Poco después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, incluyera a Huawei en un lista negra para evitar que firmas estadounidenses hagan transacciones comerciales con el gigante tecnológico chino, su homólogo chino Xi Xinping visitó una fábrica en el sureste del país que procesa minerales raros.
Muchos han interpretado este gesto del mandatario chino como el preludio de una revancha contra Trump, que podría materializarse en una restricción a la exportación de minerales raros a Estados Unidos.
"China está considerando seriamente restringir las exportaciones de minerales raros a China", tuiteó esta semana el editor del periódico estatal Global Times.
Los minerales raros "son un recurso estratégico importante", dijo Xi Jinping, según cita la agencia oficial de noticias Xinhua.
Hay que recordar que China es el mayor productor de estos materiales que son vitales para muchas industrias estadounidenses, incluidos varios sectores de mucho crecimiento como el de los autos eléctricos y la producción de turbinas eólicas.
Entonces, los minerales raros pueden convertirse en una valiosa carta para China en la guerra comercial entre estos dos países, cuyas relaciones se deterioraron drásticamente después de que fracasara la firma de un acuerdo comercial a principios de mayo.
Empecemos por entender cuán raros son realmente estos materiales y cómo se vinculan con la economía estadounidense.
Las tierras raras -o minerales raros- son un grupo de 17 elementos que se utilizan en la producción en un gran número de sectores de la economía incluyendo el sector de la tecnología de la energía renovable, en las refinerías de petróleo, en la electrónica y en la industria del vidrio.
Aunque se los llame "raros", se encuentran en relativa abundancia en la corteza de la Tierra, según el Servicio Geológico de Estados Unidos.
Sin embargo, hay relativamente pocos sitios en el planeta donde se extraen o producen.
Su extracción es difícil y potencialmente dañina para el medioambiente.
Las minas de China representan el 70% de la producción global.
Birmania, Australia y Estados Unidos (más unas pocas naciones más) son los otros países que extraen tierras raras, aunque en pequeñas cantidades.
En la refinación de tierras raras, China es aún dominante.
El año pasado, casi el 90% de todo el procesamiento para transformarlos en óxidos utilizables se hizo en China.
Una compañía australiana que opera en Malasia se ocupa de producir casi todo el resto.
En los últimos cinco años, las exportaciones chinas de óxidos de tierras raras casi se duplicaron, según estadísticas oficiales de China.
Cerca del 80% de las tierras raras que importa EE.UU. provienen de China, según datos del gobierno estadounidense
Estonia, Francia y Japón también le proporcionan a EE.UU. minerales raros procesados, pero los minerales en su estado original vienen de China.
La mina de tierras raras que opera en EE.UU. envía el material a China para que lo procese (y este está sujeto a un arancel de importación del 25% impuesta por China).
EE.UU. podría importarlas de Malasia, pero no en cantidades suficientes.
Además, el gobierno malayo amenazó con detener la producción por temor a contaminar el medioambiente.
Ciertamente es una posibilidad, pero esto lleva tiempo y las fuentes de minerales raros podrían ser limitadas si no se recurre a China.
Hasta los años 80, de hecho, EE.UU. era el mayor productor de minerales raros.
China ha restringido las exportaciones de minerales raros en el pasado.
De implementarse, las restricciones a las exportaciones a EE.UU. podrían tener un gran impacto en industrias importantes de EE.UU. valoradas en billones de dólares que dependen de los minerales raros.