El Gobierno presentó la publicación “Presente y futuro de las energías renovables en Uruguay”, que resume las acciones de los últimos 10 años en el desarrollo de fuentes de generación limpia, que posicionaron al país en los primeros lugares de América Latina. Asimismo, presenta líneas estratégicas hacia 2050, con escenarios en los que las empresas estatales y privadas, la academia y la sociedad civil tendrán un rol clave.
En la presentación de resultados del trabajo prospectivo de energías renovables, de cara a la elaboración de la Estrategia Nacional de Desarrollo Uruguay 2050, participaron la subsecretaria de Industria, Energía y Minería, Olga Otegui, el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Álvaro García, y el presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla.
Otegui subrayó que el desarrollo en materia energética iniciado hace más de 10 años posibilitó que el país creara nuevas capacidades, exportara su excedente energético, desarrollara servicios y proveedores y ofreciera carreras y posgrados que antes no existían, lo que posiciona al país “en las ligas mayores” en la materia.
“Creemos que tenemos que apostar y crear este futuro”, aseguró la jerarca y, para ello, destacó que esta publicación es un insumo que permite saber cuáles son los pasos a seguir.
Por su parte, García explicó que ese trabajo presenta los resultados de un proceso prospectivo y participativo, que comenzó en mayo de 2017 y culminó en setiembre pasado con la validación del mapa estratégico por parte de las instituciones.
Resaltó, además, que el estudio parte de la política energética 2015-2030, con aprobación de todos los partidos políticos, en la que Uruguay se destacó en la incorporación de fuentes de energía limpia y renovable, con el fin de reducir el costo de abastecimiento y el riesgo de escasez, y cómo afecta el consumo energético en la vida de las personas.
En ese sentido, el informe incluye líneas estratégicas para el sector productivo, específicamente en bioeconomía, alimentos, forestal, madera y celulosa, industrias creativas, turismo y servicios, economía digital, uso de la tierra y el agua, así como energías renovables. Asimismo, esas líneas estratégicas serán reforzadas desde tres áreas transversales: el género, la cultura y el enfoque territorial.
Como resultado, presenta cuatro escenarios y uno seleccionado como escenario meta denominado “Uruguay alta performance”, en el que se prevé un rol activo de empresas públicas en la promoción y desarrollo de tecnologías asociadas a las energías renovables, además de inversión de los sectores privados, viviendas energéticamente resilientes para los hogares vulnerables, así como la generalización de una cultura de la sostenibilidad.
En tanto, Casaravilla indicó que Uruguay se ubica en el segundo lugar en el mundo en materia de energía eólica. Solo el año pasado, el 48 % de la energía generada provino de fuentes renovables, del cual un 38 % correspondió a energía eólica y un 7 % a biomasa.
El presidente de UTE enfatizó que el desarrollo de las fuentes renovables permite a Uruguay pensar en estrategias a 50 años, mientras América Latina discute cómo hacer andar sus sistemas eléctricos con una demanda en crecimiento.
En ese marco, aseguró que lo que le posibilitó a Uruguay llegar a ese lugar fue contar con una política específica y una empresa pública verticalmente integrada que ejecutó esa política.
“La energía no puede ser un bien, sino un derecho básico”, aseguró en relación a que muchos países no han logrado articular las energías renovables con la incorporación de tecnologías porque se basan en lógicas de libre mercado.