El gobierno nacional lanzó una licitación para explorar 38 bloques del Mar Argentino donde se incluyen áreas ubicadas a unos 300 kilómetros de las costas bahienses, entre otros puntos del territorio marítimo de nuestro país.
En los próximos meses comenzará a dilucidarse uno de los interrogantes más antiguos que atesora la ciudad.
Lo que hasta hoy puede tomarse como un cuento de hadas, en un futuro no muy lejano tendrá más certezas que dudas sobre un elemento capaz de transformarse en un nuevo motor de desarrollo para el sudoeste bonaerense.
El 2 de octubre pasado el gobierno nacional lanzó una ronda licitatoria para explorar 38 bloques del Mar Argentino y es sabido el interés de YPF en la Cuenca Argentina Norte, a 300 metros de la costa local.
Las ofertas se recibirán hasta febrero de 2019 y se espera que haya una segunda ronda.
Se trata de la mayor compulsa de exploración off shore de las últimas décadas.
Incluye 14 bloques de la Cuenca Argentina Norte (142.000 km2, 6 de la Cuenca Austral Marina (5.000 km2) y 18 en la Cuenca Malvinas (90.000km2).
La zona norte, sobre el talud continental, posee aguas muy profundas (hasta 4.000 metros) es muy riesgosa pero no deja de ser uno de los objetivos centrales de YPF.
El miércoles pasado se confirmó, además de YPF, el interés de la compañía anglo-holandesa Shell, el cual se suma a la francesa Total, la alemana Wintershall, la chilena Enap y también compañías estadounidenses.
Esta nueva licitación se enmarca en la Ley 17.319, que tiene períodos de exploración máximos de cuatro años cada uno en los dos “Períodos Básicos”, que se suman a los cinco años para la prórroga, llegando así al máximo permitido de 13 años.
Desde YPF afirmaron al portal Econojournal.com que imaginan un proceso licitatorio donde “las condiciones contractuales serán muy competitivas porque estamos hablando de áreas frontera, de muy alto riesgo, donde seguramente se podrán posicionar las grandes compañías”, y agregaron que “es muy probable que en esta competencia no seamos de los grandes”.
De todas formas remarcaron: “Somos optimistas, venimos trabajando hace mucho tiempo y hemos comprado datos como casi ninguna compañía, tenemos toda la base de datos del país”. También la misma fuente indicó que si bien “el contexto no ayuda, somos optimistas en que esta licitación va a salir y vamos a trabajar para que se pueda avanzar en un área (la exploración offshore) que ha estado congelada”.
Entre las décadas del ’60 y ’70 se perforaron 17 pozos costa afuera, principalmente en el sector occidental de la cuenca del Colorado, entre Bahía Blanca y Viedma.
Sólo tres fueron perforados durante 1994 y 1995, en el sector oriental, por medio de la Union Texas Petroleum.
El Cruz del Sur X-1 fue el primero de la cuenca que “ensayó petróleo, aunque no en cantidades comerciales”, según consignó un informe de Shell.
Los otros dos, en cambio, fueron “pozos secos”.
Parte de la historia de la Cuenca del Colorado surgió en los años ’60, cuando alguien sacudió la modorra local imperante al señalar, sin fundamentos, que en la margen izquierda del Río Colorado, en Pedro Luro –donde también trabajaba la Shell–, se había descubierto petróleo.
Finalizaba mayo de 1961, cuando en el Teatro Municipal se hizo un anuncio que conmovió a todos.
Durante el Congreso de Desarrollo Económico Argentino, el empresario Alberto Serritelli sorprendió con una noticia: se había encontrado petróleo en Pedro Luro, donde estaba trabajando Shell Argentina.
Todo había sido una confusión, de origen desconocido.
Lo cierto es que en el campamento de aquella empresa, su jefe, John Kneepkens, dijo a los periodistas que nada extraordinario había sucedido.
Las perforaciones se efectuaron, sin novedad, en el campo Las Isletas, a unos 40 kilómetros de Pedro Luro.
La investigación del subsuelo que propició el descubrimiento y definición de la cuenca del Colorado, comenzó en 1957, a través de un programa de cooperación entre el Observatorio Geológico Lamont-Doherty y el Servicio de Hidrografía Naval Argentino.
Los primeros resultados se publicaron en 1963.
Los especialistas sostienen que esa cuenca se puede encuadrar entre fines del Jurásico y principios del Cretácico (unos 145 millones de años).
Se extiende en dirección Este-oeste y cubre, aproximadamente, 126.000 km2.
Se considera que podría haber sido un brazo de la grieta principal que condujo a la abertura del Atlántico Sur.
En aquél tiempo, se acordó un contrato entre YPF y Shell Production, para buscar petróleo en un área de 30 mil kilómetros cuadrados. La zona abarcaba los distritos de Villarino y Patagones, parte de Río Negro y la costa marítima, hasta San Antonio.
Entre 1969 y 1997 se exploraron 18 pozos, siendo, como se mencionó, el Cruz del Sur X-1 el único con resultados positivos.
Todos los pozos estuvieron ubicados en los flancos de la cuenca y en la plataforma.
El talud continental no ha sido perforado aún.
En 2015 hubo un amague por parte de YPF, por entonces comandada por Miguel Galuccio.
La empresa lanzó una campaña de sísmica en tres dimensiones (3D) en al menos algunos bloques, con la prioridad puesta en barrer con una línea sísmica el área Colorado Marina, ubicada frente a las costas de Bahía Blanca.
Según Econojournal en la última campaña offshore se invirtieron en total, entre todas las compañías que participaron, alrededor de 500 millones de dólares en estudios sísmicos en el Mar Argentino, una de las zonas menos exploradas a nivel mundial.
Este monto corresponde a las inversiones realizadas en el programa exploratorio offshore desarrollado entre 2006 y 2011, que requirió la perforación de 8 sondeos de los cuales 4 fueron en el Golfo de San Jorge entre YPF y Petrobras, 3 en la Cuenca Austral entre YPF y Sipetrol y uno en Cuenca Malvinas realizado por YPF, PAE y Petrobras.
En 2017 el ministerio de Energía le otorgó un permiso de reconocimiento por 24 meses sobre una extensa área del mar.
También contrató a la firma noruega Spectrum para que realice estudios 2D sobre 45.000 kilómetros en las aguas frente a las provincias de Buenos Aires, Chubut, Río Negro y Santa Cruz.
Aunque también estudió la Cuenca del Colorado en aguas limítrofes con Uruguay.
Además, realizó conjuntamente estudios 2D con la petrolera noruega Equinor (ex Statoil).
El exministro de Energía, Juan José Aranguren, había anunciado en diciembre del año pasado el lanzamiento de esta ronda para el mes de julio de 2018.
Pero el cambio de funcionarios y de estructura en el organigrama estatal retrasaron tres meses el inicio de la ronda de investigaciones.
Ahora se inicia una nueva etapa para el sueño del petróleo en Bahía Blanca y la región.
¿Posibilidad concreta o simple quimera? Lo cierto es que más allá de cualquier resultado todo este proceso no se traducirá en hechos concretos a corto plazo.
Sabido es que las cuencas sedimentarias en nuestro país totalizan unos dos millones de kilómetros cuadrados, de los cuales un tercio corresponde a áreas marinas en la plataforma continental que, incluyendo el talud, tiene una superficie de alrededor de tres millones de kilómetros cuadrados.
A diferencia de las cuencas terrestres, donde se han realizado decenas de miles de pozos, en el mar sólo se concretaron poco menos de 200.
Esto pone de manifiesto que está casi todo por hacer, sobre todo por los mayores costos que la explotación marina supone, aunque ha habido también avances significativos.
En su trabajo “Historia de los últimos 50 años de perforación”, el ingeniero en Petróleo Luis Rabanaque brindó un completo informe sobre lo actuado y reconoció en ese proceso cuatro etapas diferentes.
La primera etapa es anterior a las últimas cinco décadas y se centra en la costa de Comodoro Rivadavia, sobre terrenos inundados por el mar.
Las otras tres etapas corresponden a los finales de la década del sesenta –la primera–; a las décadas del setenta y ochenta –la segunda– y de los noventa hasta la fecha –la tercera–.
“Durante la segunda mitad de los años sesenta, por un diferente enfoque en las políticas petroleras, se otorgaron concesiones de áreas offshore, y se realizaron perforaciones exploratorias en las cuencas del Salado, del Colorado y del Golfo San Jorge.
“En esta última, se encontró la presencia de hidrocarburos, pero en cantidades no comerciales”, sostuvo Rabanaque.
En cuanto a la tercera etapa mencionada por el especialista, esta estuvo impulsada por un nuevo cambio en la política petrolera ya que comprendió un plan generado en la firma estatal llamado “YPF en el mar”.
Primero se compró en los Estados Unidos una plataforma pequeña autoelevable, la Ranger II, que venía trabajando en el Golfo de México.
Rebautizada Liberación, no alcanzó a llegar a destino porque se hundió en el Mar Caribe mientras era remolcada hacia la Argentina.
Según el capitán de ultramar Omar Deus ese final resulta tan dudoso como inexplicable.
Pese al desastre YPF redobló la apuesta y en 1975 adquirió la plataforma semisumergible General Mosconi, de construcción francesa y modelo pentágono.
Construida en 1976 y llegada al país en 1977, la Mosconi podía operar hasta los 400 metros de profundidad, es decir, en casi toda la plataforma continental argentina.
Siguiendo los lineamientos del plan YPF en el Mar la empresa perforó en las cuencas del Colorado, Golfo San Jorge y Austral.
El último pozo fue en la cuenca Austral (ciclón x-1). Luego, la plataforma fue alquilada por la ESSO, que completó el programa previsto (alrededor de una decena de pozos) en las dos áreas denominadas Malvina 1 y 2.
Descubrió dos acumulaciones de petróleo consideradas en ese momento, no económicas y, al igual que Shell en Magallanes, paralizó las operaciones a causa de la guerra de Malvinas.
“La plataforma fue llevada a Puerto Madryn. Este intervalo de inactividad fue interrumpido por un período intermedio durante el cual fue alquilada a la empresa Oxy para operar en exploraciones de esa compañía en área del litoral argentino.
Dos de las perforaciones fueron exitosas, pero lamentablemente no había interés comercial por la posible producción frente al costo de explotación”, sostuvo el ingeniero Luis Rabanaque.
Varios años después la plataforma petrolera Mosconi fue vendida a un broker y trasladada fuera del país para utilizarla como plataforma de producción temprana.
La cuarta etapa llega hasta nuestros días, comprende perforaciones de exploración y también de desarrollo en diversas áreas concesionadas a empresas operadoras privadas y también a cargo de YPF.
De todas maneras, la niña bonita de este período ha sido obviamente la cuenca continental de Vaca Muerta.