ELIZABETH PÉREZ
Si un sanjuanino decide apostar a invertir en un negocio productivo y se propone abrir un comercio con una inversión inicial de $1 millón, puede llegar a alcanzar al cabo de un año una ganancia de poco más de $500 mil, siempre que se cumplan ciertas metas como la de vender unos $300 mil promedio por mes.
Si pone el millón en un plazo fijo que le pague 45% de interés anual (ahora que bajaron un poco las tasas, porque estaban más altas) obtendrá a los 12 meses $450.000 de rentabilidad sin mover un dedo, apenas $4.448 mensual menos que si abre un local.
El impacto de la pesada carga tributaria que hay que afrontar -que en el caso analizado llega al 47% de lo invertido- es lo que desalienta a cualquiera a encarar un negocio y generar puestos de trabajo. Esa realidad del alto costo argentino de los impuestos impacta más en una provincia chica como San Juan, donde la menor población hace que haya menor rotación, y enfría las iniciativas de realizar inversiones productivas. Eso es un desafío difícil para el gobierno de Uñac que constantemente alienta con razón a apostar a la "renta productiva" en lugar de la "renta financiera", como único articulador que permite la generación de empleo.
Para conocer la realidad que debe asumir un inversor novel dispuesto a abrir un local comercial en la provincia se contó con la ayuda contable de Sergio Ejarque, socio del estudio Ejarque Pintor y Asociados. En el caso elaborado para una inversión de $1 millón, se consideró que el propietario se anote ante el fisco como Responsable Inscripto porque su facturación será mayor a $1,7 millones anuales (de lo contrario es monotributista), debiéndose inscribir en el IVA, Impuesto a las Ganancias y en Autónomos. Tiene un empleado y se tomó en cuenta un alquiler barato, de $17.250 al mes, algo impensado en la Peatonal o alrededores.
Los impuestos que tendrá que asumir en un año alcanzan nada menos que a $472.816, de los cuales el 30% se pagan en San Juan (municipio y DGR) y el 70% restante a la Nación. Sólo en Ganancias al final del año deberá pagar $188.500. Ejarque explicó que en este caso al IVA se lo consideró casi neutro, suponiendo que lo compensa entre las compras y las ventas. Por el esfuerzo de poner el hombro para abrir cada jornada, generar un puesto de trabajo y atender al público, en el hipotético caso de que logre vender un promedio de $300 mil por mes, logrará una ganancia de $503.384, es decir, menos de $42.000 al mes. El plazo fijo le reportará $37.500.
Un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), de agosto de este año afirma que la presión tributaria en la Argentina es la que más subió comparado con la región entre los años 2002-2016. Con una suba de 12,88% superó al promedio de los países de Latinoamérica que subieron 4,57 % en igual lapso.
Hace 30 años la presión tributaria en el país era del 17% promedio, mientras que el año pasado cerró en el 32,6% del PBI. Según IARAF, la escalada no fue por una reforma integral, sino consecuencia de aumentos aislados de los gobiernos de turno para buscar fondos en momentos de escasez, con cambios en alicuotas o bases imponibles.
Suponiendo que el que vaya a abrir un negocio sea una pequeño contribuyente porque va a vender menos, debe anotarse como Monotributista. Ejarque contempló una inversión similar, de $1 millón, y que se anotara en la escala K con ventas de hasta $ 1.726.584 por año (si vende más ya no es monotributista), un promedio de $143.882. Si ese contribuyente tiene un empleado va a salir perdiendo: sus ganancias al final del año serán tan sólo de $514. Ocurre que en ese caso deberá pagar en un año $278.977,92, de los cuales el 83% ($232.657,92) son impuestos nacionales de monotributo y cargas sociales, y el 17% de tasa municipal, Ingresos Brutos y Lote Hogar.
Lo más caro le resultará la carga social de $115.800