ADRIANO CALALESINA
La complejidad son las mediciones. El gobierno neuquino, el Instituto Nacional de Previsión Sísmica (INPRES) y el Conicet van a monitorear, en el transcurso de un año, los movimientos sísmicos de la zona. Hace un mes llegaron dos sismógrafos (uno se instaló en Añelo y otro en Sauzal Bonito), pero faltan al menos 22 para tener certeza en las mediciones. En ese tiempo habrá un diagnóstico, pero nadie cree que sea concluyente.
El problema son los márgenes de error. De acuerdo con lo informado por el titular del Inpres, Alejandro Giuliano, los 25 sismógrafos que se instalarán en estos meses buscan precisar el epicentro de cada sismo registrado, con un margen de 0,5 kilómetros. Hoy, la distancia de error supera los 40 kilómetros, por lo que es complejo saber qué ocurre debajo de la tierra. Es decir, no hay certeza de que las coordenadas reportadas en cada sismo coincidan con un lugar exacto. Lo cierto es que, en la realidad, las casas de Sauzal Bonito han presentado roturas, los vecinos se quejan y hay preocupación.
Hasta hace unos meses, solo tres sismógrafos detectaban los movimientos en la zona, bien alejados entre sí. Uno en Bariloche, perteneciente a una estación muy sofisticada, hundido a 100 metros en roca dura. El artefacto lo colocaron en el contexto del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares. Cada información la toma en tiempo real el Inpres y después va a Viena, Austria. Otro sismógrafo está en San Rafael y el tercero se ubica cerca del volcán Lanín. Ninguno arroja datos certeros de lo que sucede con las placas y se necesita “escanear” toda la zona durante un tiempo.
Hasta ahora, se han detectados sismos leves a moderados en la zona, de una potencia que va desde los 2,5 a los 5 grados en la escala de Mercalli, que llegan a ser perceptibles. Todos a un promedio de 10 kilómetros de profundidad.
Silvia Barredo es doctora en geología y especialista en exploración petrolera, una de las más prestigiosas del país. Y de acuerdo con la visión preliminar, contó que es complejo determinar si hay una relación directa entre el fracking y los sismos, aunque tampoco puede descartarla.
“Vos podés estar haciendo fracking, pero la actividad de las fallas tiene un tiempo que puede llevar cientos o decenas de años; podés estimularlas ahora, pero se activan mucho tiempo después. Tenés que haber tenido la mala suerte de perforar y romper una falla que estaba a punto de romperse, y eso es muy difícil de detectar en la realidad. Ojalá pudiéramos, para predecir los sismos con exactitud”, explico la especialista.
Barredo explicó que para alterar la geología a 10 kilómetros de profundidad hay que generar una energía inducida en la superficie tan grande, que las ondas de las perforaciones no puedan atravesar esas capas. Pero se necesita un estudio mucho más profundo.
En tanto, Giuliano, del Inpres, dijo que “Neuquén es una zona sísmica, independientemente de la industria petrolera y mucho antes que el fracking”, y aseguró que en unos meses se conocerá si la actividad sísmica es propia de la geología o si es inducida por otro fenómeno, a juzgar por la regularidad de las ondas en las mediciones.
Los especialistas recomiendan como información validada la que emiten el Inpres y el Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile.