MARCELO BONELLI
La causa judicial por los sobornos es clave en el año electoral. Mientras tanto, entre los empresarios hay fuertes críticas hacia la Casa Rosada.
Por primera vez existen datos concretos e información confiable sobre la ruta del dinero de la corrupción del gobierno de Cristina Kirchner.
Claudio Bonadio tiene en el expediente información inflamable sobre cuevas financieras, bancos y operadores de la City que habrían ayudado a ocultar el dinero de los sobornos.
Los primeros aportes los entregó en las ultimas semanas el financista Ernesto Clarens. Fue una secuencia de datos, a medida que amplió sus declaraciones.
Pero hubo, además, precisiones del contador de la familia Kirchner, Víctor Manzanares, con información completa. Por eso, se le otorgó a Manzanares en forma inmediata el beneficio de “testigo protegido”.
El contador abundó en datos sobre el movimiento ilegal de fondos en la Argentina. Pero tanto Manzanares como Clarens contaron y precisaron varios canales internacionales utilizados para lavar las coimas.
Clarín pudo saber que en el país se habrían utilizado financieras locales, operadores de la City y los servicios de bancos regionales. Para el exterior habrían usado algunos importantes bancos internacionales.
En Tribunales se mantiene la información en absoluto secreto. Protegieron a los arrepentidos y ahora están trabajando en la confirmación de sus testimonios. Los datos son muy sensibles y se conocieron hace unas semanas. Pero la versión encendió “alertas rojas” en la City.
Entre los banqueros trascendió una afirmación que hizo Stornelli. Fue ante su equipo íntimo de trabajo: “Ambos dieron muchas líneas sobre la ruta de la plata y dónde puede estar el dinero de la corrupción”.
Según se dice, una parte importante de lo robado estaría en el exterior en paraísos fiscales. Otra -como la de Daniel Muñoz-, en bienes raíces.
La cuestión está monitoreada por todas las fuerzas políticas. La causa parece clave en el año electoral. Marcos Peña -el poderoso jefe de campaña del PRO- insiste en que los desencantados con el Gobierno se volcarán por la reelección del Presidente hastiados por la corrupción cristinista.
Mauricio Macri le transmitió esa idea a sus últimos visitantes de Olivos: “La elección va a ser peleada, pero creo que voy a ganar”.
El discurso surge de las reuniones íntimas de campaña: el Presidente, Peña, Jaime Durán Barba -cuando está en Buenos Aires- y Nicolás Dujovne.
El ministro tuvo que dar argumentos para elaborar el discurso “optimista” que pretende exponer Macri. Dujovne hizo una descarnada descripción de la situación y aseguró que el dólar se mantendrá tranquilo hasta las elecciones.
Admitió que la inflación no bajará hasta mayo. Además dijo que “hasta junio sobran dólares. El BCRA aumentará las compras diarias para sostenerlo”. Y agregó: “Puede haber una dolarización electoral en el segundo semestre. Vamos a salir a vender los dólares del Fondo”.
El ministro tuvo un encuentro en Davos con Christine Lagarde. La auditoría del FMI será un trámite y el dinero se va a desembolsar para tranquilizar el frente externo. Pero no habrá ni flexibilización de la banda cambiaria ni, tampoco, cambio en la dura meta de “déficit cero”. Tampoco exigencias de reformas estructurales. Macri repite en sus encuentros -muchos con empresarios- esas reflexiones.
En Olivos reitera dos definiciones políticas. La primera: “Cristina se va a presentar. Tiene un piso electoral del 30%, pero su caudal máximo no va a superar el 32 %”. También es duro con el ex ministro Roberto Lavagna. Dice que no se va a presentar como candidato.
Gustavo Arribas aportó un dato clave: dice que Eduardo Duhalde intenta controlar el PJ, pero la jueza María Servini de Cubría comunicó que no adoptará ninguna decisión. Lavagna transmitió a sus íntimos que en marzo lanzará su candidatura.
La cuestión electoral se habló la última semana en la Cámara de la Construcción. También en la dura reunión de la Unión Industrial con los funcionarios.
Sólo Cristiano Ratazzi intentó defender a la Casa Rosada. José Urtubey fue directo: “Macri lleva adelante un plan anti-industrial”. En la Cámara de la Construcción los cuestionamientos fueron también severos. Un informe reservado dice que este año la actividad “será un velorio”.
En ambas entidades hay mucha decepción con la gestión de la Casa Rosada. Opinan que por falta de ideas, audacia y errores políticos, el Presidente terminó haciendo más de lo mismo y trasladó el ajuste al sector privado.
En el encuentro que lideró Julio Crivelli un empresario afirmó: “Estamos atravesando una situación muy crítica y el Gobierno sigue vendiendo buzones”. Se referían a los tibios anuncios de este jueves del Presidente.
Parte del desencanto tiene que ver con la prescindencia de la Casa Rosada en los escándalos de corrupción. También porque ven una alarma electoral: la estrategia de Cambiemos le abre la puerta a la vuelta de CFK.
Los hombres de negocios también dicen que la polarización puede dejar a Macri en la Presidencia, pero a Cristina como jefa de una oposición descarnada que trabe la economía argentina