el acceso a suministros fiables de energía "es fundamental", por lo que la compañía continuaría invirtiendo en combustibles fósiles. La tecnología solar domina la cartera de Total, con más inversiones en el sector que cualquier otra tecnología combinada.
La compañía ha instalado una capacidad solar de 1,7 gigavatios, según BloombergNEF. Chevron se ha convertido en el inversor más activo en la captura de carbono, incluso cuando el desarrollo de la tecnología se ha desacelerado en los últimos años frente a las energías renovables, dijo Doherty. Aramco ha seguido el ejemplo del enfoque de BP y Chevron, adquiriendo participaciones en empresas concretas que reflejan sus operaciones actuales, con dos inversiones en los últimos dos años. Las petroleras podrían invertir más dinero en hidrógeno en el futuro, dijo Doherty. "A medida que el papel del hidrógeno crece y los costes de producción de hidrógeno caen, es probable que el interés de la comunidad del petróleo y gas aumente, y con ello la inversión", manifestó.
De acuerdo con sus estimaciones, Exxon y Shell corren el riesgo de derrochar unos 2 billones de euros en la próxima década si los distintos gobiernos se ponen serios y deciden poner freno a las emisiones.
Por su parte, las petroleras recuerdan que debido al auge de la demanda de energía en los países emergentes en los próximos años sólo con inversiones en energías renovables no será posible satisfacer el consumo. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) afirma que se necesitarán unos 19 billones de euros en los próximos 20 años en inversiones para abastecer el mercado.
No obstante, de cara al público las compañías dicen otra cosa. La británica BP y la noruega Equinor este mismo año aseguraron que su estrategia era “consistente con los objetivos de Paris” y que su gasto de capital “se situaría hacia un escenario de un incremento inferior a 2ºC”, respectivamente.
“Mientras las firmas energéticas afirman que apoyan el Acuerdo de París, digan lo que digan, esto no se refleja en su comportamiento”, dijo Andrew Grant, analista de Carbon Tracker. “Si no quieren cumplir, esto depende de ellas. Pero en última instancia esta postura les puede obligar al final a apoyarse en otros inversores”, concluye. El mercado vigila: ser compatible con el calentamiento global es un valor económico.
La emergencia climática está causando pequeños cambios en la industria, aunque mucho de ellos tengan más valor simbólico que real. La prestigiosa conferencia Oil & Money Conference, un evento que cuenta con 40 años de vida y que se celebrará en octubre en Londres, por primera vez en su historia pasará en el 2020 a llamarse Energy Intelligence Forum. La palabra oil así desaparece, al no ser tan popular en la opinión pública como hace cuatro décadas. Por otra parte, el acto este año ya nacía algo debilitado.
El rotativo The New York Times decidió poner fin a su patrocinio. “El tema de la conferencia representa para nosotros un motivo de preocupación porque desde hace tiempo invertimos en cubrir el tema de las consecuencias en el medio ambiente. Por todo ello, no queremos que se cuestione nuestra independencia o que haya un conflicto de interés”, explicó el diario en una nota. Hace tiempo que las petroleras tratan de lavar su imagen.
La última iniciativa es de Shell, la número dos mundial. La compañía ha anunciado que en su planta de Houston, para los empleados que necesitan viajar a otras ciudades de Texas, dispondrán de un servicio de transporte con vehículos eléctricos de la marca Tesla. Shell ha sido la primera empresa en alertar sobre el “pico de la demanda” de petróleo a mitad de la próxima década.