ANDRES SANGUINETTI
Mientras los ejecutivos de las empresas estatales analizan sus futuros laborales a partir del posible desembarco del gobierno de los Fernández después del próximo 10 de diciembre, el directorio de YPF termina de dar forma a un ambicioso proyecto que supone convertir a la petrolera en un importante player en el mercado mundial de producción de gas natural licuado (GNL).
Se trata de una iniciativa que plantea un programa a largo plazo y que supone inversiones por cerca de u$s10.000 millones para industrializar el gas natural que proviene de Vaca Muerta y convertirlo en GNL para luego venderlo a los principales mercados internacionales.
El foco es industrializar el gas de esa región, un negocio en el que la compañía es una de las protagonistas, para aprovechar mercados extranjeros que vienen aumentando sus necesidades de GNL y en un sector que hoy demanda 300 millones de toneladas métricas por año y en el que compiten 18 países como productores y 39 países importadores, entre los que se destacan China y Japón.
El horizonte a largo plazo supone trascender al cambio de gobierno y a las políticas públicas que traiga el Frente de Todos, de ganar las elecciones, si se confirma que Alberto Fernández sucede a Mauricio Macri como presidente argentino.
Por eso, son varios los pasos que el grupo de trabajo creado por YPF hace seis meses para desarrollar este master plan ha establecido.
El paso inicial es la partida de la primera barcaza que exportará GNL por mar desde la planta de la compañía Mega en el puerto de Bahía Blanca, de la cual es uno de sus dos accionistas principales.
La nave flotante Tango FLNG fue fabricada en China, tiene una capacidad de producción de 500.000 toneladas anuales y fue contratada por YPF a la empresa Excelerate Energy.
En julio del año pasado realizó una prueba piloto con un embarque con rumbo a los Estados Unidos y ahora da comienzo oficial a sus operaciones con un embarque que todavía no tiene destino cierto pero que, según los ejecutivos de la empresa, permitirá hilar el resto de los pasos de este proyecto durante los próximos años.
El líder de la iniciativa es Marcos Browne, vicepresidente ejecutivo de Gas y Electricidad de YPF, y para quien se trata de una estrategia de negocios a muy largo plazo y que debería exceder a los escenarios de coyuntura que plantean la política y la economía del país.
"Queremos tener el proyecto listo para tener en claro lo que queremos hacer con el gas en la compañía y después la coyuntura en la que eso puede o no ser posible dependerá del momento final de toma de la inversión", explica el ejecutivo durante la visita de un grupo de periodistas al complejo de Mega y Profertil en Bahía Blanca y en el cual se llevó a cabo una recorrida por la barcaza.
Destacó además que una planta de GNL "es una máquina impresora de dólares", por las divisas que ingresarían a país a partir de las exportaciones.
En ese sentido, admitió que el proyecto global está aún lejano y aclaró que en estos momentos la compañía "está concentrada en darle forma final a una iniciativa que tiene una complejidad enorme por su envergadura y plazos para que sea rentable, por lo que no le veo sentido a poner el carro delante del caballo".
De todos modos, explicó que la barcaza es una parte del plan que se complementa con el envío de excedente de gas a países limítrofes como Chile, el sur de Brasil y Uruguay y que finaliza con la construcción de una mega planta de industrialización de GNL que permita abastecer la demanda interna y exportar el excedente.
Esto es, proveer de gas a los hogares argentinos durante los picos estacionales de demanda que se generan en el invierno sin la necesidad de tener que importar gas del exterior, tal como se hizo durante muchos de los años de gobierno kirchnerista.
Una estrategia a la inversa, volcada a agregarle valor al gas surgido de Vaca Muerta para vender al mundo los excedentes en meses de bajo consumo local y así aprovechar el potencial productor y exportador del país.
El buque amarrado en el puerto de la planta bahiense de Mega, recibe gas proveniente de Vaca Muerta, lo procesa y lo traslada al exterior en una operación de mercado spot, por lo cual todavía no hay destino ni precio para esa primera partida de GNL de YPF.
Se trata de una operación que dura aproximadamente 45 días y que tiene en cuenta que la barcaza posee una capacidad de exportar GNL por u$s200 millones anuales.
"Es uno de los dos buques al servicio de la petrolera estatal que provee la empresa norteamericana para transportar el GNL argentino al mundo", explica Browne para quien las proyecciones de exportación son enormes si se tiene en cuenta que la demanda de este producto se duplicará en los próximos 20 años.
De manera aleatoria, YPF sigue desarrollando la venta de gas natural a los países del Mercosur y, en especial a Chile, mostrando también un cambio en las políticas kirchneristas que optaron por comprar a Bolivia en el marco de contratos que luego dispararon varias causas de corrupción involucrando a altos referentes del gobierno de Cristina Kirchner.
En este caso, la idea es comercializar lo que no se usa en el mercado doméstico, ni para los usos que se le da en la planta de Profértil, también ubicada en el polo de Bahía Blanca y en la cual YPF participa.
Tampoco en el sistema de red domiciliario ni en la operatoria de Mega, donde se lo separa, lo procesa y lo convierte en propano, butano, etano, etileno y poliestileno que se vende al exterior o se usa en varias industrias locales.
Browne sostiene que desde el año pasado se recuperó la capacidad de integración con los países limítrofes como Chile, al que se exportan hasta ocho millones de m3 por día en el verano. "Esperamos que sigan con esta integración para reanudar las ventas y sea el primer mercado a abastecer una vez satisfecha la demanda local", sostiene el ejecutivo de YPF.
Agrega que es un vértice del plan global para abastecer de gas al mercado doméstico, tener como clientes a los países limítrofes y a la vez exportar GNL al resto del mundo.
"Con la licuefacción se puede commoditizar el gas y volcar el excedente de producción al mar para transportarlo a mercados lejanos con alta demanda como estamos empezando a hacer con la barcaza", argumenta Browne.
"Con los excedentes de los próximos veranos hasta el 2023 podemos abastecer a varios mercados cercanos y luego, si se quiere mantener y desarrollar las reservas de Vaca Muerta hace falta apostar a un mercado más allá de lo regional", advierte.
Y agrega que otra etapa de este master plan se vincula con la posibilidad de almacenar GNL para que que durante el verano se reinyecte en los toneles subterráneos y volver a disponer del producto en los picos de invierno, complementando además el proceso de integración regional.
De manera paralela, plantea la necesidad de industrializar el gas natural para expandir la capacidad productiva del polo de Bahía Blanca.
"Es una visión a largo plazo que tenemos en YPF, un plan estratégico que permitirá posicionar al país entre los exportadores de GNL a partir del 2024, tratando de dar respuesta a una creciente demanda, preparándonos a la vez para ser competitivos con nuestro producto y precio", añade Browne.
Asegura que la petrolera puede exportar GNL ocho meses al año, en contraestación y con el desafío de ofrecer un break evencompetitivo con otros proyectos del mundo.
FERNANDO CASTRO
Vaca Muerta tiene desde mañana una cita con la historia. En la costa de Bahía Blanca, un gigante naranja, la barcaza Tango, contratada por YPF, comenzará a producir gas natural licuado (GNL) de forma sistemática. Así, la cuenca neuquina dará un primer paso para salir a pelear mercados en buena parte del mundo, una de las llaves para la expansión a gran escala del shale.
En algún momento de la mañana del miércoles, la empresa argentina comenzará a inyectar el gas natural de la formación neuquina para comenzar un proceso que demandará unos cuarenta días.
Se trata del tiempo que insumirá llenar los tres tanques que hay a bordo de esta enorme barcaza para obtener el GNL luego de un proceso reduce unas 600 veces de volumen al gas, lo pasa a estado líquido y lo deja en condiciones para ser transportado en buques metaneros, como los que en tantas oportunidad trajeron gas a la misma costa.
El vicepresidente Ejecutivo de Gas, Marcos Browne, recalcó el momento que atraviesa el proyecto de la compañía, primer paso para la una posible expansión de mediano plazo que podría implicar la construcción de una planta de licuefacción, un objetivo que requeriría una mega inversión de u$s 5000 millones.
“Es un día importante, comenzamos a inyectar desde mañana el gas de forma regular para poder salir con exportaciones en los próximos cuarenta días”, afirmó el directivo, durante una recorrida que LM Neuquén hizo junto a un puñado de medios del resto del país por la imponente barcaza de 138 metros de largo, 36 de ancho y unos 40 de altitud.
En estos cuarenta días la empresa producirá 132 mil metros cúbicos de LNG, el equivalente a 80 millones de metros cúbicos (MMm3). Como parámetro, es el equivalente a poco más que lo que producen todas las áreas neuquinas durante un solo día. El hecho trascendental es que esto puede ser comercializado en cualquier punto del mundo, principalmente en Asia.
Meses atrás YPF hizo una primera colocación de su producción de GNL, si bien fue durante una prueba. La diferencia central ahora radica en que la empresa incurre en un proceso sostenido, hasta mayo del año próximo, aprovechando el ciclo de baja del consumo interno del país, que le permite procesar los excedentes de gas. Es, también, una salida para un cuadro complejo: una curva creciente de producción de varias compañías y la necesidad de buscar nuevos mercados para vender ese gas.
YPF contrató la barcaza Tango durante 10 años. Al mismo tiempo, tiene garantizado el transporte de su producto hasta mayo del año próximo. Ese abastecimiento a los puntos de destino se realizará a través de dos buques metaneros, para asegurar que no se pare la operación de elaboración mientras otro ya transporta una carga previa. Uno de esos buques tiene una capacidad de transporte de 138 mil metros cúbicos de GNL.
“Hay 20 países exportadores. Argentina ya entra en este selecto grupo de países productores”, afirmó Browne, en una exposición del plan de la empresa que apuesta a encabezar en el mediano plazo el proceso de construcción de un tren de licuefacción, una posibilidad que no descarta un posible consorcio de empresas que consigan la inversión para explotar este desarrollo en conjunto.
El vicepresidente Ejecutivo de Gas y Energía, Marcos Browne, informó que serán seis los cargamentos de gas natural licuado que la empresa producirá hasta mayo del 2020.
“Las ventas se suelen definir en los últimos veinte días de la operación en el mercado”, sostuvo en un recorrido por la barcaza Tango, en el la costa que da a la planta de procesamiento Mega, en Bahía Blanca.
“Creemos que estamos transitando un camino que nos va a hacer competitivos y nos permite proyectar el salto siguiente, que implica la construcción de una planta de licuefacción”, afirmó ante una pregunta.
Sobre el futuro del gas licuado en el país, Browne fue más que gráfico acerca de las chances que se abren para Argentina, si consigue las condiciones de estabilidad económica que le permitan dar ese paso: “La planta de GNL es una máquina de imprimir dólares”, dijo acerca de la realidad de un mercado mundial que necesitará de este insumo para la transición hacia otras fuentes de energía renovables.