"Macri está haciendo en seis meses el ajuste que no quiso hacer en dos años y medio", agrega Daniel Kerner, director del influyente Eurasia Group.
Daniel Kerner es el managing director para América Latina del Eurasia Group, consultora de análisis de riesgo que ha sido descrita como la más grande y una de las más influyentes del mundo. Fundado por el politólogo y analista Ian Bremmer, el grupo hoy tiene oficinas en Nueva York, Washington, Londres, Sao Paulo, San Francisco y Singapur.
Como encargado de América Latina, Kerner se dedica a analizar la situación en la región, identificar tendencias políticas, y descifrar las dinámicas regionales. Actualmente estudia cómo afectará el cambio radical de la política monetaria de Estados Unidos a las economías grandes de la región, principalmente México, Brasil y Argentina.
Está América Latina en un momento de muchos cambios. Gana AMLO en México, a los pocos meses Bolsonaro en Brasil, antes Duque en Colombia, y Argentina a punto de entrar a un periodo electoral. ¿Cómo ve el mapa en la región?
Se va a poner cada vez mas complicada políticamente. Lo que ves hoy en casi toda la región es un contexto en el que el electorado esta muy enojado con el Gobierno. Las tres elecciones grandes que hubo este año fueron mas o menos iguales: Colombia, México y Brasil. Existía un fuerte desencanto con la clase política; un enojo muy grande por la corrupción, sobre todo en Brasil y los votantes estaban buscando una alternativa a los Gobiernos en turno. En el caso de Colombia creo que fue porque Petro estaba demasiado a la izquierda, y por eso terminaron volcándose por Duque, y por regresar al uribismo. En México es muy claro también, el enojo todo el sexenio y sobre todo hacia el final con Peña Nieto, se canalizó con el candidato que más claramente representaba el antiestablishment, aunque finalmente no lo sea.
Brasil que viene de la peor crisis económica desde los años 30, la gran demanda era alguien que cambiara todo, y eso representó Bolsonaro. Está pasando algo similar en América Central, es posible que pase en Argentina. Esto tiene implicaciones importantes, porque está pasando en un contexto de un crecimiento económico desacelerado, los gobiernos están teniendo que hacer ajustes fiscales, el contexto externo es más difícil, sobre todo por el alza a las tasas de interés y porque las materias primas están más bajas, y tienen que hacer estos ajustes con Gobiernos débiles. Si miras a Argentina ves un Gobierno realmente en problemas para hacer ajustes fiscales.
¿Qué pasó con Macri? En papel suena a que siguió la receta, dice "vamos a hacer estos cambios de manera gradual", y al final las cosas salen de control y tendrá que aplicar la medida tradicional de siempre; del ajuste fuerte a la economía.
Mira, yendo un paso atrás, lo que tienes es un Gobierno que tiene que hacer un ajuste fuerte con votantes que, por un lado, no son tolerantes a ese ajuste porque vienen de años de muchos crecimiento económico y fuerte expansión fiscal, que fue lo que pasó con Kirchner. Al mismo tiempo, tienes grupos que salieron de la pobreza y que no quieren perder esos beneficios, y al ser nuevas clases medias vulnerables tienen también nuevas demandas. En el caso de Argentina, el Gobierno llega débil políticamente, sin mayorías en el Congreso, e intenta hacer este ajuste gradual. El problema, yo creo, no es el gradualismo, sino que el Gobierno simplemente no hace el ajuste. Baja impuestos, y en Argentina nunca mejoran los datos fiscales.
La apuesta del Gobierno era que con el cambio de Gobierno la inversión extranjera iba a aumentar muy rápidamente, sin considerar que los doce años anteriores habían tenido un impacto. La inversión no repunta, no hay crecimiento. Fue un ajuste mal hecho. Le apostaron a emitir muchísima deuda, se deterioraron las cuentas fiscales, y en el momento en que cambia el entorno internacional los inversionistas dicen: "hasta acá llegamos con Argentina". Macri está haciendo en seis meses el ajuste ortodoxo y doloroso que no quiso hacer en sus primeros dos años y medio. Lo que nunca tuvieron fue un plan. El Gobierno fue tomando decisiones estancas. Ahora sí lo tienen, porque el FMI se los impuso.
Sólo con que sea competitiva Cristina ya le complica la vida a Macri por el impacto en los mercados. En Brasil no lo querían a Lula, pero al final muchos pensaban en su lado pragmático. Nadie piensa que Cristina tenga un lado pragmático.
¿Fue atinado regresar al FMI? ¿Había otra salida?
No le quedaba de otra. Argentina tenía un déficit fiscal muy alto de casi 4 puntos del PBI, un déficit de cuenta corriente de casi 5 puntos del Producto y ya había agotado su capacidad de emitir deuda internacional. En algún momento se les acabó el dinero, y era eso o un default. Lo que hicieron mal fue que negociaron mal el primer acuerdo con el FMI, y entonces la situación se agravó y tuvieron que regresar, y ahí sí ya les impusieron un plan muy duro y muy ortodoxo que, en teoría, debería funcionar. Pero la dificultad es que hay elecciones el próximo año. Hay que mantener un ajuste monetario tan fuerte entrando un año electoral.
¿Qué ocurriría con un triunfo de Cristina?
Yo creo que para la economía argentina sería durísimo. La salida de capitales y el freno de la inversión sería enorme.
Con su sola llegada.
Simplemente con que sea competitiva en las elecciones. Por ejemplo, con Lula, si bien el mercado no quería que regresara, finalmente mucha gente pensaba en el lado pragmático de Lula. Nadie piensa que Cristina tenga un lado pragmático. Si Cristina empieza a parecer competitiva en las elecciones, le va a complicar la vida a Macri por el impacto que tendrá en los mercados.
¿ Macri ha manejado bien su estrategia electoral, buscando polarizar con Cristina?
Yo creo que sí. Macri necesita dos cosas para ganar el año que viene: Primero que la situación económica empiece a mejorar un poco, sobre todo en el segundo trimestre. Ellos están confiados en que va a pasar, con el ajuste y el aumento de la producción agrícola. Y segundo que Cristina sea lo suficientemente fuerte para ser la líder de oposición, pero lo suficientemente débil para no tener posibilidades de ganar.
Balance complejo.
Tiene que estar en el punto justo. Si uno mira las encuestas la popularidad de Macri parece haber encontrado un piso ahí en los 30 puntos, y en parte es porque todavía está la presencia de Cristina. Hay un grupo que dice "esto es mejor que Cristina". Tenerla presente le sirve bastante a Macri.
¿Qué tan duro cree que será el próximo año para Argentina?
Creo que van a ser años donde van a tener que mantener un nivel de disciplina. Hay una chance de que finalmente Macri haga todo el ajuste, forzado por el FMI y por el mercado, y que los números de Argentina hacia el final del mandato no se vean tan mal. Si Macri cumple no habrá más déficit primario, el déficit externo debería estar mucho más manejable. Hay un problema a lo mejor con la deuda, pero los fundamentos podrían estar mejor, se puede dar que venga después otro y entre en un ciclo expansionista. Yo igual creo que, a diferencia de los mercados más grandes, Argentina ya para los mercados está medio fuera. No hay muchos sectores dinámicos, salvo la energía que está funcionando más o menos bien.
El mundo ha vivido en un contexto de tasas de interés bajas de principios de los dos mil y eso implicaba que los mercados miraban a estos mercados emergentes, que tenían costo de financiamiento bajo. Esto está cambiando, y va a seguir cambiando. Los emergentes van a tener que operar en un escenario de tasas de interés altas, y eso limita mucho el escenario. No veo otro boom.
Todavía no me parece que sea el momento para que en Argentina surja un Bolsonaro porque lo tienen a Macri con treinta puntos, que ocupa un poco el lugar de la derecha. Pero no me sorprendería que si la situación económica no mejora surja ese sentimiento anti elite, anti establishment, que explica a Bolsonaro, pero también a Trump y López Obrador.
¿Ve una alternativa de derecha dura en Argentina en el futuro cercano? ¿Un Bolsonaro argentino?
Todavía no. A diferencia de Brasil, Macri todavía tiene este 30%, y finalmente es un líder que ocupa un poco el voto de la derecha. Lo que pasó en Brasil fue un enojo contra la clase política en su totalidad, por la corrupción. Excepto por el núcleo duro del PT, que decían "bueno son los que nos cambiaron la vida y nos dieron muchos beneficios". Ese sentimiento anti élite, anti establishment, todavía no se ve en Argentina, pero no me sorprendería que si la situación económica no mejora, llegue ese momento. Hoy no se ve todavía, pero puede pasar. Bolsonaro no creció tanto por ser de derecha, sino por ser externo al establishment, similar a López Obrador en México.
¿Y en México? ¿Qué espera de una presidencia de AMLO?
Mira, nosotros hacemos el chiste a veces, que si quieres ver a dónde va a estar México en cinco, seis años tienes que ir a Brasil y Argentina. Es una exageración, pero sí creo que México está entrando a una transformación importante y López Obrador arrancará con un enorme poder, que nadie ha tenido en las últimas décadas. Sin oposición política, control del Congreso, mucha capacidad de controlar todo el sistema político, y él con la idea de que muchos de los problemas en México son por las reformas neoliberales y queriendo desmantelarlas. Va a ser un cambio grande, en un contexto en el que el empresariado mexicano y los inversionistas extranjeros en México no están acostumbrados a esto, sino que desde los 80 los gobiernos han sido básicamente market friendly. Una vez que él esté en Palacio Nacional y empiece a tener que tomar decisiones, va a haber cambios grandes.
El único limite que le veo va a ser el mercado, que, aunque es un límite importante, no queda claro cómo se manifiesta. La decisión del aeropuerto puede hacer que ese límite se le presente antes, porque empieza a perder la credibilidad que tenía con el mercado.
¿Cuál cree que sería el mejor escenario posible para México?
Creo que si López Obrador es cauto en el tema fiscal, y no se mete a regular demasiado otros sectores de la economía, yo creo que ciertos cambios pueden no estar mal. Finalmente, algo que la elite mexicana no consideró, es que sí a pesar de los muchos años de estabilidad macroeconómica, también son muchos años de estancamiento social, de desigualdad. Un movimiento de ese lado podría no estar mal. Finalmente, el sector energético, si no lo arruina demasiado, funcionará. La verdad es que en México, a diferencia de los otros países, el Estado se redujo en su importancia en la economía. Tienes muchos sectores muy dinámicos que pueden funcionar más allá de lo que haga AMLO, siempre y cuando el tratado comercial con Estados Unidos se mantenga, y la situación macro no se deteriore mucho. Ahí está su desafío.
López Obrador tuvo en la administración de la Ciudad de México una prudencia fiscal que alimenta un muy moderado optimismo entre algubos actores del mercado...
Creo que él quiere ser disciplinado fiscalmente, pero soy escéptico de que lo pueda lograr porque quiere gastar y no tiene los recursos. Si el mercado lo modera, creo que puede no ser un mal sexenio. Hay varias reformas que se hicieron y que lo van a beneficiar. Mucha gente se queja de que México crece poco y México crece poco, pero si miras el crecimiento desagregado verás que no, lo que sucede es que hay partes que crecen mucho y partes que no crecen. No es como Argentina, que no crece nada. El sector manufacturero puede continuar, pase lo que pase, siempre y cuando haya moderación de AMLO, y se mantenga el tratado de libre comercio. Bueno, y que se apruebe en México y en Washington.
¿Qué posibilidades ve que eso suceda con el cambio de poder en el Congreso de Estados Unidos? ¿Piensa que los demócratas aprobarán este nuevo NAFTA?
Lo veo un poco más complicado con los demócratas. No por algo específico que esté en el tratado, en general hay un consenso de que es un buen tratado, en especial porque también hay un consenso de que China representa un problema y México no. El tema es que creo que vamos a entrar a un proceso político muy tóxico y polarizado. Los demócratas recobraron algo de fuerza con la Asamblea de Representantes, con una demanda de su base de avanzar agresivamente hacia Trump, y yo creo que Trump en algún punto está fortalecido, porque si bien pierde la Asamblea y eso le va a complicar la vida, la enseñanza para los republicanos es que el que gana es Trump, y los que pierden son los republicanos moderados. En ese contexto, no sé si los demócratas van a querer darle una victoria a Trump como sería aprobar el tratado que él renegoció.
¿Pero no le parece que el costo político sería alto para los demócratas si bloquean un tratado de esta naturaleza, con México y, en especial, Canadá?
Depende cuál sea la alternativa. Si la alternativa es dinamitarlo, o que quede en el Congreso dando vueltas.
Hay esta lectura que hace Nancy Pelosi de que la confrontación abierta contra Trump no es la mejor apuesta. ¿No crees que sea posible que busquen moderación en ciertos temas como este?
Creo que se les va a complicar mucho a los demócratas. Primero por cómo va a reaccionar Trump ante el resultado de las elecciones, y luego porque en la base demócrata sí hay una sensación de que "tenemos que hacerle la vida imposible a este señor para ganarle en 2020". Ya viste que corrió a (el ex procurador General, Jeff) Sessions y va a tratar de contener la investigación del Russiagate, y los demócratas van a tratar de que avance para debilitarlo.
Regresando a Brasil. Bolsonaro ha elogiado mucho el modelo chileno, y es un poco absurdo porque Chile no tiene una industria como la brasileña. ¿Cuál es el modelo que tiene en mente Bolsonaro si su ideal suena a que sería un retroceso para un Brasil industrializado?
Creo que lo que está pensando Bolsonaro es la combinación de un líder fuerte de derecha, semiautoritario, que apoya políticas de libre mercado. El se piensa como Pinochet con los Chicago Boys, y eso es Pablo Guedes, un Chicago boy. Eso es lo que él está pensando. Un presidente de mano dura y modernizador. Además, él venía de un contexto nacionalista, había dicho que había que fusilar a Cardoso por haber privatizado Petrobras, yo creo que él se ha convencido de que ese es su modelo, el de Pinochet. Le va a dar a Guedes y a todos ellos la libertad de hacer una agenda de reformas ambiciosas de mercado, y él se va a dedicar a la política y la seguridad.
Bolsonaro pone de ejemplo a Chile porque se piensa como un Pinochet, con los Chicago Boys. Un presidente de mano dura y modernizador. Le va a dar a Paulo Guedes la libertad de hacer reformas ambiciosas de mercado y él se va a concentrar en la política y la seguridad.
También hay muchas comparaciones entre Bolsonaro y Trump, cuando en realidad Trump es un proteccionista, mientras que el primero trae una agenda de liberalización del mercado.
El tema es el antiestablishment. Esta fantasía de que él dice las cosas como son, y va contra la elite, y va a cambiar las cosas, y no va a negociar con nadie, y hace lo que quiere... Creo que va por ese lado, del lado político más que de políticas públicas. Eso es lo que dijo Trump que iba a hacer, secar el pantano. También la forma en que se maneja con la prensa y cómo se comporta.
¿Cómo deberían lidiar los sistemas democráticos con este tipo de pensamiento que por momentos adopta posiciones autoritarias?
El tema ahí, que está marcando la situación en América Latina, es que son economías que no están funcionando, con votantes que están enojados, porque sienten que los Gobiernos no responden y hay corrupción... En el caso de Brasil fue la corrupción excesiva. En el caso de México hubo una cierta ceguera de qué es lo que quería la mayoría del electorado. Me impresionaba mucho a mí cuando escucha a Meade, su discurso era "se ha hecho todo bien en los últimos 20 años y vamos a seguir haciendo las cosas bien". Él estaba convencido, como gran parte del establishment mexicano lo está, en que lo que se ha hecho desde los ochentas o noventa es lo correcto, y la gente sentía que no, que algo tenía que cambiar. La dificultad para estos políticos es que tienen que ser más sensible de esto. Lo mismo pasa acá en Estados Unidos: todo el establishment piensa que el libre comercio, las alianzas, la relación comercial con México es buena, y hay un alto porcentaje del electorado que siente que esas han sido cosas malas, porque sus beneficios no han llegado.
También es clave tener instituciones más solidas para que cuando lleguen esos líderes. Ese es el problema más fuerte en América Latina. En Estados Unidos finalmente el Poder Judicial y el Congreso funcionan como contrapesos, y yo tengo mis dudas de que funcionen así en América Latina.