El oro subía este lunes, manteniéndose por encima del nivel psicológico de los US$1.500, en medio de las preocupaciones sobre la desaceleración del crecimiento económico mundial a medida que la guerra comercial entre Estados Unidos y China se prolonga.
El oro al contado ganaba un 0,48% a US$1.504,06 la onza a las 1030 GMT, mientras que los futuros del oro de Estados Unidos avanzaban un 0,4% a US$1.514,10.
“El oro está rebotando debido a los temores de desaceleración en la economía global y a que las conversaciones comerciales (entre Estados Unidos y China) no están yendo de la mejor manera”, dijo el analista de ActivTrades Carlo Alberto De Casa. “El rebote en el mercado bursátil es débil y todavía hay espacio para que suba el oro”, agregó.
El presidente Donald Trump que Estados Unidos aún continúa las negociaciones con China, pero que no se prevé un acuerdo por el momento, y además decidió que Washington no hará negocios con el gigante chino de las comunicaciones Huawei Technologies.
En tanto, Goldman Sachs dijo el domingo que los temores a que la guerra comercial entre Estados Unidos y China conduzcan a una recesión están aumentando y que ya no espera un acuerdo entre las dos economías más grandes del mundo antes de las elecciones presidenciales norteamericanas de 2020.
Los precios del oro subieron hasta un 4% la semana pasada y suman un avance de alrededor de un 17% en lo que va del año.
Entre otros metales, la plata subía un 0,3% a US$16,99 la onza, el platino bajaba un 0,4% a US$855,87 y el paladio ganaba un 0,4% a US$1.427,64.
Goldman Sachs dijo que los temores a que la guerra comercial entre Estados Unidos y China conduzca a una recesión están aumentando y que ya no espera un acuerdo entre las dos economías más grandes del mundo antes de las elecciones presidenciales norteamericanas de 2020.
"Esperamos que entren en vigencia los aranceles que apuntan a los US$ 300.000 millones restantes de las importaciones estadounidenses desde China entren", dijo el banco en una nota enviada a clientes.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el 1 de agosto que impondría un arancel del 10% sobre las importaciones de productos chinos por un valor de US$ 300.000 millones a partir de septiembre, lo que llevó a China a detener las compras de productos agrícolas estadounidenses.
Estados Unidos también declaró a China un manipulador de divisas. Pekín niega haber manipulado el yuan para obtener ventajas competitivas.
La disputa comercial de un año ha girado en torno a cuestiones como los aranceles, subsidios, tecnología, propiedad intelectual y seguridad cibernética, entre otros.
Goldman Sachs dijo que redujo su pronóstico de crecimiento de Estados Unidos para el cuarto trimestre en 20 puntos básicos a 1.8%, ante un impacto mayor de lo esperado de los desarrollos en las tensiones comerciales.
"En general, hemos aumentado nuestra estimación del impacto del crecimiento de la guerra comercial", dijo el banco en la nota de tres de sus economistas, Jan Hatzius, Alec Phillips y David Mericle.
El incremento de los costos de los insumos por la interrupción de la cadena de suministros podría llevar a las compañías estadounidenses a reducir su actividad doméstica, según la nota. Tal "incertidumbre política" también puede hacer que las empresas reduzcan su gasto de capital, agregaron los economistas.
Para Citi, la renta variable tendría que caer otro 10% para comprar y en Goldman Sachs la posición es neutral. Esta entidad mantiene su previsión de una mejora en el crecimiento global a finales de año que pueda permitir entonces añadir riesgo en cartera. Mientras tanto, tal y como apuntan desde Bank of America, se mantiene la consigna entre los inversores de invertir en el mercado de EE UU, que conserva su pujanza económica y rentabilidades en la deuda más elevadas; de evitar los valores cíclicos, en los que se concentra el castigo ante el temor a una recesión, y de mantener la confianza en el apoyo de los bancos centrales con sus estímulos monetarios sin fin, sostiene Nuria Salobra, en Cincodias.
En este sentido, advierte que sin renunciar a la Bolsa y con la máxima prudencia, la apuesta de Bank of America se concentra en los valores más seguros: compañías de alta calidad que sean una suerte de oligopolio y con bajo riesgo político, como la industria de defensa, el gas, los procesadores de datos y pagos y las multinacionales de bebidas.