IAPG ENCABEZADOPAN AMERICAN ENERGY (CABECERA
WEGTGN
SECCO ENCABEZADOALEPH ENERGY ENCABEZADO
PRELASTKNIGHT PIÉSOLD ENCABEZADO
SACDE ENCABEZADOINFA ENCABEZADO
RUCAPANELMETSO CABECERA
Induser ENCABEZADOSAXUM ENGINEERED SOLUTIONS ENCABEZADO
GSB CABECERA ROTATIVOFERMA ENCABEZADO
METROGAS monoxidoMilicic ENCABEZADO
PIPE GROUP ENCABEZADGRUPO LEIVA
cgc encabezadoGenneia ENCABEZADO
BANCO SC ENCABEZADOPWC ENCABEZADO ENER
WICHI TOLEDO ENCABEZADOJMB Ingenieria Ambiental - R
WIRING ENCABEZADOCRISTIAN COACH ENCABEZADOCINTER ENCABEZADO
EVENTO LITIO ENCABEZADOBANCO SJ ENCABEZADONATURGY (GAS NATURAL FENOSA) encabezado
OMBU CONFECATSERVICIOS VIALES ENCABEZADO ENER
ACTUALIDAD
¿Cuántos ingenieros egresan en Argentina? Venezolanos cubren vacantes
31/01/2019

Especialidades como metalúrgica, hidráulica, minera y nuclear no llegan al centenar de egresados.

MINING PRESS/ENERNEWS/Infobae

MAXIMILIANO FERNÁNDEZ

Algunas ingenierías clave para el desarrollo nacional apenas reúnen un puñado de graduados: Metalúrgica (13), Petrolera (54), Hidráulica (23), Minera (23), Nuclear (7), Aeronáutica (58), de acuerdo a los últimos datos de la Secretaría de Políticas Universitarias, a los que accedió Infobae. Mientras que en carreras de sociales, abogacía y psicología egresan casi 34.000 alumnos por año. En total, en 2016 se recibieron 8.303 ingenieros; la mayoría en Agronómica, Informática e Industrial.

Un informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) perteneciente a la Universidad de Belgrano estipuló que la carrera de psicología acumula más de la mitad de los graduados (5.197) que las 32 ramas de ingeniería juntas.

"Se sigue percibiendo la necesidad de ingenieros en el mundo laboral. El desarrollo de un país, en gran parte, depende de ellos. Hay muchas oportunidades en las nuevas tecnologías, en la ingeniería química, en la aeronáutica, el petróleo", dijo a Infobae Alejandro Melamed, experto en recursos humanos. "Hay que abrir la cabeza para pensar que las ingenierías requieren otro tipo de habilidades, más blandas, que desarrollen profesionales integrales", continuó.

Las estadísticas son elocuentes. Los intentos oficiales por aumentar las tasas de egreso en las ingenierías no trajeron los resultados esperados. La apuesta era lograr un ingeniero cada 4 mil habitantes por año. Hoy tan solo hay 1 cada 6.300 habitantes cuando países de avanzada como China tienen 1 cada 2.000.

El dificultoso paso de secundaria a universidad

La principal dificultad radica en la articulación entre la secundaria y la universidad, así quedó plasmado en las pruebas Aprender 2016. Los alumnos del último año de secundario tienen serias dificultades para resolver problemas matemáticos sencillos. En las escuelas públicas, es todavía más alarmante: el 80% está en el nivel básico o por debajo del básico, mientras que en los privados la estadística negativa supera el 50 por ciento.

"Entre el primer y segundo año de la carrera se produce una fuerte caída. En parte lo adjudicamos a los problemas que traen de la secundaria", señaló a Infobae Horacio Salgado, decano de la Facultad de Ingeniería de la UBA.  Además consideró que se infunde un "temor exagerado". "Es cierto que hay una relación entre las ingenierías y matemática, pero no es verdad que son más difíciles que el resto. En Ciencias Económicas hay muchos más inscriptos y la matemática está en toda la carrera", señaló.

Para Salgado, en parte, faltan ingenieros porque "los orientadores terminan desorientando a los chicos que tienen dudas y descartan de raíz la posibilidad de estudiar ingeniería". A diferencia del panorama que se presentó a nivel nacional, en la UBA no hubo una caída en los graduados desde hace años, se mantiene estable entre los 650 y 800 egresados por año.

Para este año, esperan un récord de 7 mil inscriptos al CBC, aunque saben que una buena cantidad ni siquiera comienza la carrera. Después, quienes avanzan en sus estudios no supera el 30% y ahí surge otro problema: el de la retención. En total tienen un padrón de 10 mil alumnos; muchos que se convierten en estudiantes crónicos.

El CBC de Ingeniería, en los últimos años, ajustó su currícula, agregaron tutores, capacitaciones de estudio y preparación de exámenes. También concentran en una de sus tres sedes, la de Las Heras y Pueyrredón, a todos los estudiantes que residen en Capital y la idea es extenderlo al Gran Buenos Aires para lograr "fidelizar" a los chicos.

La UTN, por su parte, reúne el 50% de los estudiantes de ingeniería. En los últimos años, notaron una modificación en la tendencia: cada vez más provienen de colegios privados. Por eso, se acercan a las secundarias públicas y revisan en qué falla la currícula, en qué materias deben trabajar y capacitan a sus docentes para enseñar matemática y física.

En el caso del ITBA, el filtro está en el examen de ingreso y después la matrícula no se desgrana tanto. Antes de la evaluación, ofrecen un curso preparatorio de un cuatrimestre o, en algunos casos, de un año que requiere total disponibilidad y no se puede hacer en simultáneo con el secundario. Gracias a ese curso, sortean las falencias que los chicos arrastran del colegio. Permite que ingrese, en promedio, el 56% de los postulantes. Cuando los alumnos desestiman la instancia de preparación, la tasa de ingreso cae a un 15 por ciento.

En la búsqueda de fortalecer la articulación, dictan clínicas en la secundaria para aunar criterios. "El ingeniero tiene una cosmovisión que ansía transformar el mundo. A diferencia del científico que también trabaja con exactas, no se conforma con comprender la realidad. Es una persona seteada para llevar adelante una acción transformadora", consideró Nicolás Bacqué, director general de desarrollo institucional del ITBA. "Necesitamos ese tipo de profesionales. Mientras más haya, mejor nos va a ir", agregó.

Refugio de profesionales: miles de venezolanos llegan a cubrir los puestos para los que pocos argentinos estudiantes

Infobae

En el último año y medio se instalaron 7.500 ingenieros. Ahora buscan trasladarlos hacia las provincias que más los necesitan. Cuatro historias de universitarios que debieron emigrar incluso contra su voluntad

Carmen Rodríguez es venezolana y tiene 39 años. Se recibió de ingeniera en petróleo. Llevaba once años en la actividad y ganaba 50 dólares mensuales en su país. El próximo lunes cumplirá dos años en Argentina. Acá el sueldo promedio oscila los 900 dólares. Pero no fue solo la falta de dinero lo que la empujó a emigrar. "La situación era insostenible. Para comprar un medicamento había que recorrer lo que acá sería toda la Capital Federal. Lo mismo con la comida. Me daba miedo no tener comida para darle a mi hija", recordó.

El año pasado, por primera vez, los venezolanos lideraron el ranking de nacionalidades que se radicaron en el país. La tendencia desde 2015 es que cada año se duplique su llegada. Primero pasó de 2.626 a 5.784. En 2016 alcanzó los 12.859. En 2017 se instalaron 31.167 y en 2018 la cifra llegó hasta 70.531. Desde que comenzó el éxodo, arribaron unos 130.000 venezolanos.

Carmen es solo una de los 7.511 ingenieros que ingresaron entre 2017 y el primer semestre de 2018. De acuerdo con los últimos datos de Migraciones, se trata en su mayoría de población económicamente activa, pujante y altamente calificada, con estudios universitarios, en especial en áreas de vacancia en Argentina, como las ingenierías o enfermería. La apuesta ahora está en conectar esa oferta profesional con la demanda. Hoy el 82% de los ingenieros arribados vive en la ciudad de Buenos Aires.

"Es un gran déficit del Estado argentino. Desde 1900, con el Hotel de Inmigrantes se intentó llevar la fuerza laboral de los extranjeros hacia los lugares que la Argentina requería de su esfuerzo. Hoy el 87% de los venezolanos manifiesta estar dispuesto a salir de Buenos Aires en busca de trabajo. Nosotros debemos renovar el contrato de confianza con las provincias: que no crean que vamos a enviarle a los migrantes que no tienen destino", le dijo a Infobae Horacio García, director nacional de Migraciones.

García adelantó que, en breve, presentarán una plataforma en la que se desplegará toda la demanda insatisfecha de las provincias para vincularla con la oferta laboral de los migrantes. Así, por ejemplo, se mostrarán las posibilidades de trabajo petrolífero en Vaca Muerta, en la cuenca neuquina.

El de las ingenierías es un caso aparte. La universidad venezolana se caracterizó por producirlos, pero muchos de ellos escaparon. En los últimos cuatro años, cerca de 14.000 se radicaron en Argentina, un país que los necesita, que solo produce 1 ingeniero cada 6.300 habitantes. Del lado opuesto, países desarrollados como China generan 1 cada 2.000.

La necesidad de esos perfiles profesionales está, pero los venezolanos, incluso los más calificados, suelen toparse con dificultades para insertarse en el mercado laboral. "Principalmente porque nuestra idiosincrasia es bien distinta. Incluso el vocabulario técnico es sumamente diferente", explicó Carmen. La dificultad los llevó, en principio, a armar un grupo de Whatsapp de ingenieros que, poco a poco, se convirtió en una comunidad en la que intercambian anuncios de trabajo e inquietudes.

Pese a las vicisitudes, Argentina presenta ciertas ventajas. "Es uno de los países más abiertos a la inmigración en Latinoamérica y aunque el desarrollo petrolero no es tan grande como en Venezuela, también tienen una industria importante", planteó la ingeniera.

Incluso, en febrero de 2018, el Gobierno simplificó la validación de títulos para venezolanos y refugiados sirios. La resolución 230/2018 estableció un trato preferencial. "El caso venezolano es una excepción que se hizo por una cuestión humanitaria. La idea es que puedan encontrar trabajo rápidamente. Toda persona que quiere contribuir con el desarrollo del país siempre será bienvenido", dijo el ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro, que recibió a profesionales venezolanos casi un año después de la firma de la resolución.

En realidad, la resolución deja de hablar de revalidación de títulos para hablar de convalidación. Es decir, los títulos universitarios reciben el mismo trato que se le da a los expedidos por países con los que se tiene convenios educativos. Desde que se firmó la norma, entre los que están en proceso y los que terminaron su trámite, 2.956 profesionales venezolanos se valieron de ella.

Historias de emigración forzosa

Giovanni Meza tenía una vida resuelta en Caracas. Después de años de trabajar en el sector público, después de incluso ocupar el cargo de director regional del Consejo Nacional Electoral, había logrado jubilarse con un ingreso de privilegio. Pero en agosto de 2016 tuvo que emigrar siguiendo los pasos de su hija. A ella le robaron dos veces en un colectivo y el miedo la llevó a venirse a estudiar a Buenos Aires.

"Además de la inseguridad, la situación terminó desatando una crisis feroz en Venezuela, incluso llegando al desabastecimiento. Yo tenía que salir en la mañana y llegaba después del mediodía para traer una vianda mínima a casa", contó el sociólogo y docente, también actual presidente de Uvenar (Unión de Venezolanos en Argentina), que cuenta con 16 grupos de profesionales, más uno cultural y otro de jubilados, y que funciona como articulador de actividades y políticas.

Por su alta reputación, Giovanni pudo conseguir trabajo ni bien llegado, como profesor invitado en la Universidad del Salvador. En Uvenar conoció a cientos de profesionales venezolanos. Una de ellos es Luisa Carvajal (35), licenciada en educación inicial, con maestría en gestión educativa.

Luisa lleva un año en Argentina. Ocupaba cargos en el Estado venezolano y decidió emigrar a fines de 2017 por persecución política. Cuando llegó al país comenzó a trabajar como docente a través de una ONG y después pasó a ser coordinadora ya con su título convalidado. En diciembre del año pasado quiso regresar a Venezuela para ver por sí misma cómo estaba la situación.

"Se agudizó más la crisis político-social. Me encontré con mucha gente pasando hambre, con muchos enfermos sin medicamentos. Ya es una crisis humanitaria. No dudé en volver a Argentina cuando estuve en mi país. Tengo esperanza en que Venezuela va a cambiar y nosotros podremos regresar para levantar la destrucción total, pero ahora es imposible", describió.

Moisés Rivera (33), licenciado en comunicación social, llegó en noviembre de 2016. Trabajaba en una multinacional en Caracas. "Mi trabajo era de lunes a viernes, pero parecía que también trabajaba los fines de semana porque me enfocaba en conseguir comida. Porque la realidad es que no se consigue comida en ningún lado", lamentó.

Tiene cuatro hermanos. Hace años que ninguno de ellos vive en su país natal. Dos se fueron a Australia, uno se fue a Canadá y otro optó por Panamá. Moisés fue el último en irse porque, dice, guardaba esperanza de que la situación cambiara. "Antes de irme veía personas de clase media juntar basura para poder subsistir. Lo que me hizo tomar la decisión fue la enfermedad de mi papá, que sufre de artrosis de cadera múltiple. La operación se complicó y entré en desesperación porque me di cuenta de que no teníamos los recursos para salvarle la vida".

Su primer trabajo en Buenos Aires fue como boletero en un Lollapalooza. La misma empresa que lo contrató lo recomendó para otro puesto más acorde a su calificación. Hoy coordina el área de servicios de un instituto de educación superior. Hoy también reafirma: "Como venezolanos no somos una carga para la Argentina. Ya nosotros estudiamos, pagamos nuestros impuestos y somos responsables. Tratamos de caminar derecho".


Vuelva a HOME


KNIGHT PIESOLD DERECHA NOTA GIF 300
Lo más leído
PAN AMERICAN ENERGY (JUNIO)
TODO VACA MUERTA
PODER DE CHINA
NOTA EN MÁS LEIDAS GIF
VENEZUELA
;