DAVID BECKER
Los precios del oro bajaron y continuaron enfrentando una presión a la baja a medida que los activos más riesgosos ganan fuerza. El dólar bajó, y los rendimientos estadounidenses se movieron de lado, luego de un informe mixto de empleo en Estados Unidos que mostró un número de titulares más suave de lo esperado. Para la semana, los precios del oro cayeron aproximadamente un 1%.
Los precios del oro cayeron desde un máximo de 6 años y continuaron bajando. Se observa resistencia cerca del promedio móvil de 10 días en 1,531. El soporte se ve cerca del promedio móvil de 50 días en 1,465. El impulso a corto plazo se ha vuelto negativo ya que el estocástico rápido generó una señal de venta cruzada.
El impulso a medio plazo es negativo ya que el histograma MACD se imprime cerca del nivel de índice cero con una trayectoria de pendiente descendente que apunta a precios más bajos.
La economía de los EE. UU. Agregó 130,000 nuevos empleos en agosto, marcando el aumento más pequeño en tres meses. Las expectativas eran que el número de empleos aumentara en 170,000. La tasa de desempleo, que es una encuesta de hogares, se mantuvo sin cambios en 3.7%.
Los salarios por hora aumentaron un 0.4% mes tras mes y ahora son 3.2% año tras año. Las nóminas privadas aumentaron 96,000, un mínimo de tres meses, según cifras del Departamento de Trabajo del viernes que siguieron la estimación promedio de los economistas para una ganancia de 150,000.
Los bancos centrales europeos ponen fin a su acuerdo sobre el oro que concluyeron en 1999 en Washington y que tenía como objetivo coordinar las ventas del oro. La tendencia de las últimas décadas, cuando los países europeos, con EE.UU. en la vanguardia, activamente se desprendían de este metal precioso en el altar del dólar, ha cambiado en dirección opuesta.
A finales del primer semestre, todos los bancos centrales del mundo compraron 374 toneladas de oro, marcando un verdadero hito. Los mayores compradores del metal precioso fueron los bancos centrales de Polonia, Rusia, China y Turquía. De esta manera, protegen sus reservas de oro y divisas de los riesgos asociados con las acciones de los reguladores financieros de EEUU y la Unión Europea, así como de la incertidumbre geopolítica. Los expertos están seguros que el oro se convierte en "una garantía absoluta contra los riesgos legales y políticos".
El abandono del patrón oro comenzó en 1944. Hace 75 años, en la ciudad de Bretton Woods, en el estado norteamericano de New Hampshire, delegados de 44 países acordaron crear un sistema monetario mundial: el dólar estadounidense se convirtió en la principal moneda internacional. Su tasa fue fijada con las reservas de oro de Estados Unidos, que en ese momento eran casi el 70% de todas las reservas del mundo. El precio del metal "amarillo" se fijó en 35 dólares por onza troy. Los países miembros mantenían sus reservas principalmente en forma de oro o en dólares, y tenían el derecho de vender sus dólares a la Reserva Federal de Estados Unidos a cambio de oro al precio oficial.
Pero con el tiempo resultó claro: en el contexto de la creciente inflación y el déficit del comercio exterior, EEUU no fue capaz de mantener la paridad del oro en el nivel establecido durante mucho tiempo. La situación fue agravada por los gastos de EEUU en la guerra de Vietnam. La caída del sistema Bretton Woods fue inminente: generó problemas como el dilema de Triffin, el creciente déficit comercial de EEUU, que puso en tela de juicio el uso del dólar como moneda de reserva en el sistema financiero internacional.
El entonces ministro de Economía y Finanzas de Francia, Valéry Giscard d'Estaing, abiertamente llamaba el sistema de Bretton Woods "un privilegio exorbitante" para los estadounidenses. Los países europeos no estaban dispuestos a continuar pagando las emisiones incontroladas de EEUU. Durante su famoso discurso el 4 de febrero de 1965, el entonces presidente francés Charles de Gaulle dijo:
"Por qué habría de permitírsele a los países más ricos del mundo monopolizar los beneficios de la creación de reservas internacionales para la financiación de sus propios déficits? ¿Por qué habría que participar el Banco de Francia en la financiación de las políticas de los EEUU, políticas en las que Francia no tenía voz y con los cuales podía estar en completo desacuerdo?".
"El hecho de que muchos países, acepten como principio que los dólares son tan buenos como el oro, conduce a los estadounidenses a endeudarse de forma gratuita a expensas de otros países. Porque lo que EEUU debe, lo paga, al menos en parte, con un dinero que solo ellos pueden emitir. Ante las graves consecuencias que se podrían desencadenar en caso de una crisis, creemos que se deben tomar medidas a tiempo para evitarla. Consideramos necesario que el comercio internacional se establezca sobre un patrón monetario indiscutible, y que no lleve la marca de un país en particular. ¿Qué patrón? La verdad es que no se puede imaginar otro patrón que no sea el oro!".
La imposibilidad de EEUU de hacer frente a sus compromisos de convertibilidad monetaria, desató en 1968 una verdadera fiebre del oro. Y la empezó de Gaulle quien decidió exigir a EEUU cambiar el oro por los dólares acumuladas en el Banco de Francia, algo que garantizaba el acuerdo de Bretton Woods pese a sus desventajas. Fue inminente que otros bancos centrales del mundo empezaron a exigir lo mismo: devolver dólares a EEUU a cambio de oro. Pero EEUU no planeaba resistir.
"El dólar es nuestra moneda y vuestro problema", dijo una vez en broma el secretario del Tesoro de Nixon, John Connally. Pero parece que no era ninguna broma. A finales de julio de 1971, las reservas de oro de Estados Unidos habían caído a un nivel muy bajo. Como respuesta, en 1971 Richard Nixon instauró el famoso "Shock económico", cancelando unilateralmente los acuerdos de Bretton Woods y suspendiendo la convertibilidad directa del dólar estadounidense con respecto al oro. Asimismo, Nixon impuso un arancel temporal de 10 %, forzando al resto de los países a revalorizar su moneda. Cinco años más tarde, en la conferencia de Jamaica de 1976, el nuevo sistema financiero fue establecido oficialmente.
Expulsar el oro del mercado financiero y frenar la subida de los precios del oro con el tiempo se convertiría en el objetivo principal de EEUU. Lo comprueban las estenografías de la reunión entre el entonces Secretario de Estado de EEUU Henry Kissinger y sus asistentes, publicadas en el sitio web del Departamento de Estado de EEUU:
"Mr. Enders: Sr. Secretario, es una oportunidad, debemos tratar de negociar y avanzar hacia una desmonetización del oro, para comenzar a sacar el oro del sistema. Va en contra de nuestro interés tener oro en el sistema... Aunque todavía tenemos reservas sustanciales de oro —alrededor de 11 mil millones—, una gran parte del oro oficial del mundo se concentra en Europa Occidental. Esto les da la posición dominante en las reservas mundiales y los medios dominantes para crear reservas.
Mr. Enders: Hay otra propuesta, que el FMI comience a vender su oro al mercado mundial, y deberíamos tratar de negociar eso. Eso comenzaría la desmonetización del oro. [...] También podríamos hacerlo menos interesante para ellos si empezáramos a vender nuestro propio oro en el mercado, y esto les pondría presión".
Así EEUU empezó a desprenderse del metal precioso activamente, para que los socios europeos hicieran lo mismo. Se vendieron varios cientos de toneladas de las reservas de oro del Tesoro de EEUU. Después siguieron el FMI y los bancos centrales europeos. En cinco años en total los bancos vendieron 1,23 mil toneladas de metal. En los años 80, las ventas se detuvieron y se reanudaron sólo en los años 90. Así ya en diciembre del 2000, el precio de oro cayó a un mínimo histórico de 271 dólares. Al mismo tiempo, la posición del dólar estadounidense en el mundo alcanzó su nivel máximo.
La situación cambió drásticamente después de la crisis del 2008, que fue acompañada no sólo de una recesión económica mundial, sino también por la quiebra de las instituciones financieras, que hasta hace poco parecían indestructibles.
En particular, en febrero de 2008, en el Reino Unido fue nacionalizado el banco Northern Rock, un mes más tarde el banco estadounidense Bear Stearns fue comprado por JP Morgan Chase por sólo 240 millones de dólares, aunque un año antes su valor se estimaba en más de 30.000 millones de dólares, y en el verano del mismo año, la Reserva Federal de los EE.UU. se vio obligada a salvar a las compañías hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac. La crisis culminó con la quiebra de Lehman Brothers, uno de los principales conglomerados financieros del mundo.
En esas circunstancias, los bancos centrales tuvieron que pensar de nuevo sobre la diversificación de sus reservas y los activos seguros.
Según la opinión de algunos expertos, el aumento de la inversión en metales preciosos es una forma de diversificar la estructura de las reservas ante una creciente incertidumbre del comercio mundial y los mercados financieros. Hay algunos que consideran este enfoque como anacrónico. Sin embargo, es imposible no reconocer que en los últimos años, los bancos centrales aumentaron considerablemente sus inversiones en oro. Aparte de la incertidumbre económica y política, las sanciones de EEUU contra países como Turquía, cuando la lira turca cayó en un 20%, o contra China, que se enfrentó con las restricciones y aranceles sobre sus productos, hizo apostar no al dólar sino a otros activos más estables. Los analistas dicen que el oro puede ser considerado como un verdadero "activo antidólar".