El sentimiento de pesimismo que afectó a la economía mundial a principios de este año ha comenzado a mejorar en las últimas semanas. Los flujos comerciales están aumentando en Asia, las ventas minoristas de Estados Unidos han sido fuertes e incluso la asediada industria manufacturera de Europa ha mostrado destellos de vida. Pero no harían falta muchas malas noticias para restablecer la melancolía.
Una amenaza es que los precios del petróleo continúan su marcha al alza: el 23 de abril, el precio del barril de crudo Brent superó los US$ 74, el nivel más alto durante casi seis meses. A pesar de que la dinámica del mercado petrolero ha cambiado en la última década, un petróleo más caro sigue siendo un obstáculo para el crecimiento mundial.
El último salto en los precios del petróleo se debe a la anticipación de un shock en el suministro, en lugar de un aumento de la demanda. El 22 de abril, Estados Unidos dijo que pondría fin a las exenciones otorgadas a varias economías grandes, entre ellas China, India y Turquía, que les permitían importar petróleo iraní, sin pasar por el régimen de sanciones de Estados Unidos. Estas exenciones se implementaron después de que el presidente Donald Trump se retiró de un acuerdo nuclear con Irán en el 2018. Su vencimiento el 2 de mayo podría reducir el suministro global de petróleo en más de 1 millón de barriles por día (aproximadamente el 1% del total).
Esa no es la única amenaza para el abastecimiento. La guerra amenaza la producción en Libia. Las sanciones contra Venezuela han quitado suministro del mercado. Aunque este año se aliviará un cuello de botella en la cuenca del Permian de Texas, no produce el crudo pesado y agrio que se encuentra en Venezuela. Y, después del anuncio estadounidense, el jefe de la Marina de Irán dijo que si se le impide usar el Estrecho de Ormuz, a través del cual fluye una quinta parte del suministro mundial de petróleo, también podría intentar cerrar la vía navegable para todos los demás.
Los inventarios de petróleo son bajos, y está lejos de ser claro que otros productores aumentarán la producción lo suficiente como para compensar el shock del suministro. A largo plazo, Arabia Saudita y otros miembros de la OPEP tienen un incentivo para evitar los precios altísimos, lo que llevaría a una nueva ola de capital en la producción de esquisto estadounidense. Pero la última vez que los saudíes cumplieron con una solicitud de la Casa Blanca para bombear más, después de que Trump desechara el acuerdo con Irán, fueron golpeados por su concesión de las exenciones. En público, se han comprometido a mantener el equilibrio del mercado, pero también dicen que no hay necesidad de una acción inmediata.
Resolver lo que significa un petróleo más caro para la economía mundial es más complejo de lo que solía ser. En Estados Unidos, los consumidores que utilizan mucha gasolina tendrán que pagar más para llenar sus autos. Pero desde la revolución del esquisto, ha habido un beneficio compensador para el PBI de Estados Unidos porque los precios más altos estimulan la inversión en las cuencas de Permian y otras de esquisto.
Otros países productores también tienen más probabilidades de gastar alguna ganancia de petróleo de lo que solían hacer, apoyando la demanda global. Y un petróleo más caro debería conllevar el beneficio de menores emisiones de carbono (siempre y cuando no promueva el descubrimiento de vastos yacimientos nuevos de petróleo).
Sin embargo, en este momento, un petróleo más caro sería una mala noticia para la economía mundial. Golpearía sus puntos más débiles. Europa, cuya economía está en peor estado que la de Estados Unidos, no tiene industria de esquisto para compensar un golpe a sus consumidores. China, que importa grandes cantidades de material negro, fue la fuente de gran parte del reciente susto del crecimiento mundial. Y las crisis económicas en Turquía, Argentina y Pakistán se verían agravadas por la mayor inflación y los mayores déficit en cuenta corriente que traería el alza del precio del petróleo.
Los precios más altos del petróleo también podrían reducir el margen de maniobra de los banqueros centrales para evitar cualquier desaceleración. Después de que los precios del petróleo aumentaron en el 2018, varios bancos centrales de mercados emergentes aumentaron las tasas por temor a la inflación. En Estados Unidos y Europa, las autoridades han podido este año aflojar la postura de política monetaria, brindando a las economías un impulso muy necesario para el crecimiento, ya que pueden apuntar a tenues expectativas de inflación.
Los precios más altos del petróleo podrían comenzar a revertir esa tendencia. Con muchos mercados laborales en aprietos, es más probable que los bancos centrales estén asustados por una presión inflacionaria impulsada por el petróleo. Un grave shock del precio del petróleo sigue siendo una posibilidad a estas alturas y no una probabilidad. Pero con la economía mundial aún en estado frágil, es un riesgo incómodo de asumir.
El crudo se desplomó el jueves y el estadounidense perdió casi 3% porque el mercado temió un exceso de oferta, debido a que el impacto de las sanciones de Washington a Irán fue menor a lo esperado y los inventarios de crudo subieron mucho en Estados Unidos.
El Brent cayó 1.43 dólares, 1.98%, a 70.75 dólares por barril. En tanto, los futuros del West Texas Intermediate cayeron 2.81%, 1.79 dólares, a 61.81 dólares por barril, y se encaminaba a su mayor pérdida semanal desde febrero.
La mezcla mexicana de exportación perdió 1.01%, 0.64%, a 62.98 dólares el barril.
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Analistas dijeron que el ánimo del mercado se volvió más bajista porque la cambiante política estadounidense sobre Irán tuvo un impacto inmediato menor al que se temía inicialmente.
Las sanciones de Estados Unidos a Irán se intensificaron esta semana, cuando el gobierno de Donald Trump detuvo exenciones que permitían que ocho países, incluidos China y Turquía, siguieran haciendo negocios con Irán. El fin de las exenciones no provocó inmediatamente a una escasez de suministros.
“No se tiene la sensación de que China o Turquía se están retirando por completo”, dijo John Kilduff, socio de Again Capital Management en Nueva York.
China se ha quejado con Estados Unidos sobre sus sanciones a Irán, y Turquía dijo que no podía reemplazar las importaciones iraníes fácilmente, por lo que pidió a Washington que revise su decisión.
Los precios del barril habían sido apoyados por la crisis política en Venezuela, las sanciones de Estados Unidos contra Irán y los esfuerzos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) por contener los suministros que llegan al mercado.
Las existencias de crudo en Estados Unidos subieron la semana pasada a máximos desde septiembre del 2017, al sumar 9.9 millones de barriles, a 470.6 millones de barriles que tienen almacenados.
La producción del país tocó un récord de 12.3 millones de barriles por día, según datos oficiales.
La subida muy superior a lo esperado en la última semana disparó los inventarios de crudo de EU hasta 470.6 millones de barriles, sus niveles más altos desde septiembre del 2017.
Las cifras publicadas en EU obligan a los inversionistas a replantearse las previsiones de una entrada en déficit de oferta en el mercado del petróleo durante el trimestre en curso, un escenario que aceleró el rally del petróleo hacia sus máximos de seis meses.
Las exportaciones de petróleo de Venezuela, un miembro de la OPEP, ya se han visto afectadas por las sanciones de Estados Unidos sobre Pdvsa, y por una crisis económica, lo que, según un sondeo Reuters, ha ayudado a reducir la producción de la OPEP a mínimos de cuatro años.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha presionado a la OPEP para que aumente la producción y compense el déficit que se espera por las sanciones sobre Irán.
Desde su nivel más alto a finales del mes pasado, el precio del WTI ha caído 6.77%, el del Brent del mar del Norte 5.12% y la mezcla mexicana de exportación ha perdido 4.01 por ciento. (Con información de Expansión/España y Reuters)
La OPEP está decidida a evitar una crisis energética mundial, en momentos en que algunos de sus miembros son objeto de sanciones internacionales y otros son escenario de protestas, declaró el jueves en Teherán su secretario general, Mohammed Barkindo.
“Como organización, seguiremos concentrados en nuestro objetivo, que es de asegurarnos de evitar toda crisis energética susceptible de afectar a la economía mundial”, dijo el secretario nigeriano de la OPEP, que está en la capital iraní para una feria de las industrias del sector petrolero.
La OPEP mantendrá este rumbo, “pese a los problemas actuales en varios miembros”, aseguró, al contestar una pregunta sobre la oferta mundial de crudo.
Varios de estos países “son actualmente objeto de sanciones unilaterales”, dijo Barkindo a propósito de Irán y Venezuela, blancos de sanciones estadounidenses.
En aparente alusión a Venezuela, donde el régimen del presidente Nicolás Maduro acaba de enfrentar un fallido alzamiento militar liderado por el opositor Juan Guaidó, Barkindo estimó que el país “se encuentra en una fase de transición con todas las consecuencias que puede provocar un desafío semejante”.
Otro miembro de la OPEP, Libia, “se encuentra luchando día a día para evitar una guerra”, afirmó el líder del cartel petrolero.
La OPEP está “comprometida a mantenerse unida” y “no caer en el caos” que ha enfrentado en los últimos años, agregó.
Irán, como miembro fundador de la organización, ha criticado de manera regular a algunos de sus socios por apoyar las política de Washington contra Teherán y por su falta de solidaridad.
El miércoles, el ministro iraní de Petróleo, Bijan Namdar Zanganeh, acusó a algunos miembros de la OPEP de sembrar la divisiones, amenazando la desintegración del cártel.
Dijo en referencia a Irak y Arabia Saudita que estaban exagerando su capacidad de producción para tranquilizar a los mercados.