Un informe elaborado por LR Consultora para la Cámara Minera de San Juan muestra dónde y cómo está parada la economía local desde que la minería metalífera desembarcó en la provincia.
Los números hablan por sí mismos. Para conocer de qué manera la industria minera tiene incidencia en el desarrollo socio económico de la provincia de San Juan basta con recurrir a las estadísticas oficiales y analizarlas minuciosamente. Esto es lo que hizo la economista Laura Rópolo en un trabajo preparado para la Cámara Minera de San Juan mediante su Consultora LR.
“Hay muchas lecciones aprendidas para lo bueno y para lo malo. En términos de análisis de federalismo, la minería le dio autonomía a la provincia”, indicó Rópolo al presentar el Informe ante los miembros de la entidad y la prensa.
Explicando los datos de su investigación, la economista precisó que “en la parte de expansión, si uno mira la tendencia y el ritmo que ha tenido San Juan está por encima de Argentina. Nadie discute que desde el año 2004 hasta ahora, en términos relativos, tanto el país como San Juan creció.
En términos absolutos, tenemos dos San Juan en cuanto a la actividad económica. Con la primera colada de la mina Veladero en el 2005 hubo un cambio estructural y posibilidades de duplicar el nivel de actividad económica e irradiar al resto. En 10 años, prácticamente la estructura económica no se modificó en términos de que seguíamos siendo Estado dependientes, teníamos cluster de actividades tradicionales pero la aguja de la economía se movía por decisiones del Estado
En la disertación, se puso énfasis en lo siguiente: la minería dinamiza y está metida transversalmente. “Realmente lo que motorizó la economía es la minería. En términos del sector que aporta tributariamente, la AFIP dice que después de la industria manufacturera y el comercio sigue el sector minero. Qué queda, cuál es el efecto económico: empleo y compra de bienes y servicios. Cerca del 77% de las compras de bienes y servicios queda en compras nacionales, y un 55% queda en San Juan, el resto de otras provincias”, detalló Rópolo.
Haciendo referencia a aspectos del efecto multiplicador, la profesional señaló que “por lo gastado por el sector minero en términos de Valor Agregado Bruto de producción es el 10% del PBI. Por efecto demanda intermedia, impacta un 5% más, por efecto inversión un 3,6%, por efecto consumo el 3,8%.
Y sumando todos esos efectos, me da que la industria minera me explica cerca del 13% en efecto total. Lo agrego en términos de producto bruto a ese 10% y me explica cerca del 23% de cada peso que genera San Juan transversalmente”.
Lo expuesto por Laura Rópolo, en lo que fue una charla participativa, muestra que en términos de ingresos la devaluación generó un impacto positivo en relación con precio por cantidad.
“Pero en esta actividad, la mayoría de los contratos, todos los costos, están en dólares. Entonces, el impacto en términos de la ecuación económica la rentabilidad no me da con suba, sino con impacto negativo. Esa pérdida de valor es cercana al 15%. Se supone que se justificó la salida del esquema no retenciones porque la devaluación iba a mejorar la ecuación económica de las compañías y en el caso concreto de la minería eso no es así. Hoy las estrategias se orientan a reducción de costos de producción, reasignación de recursos y de capital disponible para avanzar”, detalló.