Silvia Martínez Romero es especialista senior en Energía del Banco Mundial y fue parte del panel sobre transición energética en la 28 Conferencia del Instituto de las Américas. En diálogo con LM Neuquén, la especialista española describió cuáles son los principales desafíos y las barreras que afrontan los países de la región para seguir avanzando en sus desarrollos renovables. Uno de ellos es la fuerte vinculación de las matrices energéticas de buena parte de los países al gas y el petróleo, en un contexto en el que además varios jugadores de peso de Sudamérica quieren pasar del autoabastecimiento a la exportación, analizó en la entrevista que sostuvo con Fernando Castro.
En términos generales, cual es la situación de la energía renovable hoy. ¿Despega o es diferente en cada país?
Latinoamérica ha sido innovadoras en renovables. Ahora por motivos geopolíticos está un poco en retroceso. En el primer momento, había mucho más empuje por parte de Brasil. Ahora Argentina está liderando fuertemente ese proceso, con una situación de ventaja respecto de otros países.
Lo que veo ahora mismo había un gran empuje hacia las energías limpias, y por motivos geopolíticos estamos en retroceso. Ya el interés es más por la generación de empleo y de trabajo, y se ha retrocedido un poco en este rubro. Argentina ahora está muy fuerte liderando. Colombia quiere relanzarse. Pero en países con precio del gas muy bajo es difícil competir. No pueden competir las renovables sin un respaldo del gobierno muy grande.
En un contexto en el que hay varios países con el objetivo de convertirse en exportadores de petróleo y de gas, ¿no?
Vemos que muchos países quieren convertirse en exportadores de energía, y nadie quiere comprar. La seguridad energética puertas adentro sigue siendo un factor muy importante.
¿Nadie quiere comprar por las inestabilidades políticas y las certezas de que se puedan mantener contratos de venta?
Nadie se fía completamente de su vecino. Y también hay intereses económicos que compiten. Chile y Perú y otros países compiten en temas de minería. En estos casos, es muy importante el costo de la energía, y entonces nadie quiere ayudar demasiado al vecino. La seguridad energética, la competencia en algunos sectores clave, hacen que el precio de la energía pueda dar una ventaja competitiva muy grande a otro país que está compitiendo con su vecino.
¿Y al margen de las reservas energéticas y la infraestructura disponible, el tema crucial es el financiamiento en los desarrollos renovables? ¿O un cambio cultural o una visión acerca de cómo obtener la energía?
Creo que la financiación no es un problema muy grande. Hay bastante interés en invertir en renovables, siempre que sean proyectos que se puedan sostener, que haya un contrato y garantías de que se van a poder repagar. Pero en muchos países no se están dando garantías, y en algunos países el Banco Mundial está dando garantías; Colombia, Argentina por ejemplo, para poder ayudar a resolver sobre la incertidumbre de los repagos de esos proyectos, pero en realidad no vemos un gran problema de financiación.
¿Entonces, por donde pasan los inconvenientes en América Latina?
Hay muchos problemas de impacto social. No se ha hablado aquí. Pero hay muchos proyectos bloqueados, no solo en renovables. También en gas, por problemas de impacto social medio ambiental. Hay una oposición social fuerte, con comunidades que buscan beneficiarse de los proyectos de los renovables, en zonas de alta población indígena en México. Allí se está proponiendo que las comunidades sean dueñas de proyectos, para que ellos reciban parte del beneficio de estos sistemas localizados en sus tierras: hospitales, escuelas, al margen del alquiler de una tierra. Problemas difíciles de resolver más allá de lo financiero. Muchos problemas burocráticos también. Algo que añade un riesgo financiero.
Y Europa en otra instancia y con un camino recorrido muy grande en varios países…
Los países escandinavos hoy quieren ir un paso más allá: ellos tienen una penetración de renovables muy alta en el sector de electricidad. Y ahora lo que quieren es electrificar la demanda lo máximo posible, el transporte, la calefacción, el sector industrial. Todo lo que puedan al máximo. Y quieren que esa energía sea lo más limpia posible. Ellos tienen un sistema de colaboración basado en una confianza total en sus vecinos, y eso ayuda mucho también a la hora de poder hacer esto. Alemania a Dinamarca, etc. Y la conciencia ambiental muy fuerte y nivel adquisitivo muy fuerte que hace que pueda pagar la población un poco más por este tipo de energía.
¿Se puede leer en clave de disputa geopolítica el impacto de las potencias y su matriz exportadora atada a fósiles y otros países, a partir de sus recursos, vinculados a las renovables?
Sí es cierto, los países latinoamericanos son países con reservas de gas y petróleo. Entonces esto también ha ralentizado un poco lo renovable, porque muchos tienen su generación con gas y petróleo. Y se ve claramente en el caso de Perú, hace que no tenga tanto interés en renovables, si el gobierno no quiere subsidiar, no van a entrar tan fácil, como en otros países. Hay países que tienen que importar combustibles si o si, y prefieren pagar por renovables y tener una generación propia. Pero sí que hay esa puja.
KPMG: será difícil llegar a 12%
Según un relevamiento elaborado por la consultora KPMG sobre energías renovables, el Gobierno intenta llegar este año a que tengan una participación de 12% sobre la matriz total energética. Para ello, convocó a las licitaciones del programa RenovAr 3 y anuncio la cuarta ronda. Sin embargo, para KPMG será complicado alcanzar el objetivo debido a la crisis económica y también por la falta de redes de alta tensión.
Según KPMG, “la participación de las energías renovables en la matriz eléctrica local (o en la potencia total instalada) alcanzó 4% en 2018. A pesar de no haberse alcanzado el objetivo estipulado en la Ley N° 27.191, que exigía cuatro puntos porcentuales más (es decir, 8%), la evolución registrada en los dos últimos años se traduce en un crecimiento que fue mayor a 90% entre 2017 y 2018, pasando de una oferta de generación en renovables de alrededor de 753 MW (es decir, 2% de participación en la PTI) a otra de 1.462 MW (4%), lo cual conforma un cambio paradigmático respecto a la composición tradicional de la matriz eléctrica y un logro por demás significativo.
Para 2019, en tanto, la menciona da ley demanda alcanzar una contribución de 12%, cifra a la cual podría arribarse si efectivamente entran en operación gran parte de las iniciativas en construcción.
No obstante, la meta asoma nuevamente como un objetivo de difícil cumplimiento teniendo en cuenta tanto lo logrado hasta ahora en la materia, como los obstáculos que suponen, entre otros, la coyuntura económica y el estado actual de la infraestructura, principalmente de la red de transmisión eléctrica, sistema colapsado y cuya expansión conforma un requisito fundamental para darle sentido a las inversiones actuales y futuras en materia de renovables”.
Con respecto a las inversiones, desde KPMG explicaron que “a partir del año 2016, con el inicio del programa RenovAr, que las inversiones en este tipo de energías mostraron un cambio en la tendencia que venía observándose años previos.
En efecto, el monto anual colocado por las empresas adjudicatarias de los diversos proyectos licitados a través de RenovAr creció más de 350% entre los años 2015 y 2016, llegando a un acumulado que superó los US$ 3.200 millones.
En los dos últimos años, en tanto, si bien el patrón observado logró profundizarse durante 2017 con las ediciones 1.5 y 2 del mencionado programa –llevando el acumulado de inversiones a los US$ 5.000 millones-, el 2018, a pesar de registrar un nuevo incremento en el monto acumulado de inversiones como resultado inercial de los proyectos en marcha (llegando a los US$ 7.000 millones), no resultó un buen año en este aspecto ya que, debido a diversos elementos que condicionaron a la economía, algunos proyectos adjudicados fueron vendidos a terceros (lo que creó un mercado secundario para la venta de iniciativas) y se vieron afectados los plazos estipulados para la finalización de las obras y su posterior entrada en operación”
Con respecto a la ronda tres del programa renovar el informe de KPMG recordó, “se espera que durante 2019 tenga lugar la misma, la cual apunta a licitar 400 MW adicionales en redes de media tensión para proyectos con una potencia máxima de 10 Mw (350 MW para eólicos y solares, iniciativas que competirán por cupo y precio en distintas regiones”.