SOFÍA DIAMANTE
La semana pasada se reunieron en la costa este de los Estados Unidos empresarios del sector energético, funcionarios públicos, analistas internacionales y periodistas en la conferencia anual de energía que organiza desde 1990 el Institute of the Americas, una organización sin fines de lucro que reúne a los distintos actores para analizar las oportunidades y desafíos de los proyectos de petróleo, gas y energías renovables en el continente americano.
Al finalizar uno de los paneles, el instituto realizó una encuesta y le preguntó a los más de 130 participantes cuál creían que era el área que tendría un crecimiento clave para la región. Las opciones eran Guyana -por su reciente descubrimiento de reservas de petróleo costa afuera ( offshore)-; Pre-Salt -el mega proyecto offshore que entusiasma a Brasil por su potencial en la producción de petróleo-; las reservas en aguas profundas que tiene México; las reservas no convencionales de Colombia; proyectos de Perú, y áreas de producción en Ecuador.
Para sorpresa de los argentinos presentes, Vaca Muerta no apareció entre las opciones. En la primera fila de la sala donde se desarrollaba el evento estaban sentados José Luis Manzano, cuya empresa -Phoenix- opera en el sector, y Juan Martín Bulgheroni, de Pan American Energy (PAE). Rápidamente, los dos advirtieron a los demás presentes sobre la ausencia del proyecto con mayor potencial en la Argentina.
Algunos ejecutivos consideran que la menor relevancia que le dieron a Vaca Muerte se debe a que es un reservorio con más reservas gasíferas que petroleras. Sin embargo, la razón tal vez se pueda encontrar en la siguiente pregunta que se le hizo al público: ¿Cuál es el elemento más importante que se tiene en cuenta para realizar inversiones en el segmento upstream de América Latina? La opción "riesgo país" le ganó casi por unanimidad a "condiciones fiscales", "geología", "tecnología" y "precio del petróleo".
"Muchas veces las regulaciones estatales son más importantes que las reservas geológicas que puede tener un país", fue la conclusión generalizada que hubo en el evento.
En los últimos años, el avance de la tecnología hizo posible que cada vez haya más áreas de producción económicamente rentables para ser desarrolladas. Esto generó que el mundo se volviera más competitivo desde el lado de la oferta. Los históricos conflictos bélicos en los cuales los participantes tenían como objetivo asegurarse el suministro de energía y que ocuparon la escena geopolítica del siglo pasado y del inicio del actual, se transformaron en la última década en una competencia por conquistar la demanda.
El historiador y analista en energía Daniel Yergin, en su libro The Quest (La búsqueda ), lo dice en estas palabras: "Los países importadores de petróleo piensan en términos de seguridad de suministro. Los países exportadores de energía cambian la cuestión. Hablan de 'seguridad de la demanda' para sus exportaciones de petróleo y gas, de las cuales dependen para generar crecimiento económico y porque representan gran parte de los ingresos del gobierno, que permiten mantener la estabilidad social. Quieren saber que los mercados estarán allí, para que puedan planificar sus presupuestos y para justificar el nivel de inversión".
En este sentido, el continente americano es muy competitivo en la producción de hidrocarburos, porque la mayoría de los países de América del Norte y del Sur tienen reservas de petróleo o gas. La Argentina en particular tiene una ventaja competitiva por sus reservas en este último recurso, ya que tiene el segundo reservorio no convencional más grande del mundo. Sus mayores competidores son los Estados Unidos y Bolivia.
Pero, como dice Yergin, para que el país puede extraer gas de manera competitiva, necesita tener una demanda asegurada. El primer paso sería mejorar la integración regional con Chile, Uruguay y Brasil, para exportar a través de gasoductos. En este caso, la geopolítica también juega a favor de la Argentina. Chile podría importar el gas de Bolivia y de Perú, pero, por conflictos históricos, prefiere comprar el gas natural licuado (GNL), que es más caro. En contra de la Argentina juega su historial en materia energética.
"Un día, un ministro de Energía argentino me dijo que ni en el momento de mayor tensión de la Guerra Fría Rusia le cortó el suministro de gas a sus rivales europeos", dijo un exfuncionario chileno, en el seminario del Instituto de las Américas. Su comentario buscaba llevar optimismo sobre la futura integración energética en el continente, aunque entre los participantes argentinos se tomó como un reproche por el abrupto corte del suministro en 2006 a los usuarios comerciales e industriales de Chile y Uruguay (el envío para consumo residencial no se cortó). Los representantes del Gobierno eran Andrés Chambouleyron, del ENRE, y Mauricio Roitman, del Enargas, quienes expusieron sobre la situación argentina en materia de electricidad y gas.
La ruptura de contratos que hizo la Argentina es un factor desfavorable, con el cual habrá que lidiar a la hora de salir a competir por el mercado de GNL con el resto del mundo. Indonesia, por ejemplo, era el principal vendedor de GNL a Japón. De un día para el otro cortaron el suministro y perdieron la confianza de su principal vendedor.
La demanda de Asia sigue en ascenso, impulsada por la decisión de China y de la India de cambiar su matriz energética y reducir el consumo de carbón. "China quema por día tanto carbón como el resto del mundo -cuenta Mikkal Herberg, experto del sector y profesor en la Universidad de California, en San Diego-. Hay ciudades de Asia en donde están desesperados por disminuir la polución. Solamente estar en Beijing equivale a fumar dos paquetes de cigarrillos por día. Estos países están instalando energías renovables, pero como son intermitentes, demandan gas para suplir los baches".
En 2017, entre los principales importadores de GNL se encontraban Japón, China, Corea del Sur, India, Taiwán y España, según la consultora Wood Mackenzie. Entre los mayores exportadores están Rusia, Qatar, Noruega, Canadá, Australia y Estados Unidos. Estos dos últimos países serán los competidores más directos de la Argentina, si el país entra en el mercado de GNL. Estados Unidos extrae el gas a un costo entre US$2,50 y US$2,60 por millón de BTU (medida inglesa que se utiliza en el sector). La Argentina todavía tiene costos superiores a US$4. Además de Asia, el mercado al que apuntan ambos países es Europa, sobre todo Estados Unidos, que quiere liberar a sus aliados de la dependencia del gas de Rusia.
"En 2010 Estados Unidos no exportaba gas y hoy está entre los principales jugadores internacionales gracias a sus reservas no convencionales. De hecho, están pensando en reconvertir una planta regasificadora que tiene México, para exportar gas licuado por el Océano Pacífico y ser más competitivos, ya que no tendrían que cruzar por el canal de Panamá. La Argentina tiene la ventaja de tener estaciones del año contrapuestas. Pero tienen que ser muy inteligentes en su política para desarrollar la industria, porque hará falta que haya normas sofisticadas para ingresar en este mercado tan competitivo. Es un mercado para big boys y hará falta que se pongan los pantalones", advirtió Herberg, que señaló la necesidad de establecer políticas estables a lo largo del tiempo, ya que el mercado de GNL no es flexible como el de petróleo, aunque tiende a ello.
En materia de petróleo, la agenda regional está enfocada en los dos mega proyectos de Brasil y Guyana. El área brasileña Pre-Salt lleva este nombre porque los hidrocarburos se encuentran en el mar bajo una capa de sal de dos kilómetros de espesor. En el pasado, la tecnología disponible no permitía verlos. El descubrimiento fue hecho en 2010, durante el gobierno de Lula da Silva. Actualmente, el área produce 1,9 millones de barriles diarios, más de la mitad de los 3,2 millones que genera en total Brasil.
"Lo auspicioso es que el Pre-Salt genera esta cantidad con solo un 10% del total de pozos perforados en el país", señala Nelson Narciso, presidente de NNF Consultoria em Energia y exdirector de la Agencia Nacional de Petróleo de Brasil.
Guyana, por otro lado, es un país de casi 800.000 habitantes (una población similar a la de la ciudad de Mar del Plata), que recién en 2017 creó su Ministerio de Energía. Hasta entonces no tenían ninguna experiencia en la materia. En 2015, el país vio cómo su destino cambiaba de manera rotunda, cuando ExxonMobil anunció el descubrimiento de grandes reservas a más de cinco kilómetros de profundidad (a poco más de un kilómetro está el suelo marítimo).
En lo que va del año, la empresa comunicó que ya suman 13 las áreas descubiertas con reservas recuperables, por alrededor de 5000 millones de barriles de petróleo. Liza es el nombre del primer proyecto donde se comenzará a producir petróleo a partir de marzo del año que viene. Además, se está diseñando la conformación de un fondo soberano, para destinar parte de las rentas por la producción de petróleo, y así evitar la maldición de la enfermedad holandesa. Actualmente, los mayores ingresos del país provienen del oro, la bauxita, el azúcar y el arroz.
Pero la mayor revelación del continente fue Estados Unidos, que a partir de 2012 multiplicó su producción no convencional de petróleo y actualmente tiene un breakeven(el punto de equilibrio, en el cual los ingresos igualan a los costos) de entre US$45 y US$50 el barril de petróleo. El país consume 20 millones de barriles por día, produce 16 millones, de los cuales exporta 3 millones, e importa 7 millones de crudo mediano o más pesado, ya que no hay suficiente capacidad en las refinerías para procesar crudo liviano. Los analistas estiman que para 2022, Estados Unidos se convertirá en exportador neto de petróleo.
La aparición repentina de Estados Unidos como nuevo jugador productor de petróleo, y los que se podrían sumar, como Guyana y Brasil, amenazan con acabar con el poderío de la Organización de países exportadores de petróleo (OPEP). Si bien estos países gozan de un breakeven de apenas entre US$5 y US$10 el barril, su " breakeven político" está entre US$75 y US$80. Esto significa el nivel de rentas que necesitan para cubrir los altísimos costos sociales. "Los países del Golfo le dan todos los servicios gratis a sus ciudadanos, a cambio de que las familias puedan seguir gobernando. Pero el precio del commoditie está bajando. ¿Qué pasará entonces, habrá una transición a la democracia? ¿Será pacífica o con una guerra civil de por medio?", se pregunta Roger Tissot, analista del sector, especializado en Medio Oriente.
¿Qué rol juega la Argentina en este mapa geopolítico? A partir de este año, según las proyecciones, el país se convertirá nuevamente en un exportador neto de petróleo, aunque todavía la producción oscila en los 500.000 barriles diarios.
"La Argentina tiene una singularidad que no está presente en ninguno de los otros países de la región. Vaca Muerta es un activo estratégico fenomenal y, por lo tanto, su protección debe ser prioritaria. Pero en la misma provincia hay construida una estación espacial china, la única en el mundo fuera del gigante asiático, y un centro de operación y coordinación ante emergencias, financiado por el Ministerio de Defensa de Estados Unidos", señala Juan Tokatlian, analista internacional y profesor de la Universidad Di Tella (UTDT). "Además, eso se da en una provincia fronteriza. Hay un entramado de factores que son muy singulares", concluyó.