SERGIO LANZAFAME
La asociación empresaria de tierras raras de China emitió un comunicado en el que declaró su apoyo a las contramedidas que pudiera tomar el gobierno de su país y que incluya a estos minerales.
Los empresarios respondieron así a una visita del presidente chino, Xi Jinping, a una planta de procesamiento de los minerales en Jiangxi y reavivaron los temores en la industria tecnológica de que se apliquen restricciones a la exportación de esos productos -17 elementos químicos usados en la fabricación de equipos electrónicos y militares- como parte de la escalada de la guerra comercial.
Si bien China no anunció aún medida alguna al respecto, la declaración sirve como amenaza directa sobre las empresas estadounidenses que se abastecen con los minerales chinos.
Los empresarios declararon su "firme oposición" a las amenazas de Trump y añadieron que las compañías chinas de tierras raras deberían expandirse activamente en los mercados externos, además de a nivel doméstico.
El Banco Popular de China, en tanto, expresó su fuerte oposición a la decisión de Estados Unidos de etiquetarla como "un manipulador de divisas" y subrayó que nunca han recurrido a la devaluación competitiva y que no usarán a la moneda como un instrumento para abordar las disputas comerciales.
"El etiquetado estadounidense es una práctica arbitraria, unilateral y proteccionista, que socava gravemente las normas internacionales y tendrá un impacto significativo en la economía y en los mercados financieros globales", señaló el banco.
Ronald Wen, banquero de Hong Kong, dijo que la supuesta manipulación monetaria es un arma nueva utilizada por Estados Unidos en las fricciones comerciales con China, lo que envía una señal de que la guerra comercial provocada por Washington se está expandiendo a más áreas, incluidos los mercados de divisas y financieros.
En el lenguaje de los inversores bursátiles se han incorporado términos científicos como europio, gadolinio y neodimio, elementos químicos esenciales para fabricar nuevas tecnologías relacionadas con la energía solar, la eólica o los teléfonos inteligentes.
Estos elementos químicos de la parte inferior de la tabla periódica forman un grupo que se conoce con el nombre de tierras raras, a pesar de que no son tan excepcionales como se pudiera pensar a priori. Por ejemplo, se calcula que la corteza terrestre está formada por 0,02% de estos elementos químicos y 0,00002% de plata, es decir, su aparición es mil veces inferior.
En cuanto al término «tierra» su significado hace alusión a que se pueden disolver en un medio ácido, en otras palabras, este vocablo es una denominación arcaica de los óxidos.
Su nombre científico son los lantánidos, otro de los nombres que adoptan debido a que el primero es el lantano (La), con número atómico de 57. El último de ellos es el lutecio (Lu), con número atómico de 71.
Las tierras raras son diecisiete elementos y se clasifican en dos grandes grupos: los ligeros o céricos, que son más abundantes, y los pesados o ítricos, que se encuentran en menor concentración en la naturaleza, a excepción del ytrio. Químicamente, todos ellos tienen propiedades muy semejantes y se comportan como elementos trivalentes.
A pesar de que fueron descubiertos en su mayor parte a finales del siglo XVIII no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundialcuando se avanzó en sus posibles aplicaciones comerciales.
En los últimos años han cobrado cierto interés ya que se emplean en la industria de las energías medioambientales, petroquímica, electrónica y automoción. Para que comprendamos su interés vaya por delante dos ejemplos: el lantanio y el gadolinio son indispensables para la fabricación de cámaras digitales mientras que el cerio y el lantano se emplean en la fabricación de las baterías de los coches eléctricos.
Por eso, no debe sorprendernos que estos elementos químicos se encuentren en el ojo del huracán de los inversores especializados y que en los últimos años hayamos asistido a una demanda creciente y una escasez en la oferta.
La geolocalización de las tierras raras es muy importante para poder comprender la trascendencia económico-política a la que vamos asistir en los próximos años. Se estima que las reservas mundiales se elevan hasta los 100 millones de toneladas, sin embargo tan sólo tienen una cierta rentabilidad económica un seis por ciento de las mismas.
Estas reservas se localizan fundamentalmente en Brasil, India, Sudáfrica, China, Canadá, Australia y Estados Unidos. De todos estos países el mayor productor mundial en este momento es China, se estima que produce entre el ochenta y el noventa y cinco por cientos de todos estos elementos.
No contento con ser el mayor exportador mundial, el gobierno chino ha llevado a cabo en los últimos años una política económica de inversión en explotaciones fuera de China, como por ejemplo el yacimiento Kvanefjekd (Groenlandia), el segundo a nivel mundial.
Esta supremacía ha empujado a las autoridades del gigante asiático a facilitar el consumo interno e implantar aranceles para la exportación. Estas medidas han provocado, obviamente, un incremento de los precios, que han dibujado una curva de progresión geométrica, informó ABC.es
