El oro ganó más de un 8% en el cuarto trimestre de 2018 y las acciones de las compañías mineras subieron un 13,7%, mientras se producía el desplome de los principales mercados de capitales, con pérdidas de dobles dígitos. Una circunstancia que ha servido para demostrar, una vez más, que el oro es la mejor protección y elemento de diversificación con que puede contar la cartera de un inversor.
Son datos del informe anual ‘In Gold We Trust’, elaborado por la gestora de patrimonios luxemburguesa Incrementum AG, que ponen de relieve el carácter de refugio de un activo como el oro.
Este exhaustivo informe ahonda no solo en la actuación del oro a lo largo del año, sino también en el estado general de la economía mundial y en el sentimiento de los inversores respecto de los diferentes activos.
Precisamente, el sentimiento positivo de muchos inversores, que vieron en la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca la solución a la desaceleración económica que se preveía, unido a las medidas fiscalesadoptadas por el nuevo presidente tras jurar el cargo, provocaron que el ciclo económico se prolongase.
El resultado fue una subida generalizada de los principales activos: mercados de capitales, bonos corporativos, viviendas de lujo, obras de arte…
Los únicos activos que no participaron de lo que se ha dado en llamar “la burbuja de todo” fueron las commodities y, entre ellas, el oro.
Esta burbuja acabó por estallar en el cuarto trimestre de 2018, en el que los mercados de capitales sufrieron su mayor caída de los últimos años, mientras la Reserva Federal estadounidense anunciaba el final de las subidas de tipos de interés.
En este escenario, el oro emergió como el auténtico activo refugio, con una revalorización del 8,1% en el periodo, mientras las principales bolsas registraban caídas de dobles dígitos.
La importancia del oro como refugio se puso de relieve también por el hecho de que entre las pocas acciones que se revalorizaron en el periodo estaban las de las compañías mineras de oro, con un 13,7%de media.
En efecto, como señala la introducción del informe de Incrementum AG, “como activo monetario, al oro le contempla una historia de éxito de más de 5.000 años, durante los cuales ha sido capaz de mantener su poder adquisitivo y de no perder nunca su valor. El oro es el activo de reserva universal, al que recurren una y otra vez los bancos centrales, los inversores y los particulares de cualquier religión, en cualquier rincón del mundo”.
El informe señala también que, a pesar de la decepción que supuso entre los inversores la actuación del oro en dólares durante 2018 (-2,1% en el año), hay que tener en cuenta que, en la mayoría de divisas, el euro entre ellas, el precio del oro creció el año pasado.
Curiosamente, los autores del informe se muestran sorprendidos por el hecho de que, incluso en los países de la Eurozona, despierte mayor atención de los medios el precio en dólares que en euros, lo que oculta a los ojos de los inversores la revalorización del oro en esta divisa y, por tanto, presenta al metal como un activo menos atractivo de lo que debería ser para los inversores en euros.
De hecho, el año 2018 fue positivo para el oro en la mayoría de divisas mundiales. Su revalorización media desde 2001 hasta el año pasado fue del 9,1%, batiendo a cualquier tipo de activo y a todas las divisas.
Un dato revelador es que, desde la introducción del euro, el 1 de enero de 1999, el precio del oro en esta divisa ha crecido un 367% o, lo que es lo mismo, un 7,8% de media anual.
Este dato pone de relieve la pérdida de poder adquisitivo del euro frente al oro: en enero de 1999, con un euro se podían comprar 124,8 mg de oro; 20 años más tarde, solo alcanza a 28,3 mg, es decir, un 77,5% menos.
En sus conclusiones, el informe de Incrementum AG señala que todo apunta a que la Reserva Federal va a iniciar una reversión en su política monetaria antes de que se celebren las próximas elecciones presidenciales, en noviembre de 2020.
“Esta reversión y, probablemente, solo su anuncio, tiene posibilidades de convertirse en el elemento desencadenante de una subida del oro por encima de su zona de resistencia psicológica, que está entre los 1.360 y los 1.380 dólares la onza. Si se alcanza este nivel, sería una posibilidad real que el oro alcanzara un precio de 1.800 dólares la onza”, concluye el informe.