La empresa estatal Integración Energética Argentina (Ieasa), heredera de la ex Enarsa, concretó la venta de la central termoeléctrica Ensenada de Barragán Había sido construída durante los gobiernos K. Los compradores se comprometen a una inversión de US$ 180 millones.
El Gobierno terminó de transferir dos centrales eléctricas que estaban en manos de Ieasa, la ex Enarsa. El proceso, que se inició en 2017, atravesó contramarchas y dificultades, con licitaciones que se volvieron a realizar y oferentes que no confirmaban sus ofertas.
Finalmente, se informó que Ieasa le transfirió el fondo de comercio y la ejecución de obras de cierre de ciclo de la central Ensenada de Barragán a un consorcio conformado por Pampa e YPF. La transacción es por US$ 533,4 millones.
Eso se compone con un desembolso en efectivo de US$ 229 millones, al tiempo que asumen una deuda a favor del ANSeS por US$ 303 millones. Finalmente, los compradores se comprometen a una inversión de US$ 180 millones para el cierre de ciclo de la central.
Dos semanas atrás, IEASA ya le había traspasado la central termoeléctrica Brigadier López a Central Puerto en US$ 326 millones. Fue el 14 de junio. La compradora pagó US$ 165 millones y la asunción de una deuda de US$ 161 millones . También se comprometía a una inversión de US$ 120 millones.
Estas centrales, que fueron un invento del kirchnerismo, formaron parte de un mecanismo de financiación intrincado. Se hicieron con fondos públicos, pero para que las operaran los privados, que luego debían devolver la inversión a lo largo del tiempo y saldando ciertas deudas.
El momento en que se decidieron estas ventas fue previo a la devaluación de 2018. Esa situación redujo el interés de potenciales inversores. De hecho, Ensenada de Barragán pasó por un proceso de licitación desierta y convocatoria a nuevos interesados.
Central Puerto estuvo firme en su interés, pero una modificación en el pago de la generación eléctrica la hizo vacilar. La compañía atravesó una reducción de sus ingresos decidida por la secretaría de Energía y coqueteó con la idea de abandonar también la apuesta por estas centrales.