Muchas de las grandes entidades financieras están comprando, aprovechando la baja en el precio del metal precioso, pero también para reducir su dependencia del dólar. Los riesgos que genera la inflación de EE.UU. están detrás de esta decisión
Algo está pasando en el mercado mundial del oro en los últimos tiempos. Cuando los principales inversores deshacen sus posiciones en el metal precioso por su caída en el precio internacional, los bancos centrales deciden aumentar sus stocks, al punto de desatar una incipiente fiebre del oro, por lo menos entre estas entidades.
Si los fondos de inversión y hedge funds se retiran de los ETF y demás instrumentos financieros respaldados en oro por la baja de los valores en el mercado, hace bastante que no se veía un movimiento comprador tan intenso por parte de distintos bancos centrales.
"Por lejos, es el mayor de los últimos seis años", según un informe del grupo financiero australiano Macquarie.
Este es principalmente el caso de Rusia, cuya máxima entidad monetaria adquirió más de 383 toneladas del metal precioso entre enero de 2017 y julio de 2018, según datos publicados por el Consejo Mundial del Oro (CMO), reseñó, El Cronista
Esto representa el 57% del total comprado entre los bancos centrales. Pero si se suma a esta cantidad lo que adquirieron Turquía y Kazajistán (125 y 68 toneladas, respectivamente), entre estas tres entidades suman el 86% del total. A esta lista de bancos centrales, hay que sumar la India, Polonia, Colombia, Irak, Tayikistán, Mongolia, Kirguistán, Jordania, Egipto, Indonesia, Filipinas y Tailandia. Al revisar este listado, queda claro que varios de estos países (muchos de ellos emergentes) no nadan en la abundancia, ni mucho menos.
Pero también hay casos bastante curiosos: según el FMI, el Narodowy Bank Polski (NBP) de Polonia decidió adquirir 9 toneladas de oro entre julio y agosto pasados, lo que constituye toda una novedad para la entidad, ya que hacía 20 años que no salía al mercado, operación que se convirtió en la más grande de un país miembro de la Unión Europea en lo que va del siglo XXI.
Egipto también es un caso testigo de este nuevo paradigma, puesto que no incrementaba sus reservas desde 1978-
La fiebre compradora es tal que los bancos centrales ya poseen el 10% del stock total de oro mundial, lo que los convierte en grandes jugadores de este mercado. Una situación muy distinta a una década atrás, cuando sus funcionarios no paraban de desprenderse de sus existencias (según el CMO, llegaron a vender 2.600 toneladas entre 2003 y 2007).
"Mirando hacia adelante, esperamos que la demanda de los bancos centrales se mantenga sostenida", de acuerdo con el último informe del Consejo del Oro.
¿Por qué todos estos bancos centrales salen a comprar en estos momentos? En otras épocas, las máximas entidades tenían que hacerlo por su rol vital en el sistema financiero internacional.
En la era del patrón oro, cada país fijaba el valor de su moneda en función de sus reservas metalíferas. Luego, después de la Segunda Guerra Mundial, solo EEUU pudo sostener la libre convertibilidad de su moneda en oro, hasta que en 1971 decidió suspenderla, tras dispararse la emisión monetaria para sostener el gasto de la Guerra de Vietnam. Sin embargo, ahora la situación es diametralmente distinta.
En primer lugar, porque hoy es una buena oportunidad para aumentar las reservas a un precio bajo del oro. Desde su pico de fines de enero de 2018 (u$s 1375 la onza), su valor cayó más de un 12%. Pero esta no sería la principal causa, según los analistas. En realidad, el valor reducido es un disparador de una tendencia mucho más profunda, que buscaría diversificar los stocks de los bancos centrales para reducir su exposición al dólar.
Según el CMO, "La diversificación seguirá siendo un importante motor de la demanda, de la misma manera en que durante los próximos años se dará una transición hacia un sistema de reservas de divisas multipolar.
Además, en algunos países el deseo de desdolarización parecería estar jugando un rol en las compras de oro. Esto se debe a la suma de las tensiones geopolíticas, de la visión de largo plazo respecto del dólar y de las mutaciones estructurales del comercio mundial".
Para los expertos, en el caso del Banco Central de Rusia, la decisión de comprar tanto oro en este último tiempo se debe en gran medida a las sanciones que se le impusieron al país luego de su invasión a la península de Crimea, perteneciente a Ucrania.
El objetivo de la entidad es reducir su dependencia respecto del dólar, en un contexto internacional en el que tanto Rusia como China y Turquía quieren fomentar el comercio en divisas distintas de la estadounidense.
Esta visión es compartida por otros países cuyos bancos centrales están adquiriendo oro mucho más que antes. "El oro es una garantía 100% contra los riesgos legales y políticos", afirmó Dimitri Tulin, gobernador del banco central ruso, un comentario que bien podría haber sido manifestado por varios de sus colegas.
Pero además entra a jugar un cierto riesgo financiero de sostener un stock elevado de dólares en el largo plazo, como sostiene el informe del CMO. Porque la inflación de EEUU ha afectado inevitablemente al valor de su moneda a lo largo del tiempo, algo que los distintos bancos centrales tienen en cuenta en este regreso al oro.
Justamente, los datos del índice de precios al consumidor de la Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU muestran que, en los últimos 20 años, la tasa de inflación alcanzó el 54%, lo que da la pauta de cómo el dólar fue perdiendo valor en todos estos años: el poder adquisitivo de un billete de u$s100 en 1998 se desinfló hasta representar hoy tan solo u$s65. Un motivo bastante poderoso para volver a comprar oro.